México: democracia a madurar

A continuación, amigos lectores, les voy a compartir un extracto de mi plática con ellos; primeramente les pregunté a los tres, cómo se ve desde España el tema de las próximas elecciones en el país azteca, en opinión de  Mercedes García Montero: “México es un país que siempre ha interesado a España no sólo por los lazos económicos, sino  también por los culturales. Ahora bien si la pregunta está relacionada con el seguimiento que el proceso electoral está teniendo en la opinión pública española, creo que –comparado con otras ocasiones- está teniendo uno menor. Quizá esté motivado por los problemas políticos que está enfrentando España en los últimos meses,  así como otros acontecimientos internacionales, que han liderado la agenda de los medios de comunicación”.

            Por su parte, Ignacio Martín Granados dijo que: “Se siguen con interés, principalmente por motivos culturales y comerciales que unen  a ambos países; por ser vecino de Estados Unidos y conocer cómo serán las futuras relaciones con un presidente tan imprevisible como Trump; y porque el escenario político parece que va a ser inédito, dando paso como posible ganador a un candidato que no es ni del PRI ni del PAN”.

            Aunque en voz de Luis Arroyo: “Se ven con cierta distancia y cierto desinterés. Por supuesto, México es un país muy importante, pero su política no despierta gran interés entre los españoles. Por ejemplo, se ve con mucho más interés lo que sucede en Venezuela o en Cuba, por razones obvias”.

            ¿Qué creen que esté aconteciendo  regional o también globalmente en el sentido de que nuevamente se ve un resurgimiento del poder político de los polos extremos ya sea de izquierdas o de derechas? García Montero respondió que: “No creo que esta elección sea una elección marcada por polos ideológicos extremos. En el lado de la izquierda el candidato que  las encuestas dan ganador, López Obrador, es un político con una larga trayectoria y eterno candidato en elecciones presidenciales. En comicios anteriores las encuestas también le daban la victoria y al final con resultados muy reñidos –y también cuestionados por sus simpatizantes- perdió frente a otros candidatos. El candidato al que las elecciones sitúan en segundo lugar, Ricardo Anaya, es apoyado por una coalición de partidos entre el PAN y también el PRD en el que militaba López Obrador hasta su salida en 2012. Por su parte, el tercer candidato, José Antonio Meade, es propuesto por el PRI, partido del actual presidente Enrique Peña Nieto. Es difícil encasillar al PRI dada la amplia historia política que ha tenido en el país aunque sus políticas, en el último período, han sido de corte liberal en términos económicos y a favor del mercado”.

            En tanto que Martín Granados consideró que:  “Hay una corriente a nivel mundial de hartazgo de las fórmulas tradicionales. En España se habla de PPSOE (PP+PSOE), a pesar de representar dos posturas ideológicas, y los partidos alternativos (Ciudadanos y Podemos) parecen que pueden adelantarles en intención de voto. En México, también se opina que PAN y PRI son lo mismo. Es decir, existe un nuevo eje político, más allá del ideológico izquierda-derecha que es el de viejos contra nuevos partidos, y éstos muchas veces están encarnados solamente por candidatos (como el caso de Emmanuel Macron en Francia)”.

A COLACIÓN

            De la capacidad de influencia política-electoral en esta latente muchedumbre juvenil, para  Martín Granados en el caso de México está por ver si se confirma que son decisivos acudiendo en masa a las urnas, “pero todo apunta a que el voto de los jóvenes decantará el resultado de las elecciones”.

            Desde la perspectiva de Luis Arroyo son jóvenes muy bien formados y preparados que pueden “comunicarse como nadie antes, que viajan, que conocen el mundo mucho mejor que sus padres y abuelos, y que, sin embargo, no encuentran oportunidades”.

¿Qué opinan los tres expertos de la democracia mexicana? García Montero abundó que: “En las últimas décadas la sociedad mexicana ha gozado de libertad de expresión. No obstante existen amenazas importantes relacionadas con tres elementos: la violencia, la corrupción y la desigualdad”.

            Mientras que Martín Granados advirtió tajante: “Los próximos comicios pondrán a prueba la calidad de la democracia mexicana. Tras años de gobierno del PRI, el PAN puso fin a ese reinado y hoy nos encontramos ante la posibilidad de que un candidato -que además ha criticado duramente las instituciones- que no pertenece a ninguno de los dos partidos que han gobernado México sea el próximo presidente”.

México es una democracia, pero hay un descontento profundo con sus resultados: la corrupción, la violencia e inseguridad, y la persistencia de la pobreza y la desigualdad son amenazas importantes que se deben resolver para que los ciudadanos puedan confiar en el sistema”.

            Por su parte Arroyo remarcó que la mexicana, es una democracia sin duda asentada “pero francamente débil. La muy particular perpetuación inicial del PRI ya es cosa de la historia, pero persisten la sensación de corrupción y de enorme influencia del narcotráfico”.

            Ahora bien, del alza de los populismos, García Montero explicó que en América Latina recién iniciado el siglo XXI se produjo el denominado “giro a la izquierda” con la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela a la que siguieron diferentes victorias electorales que llevaron a presidentes de izquierda al frente de los gobiernos. Algunos de estos líderes -Chávez y Nicolás Maduro (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador) o Evo Morales (Bolivia)- fueron identificados como populistas por sus discursos dicotómicos en la identificación del pueblo frente a la oligarquía y las élites.

      Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales 

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