La exposición “Rufino Tamayo en el Tamarind Lithographic Workshop” exhibirá las obras gráficas que el oaxaqueño creó en 1964

Se trata de una oportunidad única para admirar esta obra, ya que la muestra reúne 26 de las 28 litografías que Tamayo hizo en ese taller y que ahora se encuentran en diversas colecciones pertenecientes a los herederos del maestro, para compartir con el público un pequeño capítulo de la trayectoria de Tamayo como artista.

Juan Carlos Pereda, subdirector de Colecciones del Museo Tamayo, destacó que el trabajo gráfico de Tamayo es muy amplio y paralelo a su trayectoria como pintor, pues abarca 75 años ya que se dedicó a la gráfica desde los años 20 hasta un poco antes de morir.

Esta exposición, dijo, presenta la experiencia que el pintor vivió en 1964 cuando fue invitado a participar en el Tamarind Lithographic Workshop, junto a otros artistas internacionales, en un proyecto para revitalizar la litografía, que es básicamente un dibujo coloreado y que había quedado en desuso.

Por México asistieron José Luis Cuevas, el enfant terrible del arte y Rufino Tamayo, el creador más célebre de nuestro país, quienes trabajaron en una suite cuya característica principal fue la renovación de la litografía.

Ahí, Tamayo experimentó con muchos recursos técnicos que no eran considerados posibles dentro de la litografía clásica y de hecho incorporó la falta de pericia, que era un problema técnico, como un elemento estético renovador y modernizante en este género surgido en el siglo XVIII.

Lo que hizo Tamayo en el Tamarind, según Juan Carlos Pereda, fue extraordinario pues renovó la gráfica impresa como también renovó la pintura. México es un país de artistas gráficos con grandes figuras como Leopoldo Méndez que hacía una litografía impecable, tradicional, ortodoxa, en cambio Tamayo, la nutre, la enaltece y lleva la gráfica a lugares insospechados.

Y es que por ejemplo, en su obra gráfica todos los errores y las faltas de pericia de los técnicos de los talleres, los utiliza con una gran libertad creativa. Si la impresión se manchaba con un toque, una huella o una gota, quedaba eliminada y Tamayo abrió la posibilidad de incorporar esos errores como una gestualidad contemporánea, que embellecen y llenan de elocuencia cada ejemplar.

Esta muestra presenta la gráfica más sofisticada de Tamayo, Hombre transparente que deja ver al papel como valor artístico, pues tiene espacios en blanco que le dan cierta vibración a la obra.

También se exhibe el tríptico Variaciones de un hombre hecho en papel kraft enchapopotado, materiales inmediatos los cuales manejó con calidad, sutileza y elegancia y que convierten a esta serie en una obra maestra de la litografía del siglo XX.

En la serie Fantasma, Tamayo hizo algo que hasta ese momento no había ocurrido en la gráfica: dejar ver el proceso artesanal, subterráneo y casi secreto de la litografía, al presentar cada parte del proceso: el dibujo inicial, luego con textura y finalmente el mismo dibujo entintado en color.

Los asistentes también podrán apreciar litografías en blanco y negro que si bien parecen a una tinta, en realidad tienen tres: una negra opaca, una transparente y una brillosa, donde el artista deja visibles también los trazos generados por el crayón.

Rufino Tamayo en el Tamarind Lithographic Workshop exhibe además las litografías Perfil de un hombre, Dos niños, Media luna, Personaje en una cueva, Hombre a la puerta y Cabeza de coloso, entre muchas otras, las cuales se complementan con los óleos que están de manera permanente en la Sala Tamayo como Hombre en rojo, Dos mujeres, La gran galaxia y Sandías.

La muestra estará abierta hasta e febrero de 2019. La exposición ofrece una oportunidad única para ver reunidas estas obras provenientes de diversas colecciones y de las cuales sólo se hicieron 20 ejemplares, mismas que se encuentran en recintos de todo el mundo como el MoMA y el Museo Albertina de Viena. La cita es en el Museo Tamayo, ubicado en Reforma y Gandhi.

Fuente: (CONACULTA)

Leave a Reply