Coloquio Internacional “Los Animales y el recinto sagrado de Tenochtitlán”. Biología, Arqueología, Historia y Conservación, se lleva a cabo en el Colegio Nacional

El encuentro, en el que participan 47 especialistas de distintas instituciones académicas de Estados Unidos, Canadá. Francia e Inglaterra, fue inaugurado por el maestro Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y por el doctor Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor (PTM).

Durante su participación en la mesa de trabajo “La fauna del emperador en el vivario de Tenochtitlan”, el arqueólogo Israel Elizalde Méndez, quien fue distinguido por el INAH con una mención honorífica del Premio Alfonso Caso 2018 por su investigación, añadió que los hallazgos registrados por el PTM dan cuenta de los posibles usos que tuvo la fauna.

“Se han encontrado constantemente restos de pieles de coyotes y jaguares en diversos objetos, como en los tronos de los gobernantes e instrumentos de sacrificio, mientras que las plumas de las aves eran recolectadas por los amantecas para la elaboración de tocados y atavíos de los sacerdotes y gobernantes; estos animales también eran sacrificados y depositados al interior de las ofrendas”.

El investigador del INAH señaló que dicho lugar de cautiverio no tiene nada que ver con los zoológicos actuales,  pues tenían un propósito distinto, “el vivario contaba con espacios amplios abastecidos para contener a cualquier tipo de animales, eran atendidos por más de 600 personas que les daban todo tipo de alimento, incluso, las fuentes señalan que los restos de los cautivos sacrificados eran utilizados para alimentar a las fieras. Además, de que también se encontraban personas albinas o con alguna deformación”.

Relató que en la capital mexica existieron dos espacios para el cuidado de los animales que procedían de tierras lejanas, de acuerdo con un plano de 1524 atribuido al Hernán Cortés: el vivario más importante se encontraba a espaldas del recinto ceremonial, contiguo a la casa de Moctezuma II y tenía una extensión cercana a los 400 metros cuadrados, y un aviario localizado en los límites de la ciudad, por donde actualmente se encuentra la Torre Latinoamericana.

Explicó que a este sitio sólo podía entrar el emperador y sus allegados, y contaba con jaulas para los grandes mamíferos construidas con barrotes de madera incrustadas en el piso, las pajareras eran individuales con una parte cubierta para protegerse de la lluvia, y otra en la que las aves podían tomar el sol; mientras que los reptiles estaban en vasijas  acondicionadas con tierra, agua y plumas para que depositaran sus huevos”.

Por su parte, el arqueólogo Miguel Ángel Báez Pérez, integrante del Proyecto Templo Mayor, ofreció la conferencia La biodiversidad faunística del Imperio mexica vista a través de la Matricula de Tributos.

Explicó que en el Recinto Sagrado de Tenochtitlan se han encontrado más de 100 depósitos rituales acompañados de faunística poco vista en el mundo. Se han hallado restos de cerca de 500 especies animales, esta riqueza estaba ligada a la expansión militar  y la imposición de tributo a las provincias conquistadas, de esa forma la capital tenochca se transformó en un lugar cosmopolita con un gran flujo de productos novedosos destinados al gobernante y a los grupos de elite.

El investigador señaló que uno de los documentos que dan cuenta de la diversidad de fauna que llegaba a la Gran Tenochtitlan es la Matrícula de Tributos, que consta de 16 hojas de papel amate decoradas y unidas a la usanza europea, lo que podría indicar que es una copia posterior al primer contacto, fechada entre 1522 y 1530.

“Dentro de las evidencias encontradas en el documento referente a la biodiversidad faunística recolectada vía tributo podemos mencionar dos grandes grupos: las materias primas y los productos terminados. De las primeras, la matricula señala el tributo de águilas reales vivas tributadas por la provincia de Xilotepec, y las 800 conchas de nácar de Cihuatlán, Guerrero.

“Además, en 23 de las láminas se detallan productos terminados, como trajes de guerreros, escudos  y ceñidores para el cabello, profusamente decorados con diversas plumas de aves.

Durante la inauguración del coloquio internacional, el doctor Leonardo López Luján indicó que tras cuatro décadas de excavaciones arqueológicas el Proyecto Templo Mayor del INAH ha descubierto 201 depósitos rituales en los cuales se han recuperado e identificado los vestigios de especies faunísticas que son totalmente diferentes a las que suelen aparecer en los asentamientos rurales contemporáneos de la Cuenca de México.

Sostuvo que en las aldeas vecinas de los siglos XIV, XV y XVI, se han encontrado restos de animales silvestres como patos, conejos, ranas, venados,  tortugas, y en menor cantidad armadillos, codornices, peces y los moluscos de agua dulce, así como animales domésticos como los perros y los guajolotes.

A diferencia de los vestigios hallados en sus palacios y centros ceremoniales, donde destaca una inusitada riqueza  y diversidad biológica, a la fecha se han identificado más de medio millar de especies animales correspondientes a seis filos diferentes: esponjas, celenterados, equinodermos, artrópodos, moluscos y cordados, que están representados por los peces cartilaginosos,  peces óseos, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.

En el encuentro académico se presentarán 31 ponencias organizadas en siete ejes temáticos: “Captura y cautiverio de animales”, “Sacrificio y procesamiento ritual de fauna”, “Ofrendas de alimentos e ingestión ritual de animales”, “El mundo acuático en las ofrendas mexicas”, “Conservación y restauración de moluscos y peces”, “Los animales y la elaboración de instrumentos e insignias rituales” y “La fauna en la mitología y el arte”.

El Coloquio Internacional “Los Animales y el Recinto Sagrado de Tenochtitlán. Biología, Arqueología, Historia y Conservación” concluirá el próximo viernes en El Colegio Nacional (calle Donceles 104, Centro Histórico de la Ciudad de México).

Fuente: (INAHH)

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