La elaboración de ténabaris para pascolas, venado y fariseos, es una de las más valiosas y originales expresiones artesanales del Noroeste Mexicano
La danza de Pascola y Venado junto con todos los saberes que encierra, como la elaboración de los ténabari, es una tradición que unifica a los pueblos del noroeste mexicano: yoeme (yaqui), yoreme (mayo), makurawe (guarijío), o´odham (pápagos), comcáac (seri), o´ob (pima), odami (tepehuano del norte) y rarámuri (tarahumaras), al ser su único elemento identitario, detalla el antropólogo José Luis Moctezuma Zamarrón, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Sonora.
Sonora, MX.- 23 de Junio de 2018.- Los tobillos de los danzantes de venado son fuertes. Apisonan la tierra con golpes decididos para hacer escuchar sus dos sartas de capullos, como pequeñas sonajas. Los pascolas en cambio, portan poco más de mil que han sido cosidos a siete brazadas de hilos de algodón, con los cuales se cubren ambas pantorrillas, del tobillo a la rodilla. En lugar de larvas guardan pequeñas piedras, colectadas en los hormigueros del monte, junto con los capullos de seda tejidos por un gusano y abandonados por una mariposa.