75 años de arte, cultura y esplendor han cimentado la leyenda del Palacio de Bellas Artes de México

hombre controlador del Universo”.

En la historia de Bellas Artes no faltan los toques de leyenda: desde la creencia de que un túnel subterráneo lo conecta con el Palacio Nacional -uno de los grandes recintos políticos del país- hasta la historia del violinista fantasma que lo reclama como morada y que, según le parezcan sus directores, los deleita o tortura con su música.

Altar de homenaje de grandes figuras como Frida Kahlo y Octavio Paz en el momento de su muerte, el palacio enfrenta ahora a marchas forzadas una remodelación técnica para encarar los festejos del Bicentenario de la Independencia en 2010.

Él quería desarrollar su propia plaza, narra uno de los responsables de conservación del palacio, José López Quintero, del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), sobre los delirios del tirano Porfirio Díaz, que gobernó México con mano de hierro entre 1877 y 1880, en un primer mandato, y entre 1884 y 1911, después.

El reyezuelo se fijaba en el Zócalo, la mayor plaza pública del país, colonial y majestuosamente situada junto a las ruinas del palacio azteca de Moctezuma. A Díaz se le iluminaban los ojos con visiones de las cortes europeas, y quería contar con su propio teatro, un espacio fastuoso para elites y luminarias, donde llevar a cabo sus fantasías de emperador. Quería la vida cortesana, sentirse emperador, tener su corte y su legión de amigos y aduladores, relató López Quintero.

Su primer impulso fue rehabilitar a su gusto el antiguo teatro de Santa Anna, en la calle Bolívar, a pocos pasos del Zócalo. Pero los costos aconsejaron emprender un proyecto nuevo, y así, junto a la Alameda, nació el sueño de cúpula dorada con ángel oscuro en la punta. Díaz había quedado muy satisfecho con el Palacio de Correos, obra del italiano Adamo Boari, e hizo llamar al arquitecto para que, a escasos metros de éste, modelara su ensueño. El dictador mandó a su técnico a Europa para que se empapara del estilo imperante en construcciones del mismo tipo. Boari se fijaría especialmente en la Ópera de París, que influenciaría de manera notable su obra. Y el Palacio de Bellas Artes comenzó a construirse, con mármoles mexicanos e italianos, de Carrara. Corría 1904.

Pero la Revolución mexicana dio al traste con los planes del dictador. La insurgencia obligó a Díaz a abandonar México en 1911 con destino a la capital de Francia, donde moriría cuatro años después. Boari también hubo de salir del país en 1916, y la construcción del palacio quedó paralizada, merced de la inestabilidad política del país, donde se sucedía un régimen tras otro.

El proyecto quedó maldito por su concepción para la elite, y nadie quería tocarlo. Hasta que se pensó en reconvertirlo en algo más popular, en línea con los tiempos que corrían, y las obras se pusieron de nuevo en marcha en 1932. El encargado de finalizarlas sería un discípulo de Boari, Federico Mariscal, a quien el arquitecto italiano había dado clase en la emblemática Academia de San Carlos, donde también estudiara el muralista Diego Rivera.

Precisamente Rivera trabajó durante ocho meses en el mural “El Hombre Controlador del Universo”, un gigantesco fresco donde se retrata la lucha de clases entre capitalistas y obreros, en el que aparecen figuras como Darwin, Marx y Lenin. La inclusión del líder comunista soviético había sido precisamente el punto que dio al traste con la exhibición de la obra en el Rockefeller Center de Nueva York; Rivera, de férreas convicciones izquierdistas, se negó a retirar la figura de Lenin y prefirió retirar el mural. Después lo representaría tal y como lo concibió para que adornase Bellas Artes. Con el tiempo, otros muralistas como David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco adornarían también con su arte las paredes del recinto.

Por fin, el 29 de septiembre de 1934, el Palacio de Bellas Artes comenzó su vida, con un concierto y una representación teatral, lejos ya de los sueños de emperador del dictador que lo construyó piedra a piedra en su mente.

No sé si habrá otro teatro en el mundo que haya recibido a todos los exponentes que en su momento fueron la máxima expresión de su arte, apuntó López Quintero, citando a La Scala de Milán como posible candidato.

Bellas Artes conserva un rincón donde amarillentas páginas de periódico recuerdan la actuación de grandes figuras del arte. Un recorte de El Universal da cuenta de como el maestro ruso Igor Stravinski ensayaba con la orquesta, dirigiéndose a ellos en inglés y con precaución ante los reporteros.

Maria Callas, Montserrat Caballé, Plácido Domingo y Herbert Von Karajan son otras de las estrellas de la ópera que han actuado en el palacio.

En un principio, el diseño de la sala de espectáculos se hizo para favorecer las artes líricas, aunque se ha ajustado con perfección a otras disciplinas. Entré en Bellas Artes a través de Ravi Shankar, fue una revelación tremenda, recordó el crítico Xavier Quirarte. El músico indio, pionero y virtuoso, asociado a los Beatles, era señal de que la década de los 70 traía nuevos aires al arte del palacio. También recuerda con pasión la importancia de Bellas Artes en la escena internacional del jazz, gracias a la actuación de gigantes como Dizzy Gillespie y Teddy Wilson.

Fue un escándalo el concierto de (el divo mexicano) Juan Gabriel, pero ahora el disco que grabó en Bellas Artes es uno de sus grandes, añade.

Y el bailable jazz latino de Chico Farrell también vino al palacio a ofrecer su arte, y es que el recinto tiene una función social, no es tan excesivamente caro como puede ser el Auditorio Nacional, explica Quirarte respecto a otro de los escenarios referenciales de México, también en la capital.

Uno de los usos destacados del palacio ha sido ejercer como lugar de velatorio para los grandes de la cultura mexicana. La pintora Frida Kahlo (1954), el Nobel de Literatura Octavio Paz (1990) y la actriz María Félix, “la Doña” (2002), son algunos de los que recibieron el honor de que su cuerpo fuera colocado allí para que miles de compatriotas pudieran despedirlos con honores.

La exhibición del cuerpo de Kahlo es quizás uno de los episodios más polémicos en torno al palacio. Igual que su marido Diego Rivera -también velado en Bellas Artes a su muerte en 1957 – Frida era una activa militante comunista. Y su ataúd fue cubierto con la bandera del Partido Comunista Mexicano, lo que propició el escándalo entre la clase política del país. El episodio le costó el puesto al entonces máximo responsable del recinto.

Las retrospectivas sobre la artista se cuentan, además, entre las exposiciones que más visitas han atraído a Bellas Artes. La realizada en 2007 con ocasión del centenario de su nacimiento despertó la curiosidad de unas 400 mil personas; desde lo alto de la Torre Latinoamericana podía verse siempre una larguísima fila para entrar, especialmente en fin de semana. Aunque no es una de mis pintoras favoritas, (me impresionó) el tener tanta obra de ella reunida, hizo memoria Quirarte sobre otra muestra dedicada a Frida hace unos 15 años.

Otras exposiciones que destaca el experto son las dedicadas a los fotógrafos Henri Cartier-Bresson y Manuel Álvarez Bravo. Quirarte gozó también los encuentros de pintores jóvenes, a los que se les permitía exponer en el máximo recinto cultural. En estos momentos, el recinto alberga una completa exposición de El Greco, con material traído de España.

Después de que hace unos años se sometiera al palacio a diversas intervenciones estéticas para recuperar su grandeza, ahora es el turno de su escenario. De cara a los festejos del Bicentenario de la Independencia mexicana que se celebrarán el próximo año, Bellas Artes refina ahora sus capacidades técnicas. El asunto de los telones se daba manualmente, con eso digo todo, cuenta el arquitecto López Quintero.

Las compañías internacionales debían (y deben) adaptarse al teatro, en lugar de que fuera al revés. Ahora no va a haber ninguna limitación en cuanto a posibilidades escénicas, tras la reconversión, indicó el conservador. “Todo va a ser computerizado”, añade.

Se trabaja a marchas forzadas para estar listos en septiembre del próximo año, fecha de celebración del Bicentenario. ¿Y la crisis, afecta? “El recorte financiero ha sido generalizado en el país, quién sabe si vamos a tener disposición presupuestal, de momento seguimos trabajando hasta que alguien nos diga que no hay dinero”, concluye el experto.

Fuente:  (Agencias)

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