Estoy llena de niñas intrépidas, atrevidas, personajes, quizá, de alguien que quise ser: María Baranda

Editado por Vaso Roto, este poemario cuenta una historia en 66 poemas, una idea que a la autora le surgió a partir de unos dibujos, “de un artista, no podemos decir que haya sido un pintor, que se llamó Henry Darger, era un recolector de basura y en el momento que muere un vecino suyo en Chicago abre el departamento y descubre  que había escrito una novela que se llamaba Las Vivianas y la tenía pegada en todas las paredes de su departamento y eran unos dibujos de unas niñas con sexo de niños, como hermafroditas.

“Henry Darger había sido un recolector de basura durante muchos años y se dedicaba a coleccionar tapas, frascos, lo que hace mucho el arte contemporáneo hoy día y cuando abrieron esa casa, tuvo inmediatamente un espacio en el Instituto de Arte de Chicago y fue ahí donde conocí esos dibujos hace casi 20 años”.

En entrevista, María Baranda platica también de Sombra y materia, un libro de poemas que acaba de terminar de escribir y le llevó construir cerca de tres años. “Es un poema de largo aliento, es un canto y es difícil sostenerlo en tantos años de trabajo; todo el tiempo tienes que meterte en el poema, en el cuerpo vivo del poema. Es la parte oscura del ser, no necesariamente mía sino de la época y la parte que sí llega a concretarse en el amor y en la vida; es una cuestión dialéctica todo el tiempo, una conversación entre la sombra y lo que es el mundo, el mundo posible”.

De este poemario la inspiración, comenta la poeta, surgió de un sentimiento. “Recuerdo que estaba caminando, en los Viveros de Coyoacán y sentí mucha tristeza, una suerte de melancolía que es lo que siempre siento antes de empezar un libro y tengo que hacer como una reflexión interior de qué me pasa, qué es lo que acabo de leer o qué escuché”.

De Sombra y materia aún no hay fecha de publicación, “ese lo acabo de escribir, entonces todavía se mete un rato al cajón para ver si después me funciona”.

Autora de libros infantiles como Marte y las princesas voladoras, Silena y la caja de secretos, Un lugar en el mundo, entre otros títulos, María Baranda, adelanta la publicación, para este año de ¿Quién tiene sueño?, un libro dedicado a los pequeñitos, editado por ediciones El Naranjo. “Es un arrullo, es un niño que empieza a hablar de todo lo que le pasa antes de dormir, está contado verso, hasta que poco a poco se va durmiendo”.

Embajadora de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil 2017, Premio El Barco de Vapor, Premio FILIJ de Cuento para Niños, María Baranda ha sido gran lectora desde muy joven, asegura que el impulso para escribir a los niños, surgió de la necesidad por tener lecturas. “Empecé a escribir como a los nueve años precisamente porque no encontraba libros para mí, yo no encontraba esas historias que le hablaran a la niña que yo era. Entonces lo que hacía era reescribir las historias que me daban en casa, que yo iba leyendo por mi parte; ese no encontrar lo que necesitas fue lo que me movió para ser escritora”.

“Ahora los autores estamos vivos y les escribimos a los niños, es un nuevo fenómeno, un fenómeno que tendrá, no sé, unos 40 o 50 años, quizá un poquito más, antes los libros para niños no se escribían específicamente para ellos, también porque el concepto de infancia se ha movido mucho a lo largo de la historia, los niños no eran importantes.

“El que empieza a decir lo que es un niño es Rousseau, crea el concepto de infancia pero antes de eso no había nada. Los libros que escribió Perrault, las historias, no estaban escritos para niños, eran escritos para divertir a la corte, para pasar el tiempo, eran libros escritos en general; las historias de los hermanos Grimm eran recogidas por las mujeres, ahora se sabe, y eran parte de una tradición para hacer el rito de cantar y contar en las noches”.

Autores como Emilio Salgari, Louisa May Alcott y la vida de muchos santos como San Mateo influyeron de manera importante en sus libros para niños. “Me interesan los personajes fuertes, estoy llena de niñas detrás de mí; son niñas intrépidas, son niñas valientes que descubren una postura distinta en la vida, que se atreven a hacer cosas, algunas escriben y otras no, porque no necesariamente son mi alter ego pero son, quizá, parte mía, de alguien que yo quise ser”.

La poeta, narradora y traductora es Premio Internacional Jaime Sabines, Premio de Poesía Amado Nervo, Premio Iberoamericano de Poesía Francisco de Quevedo, Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta, Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, entre muchos otros reconocimientos.

María Baranda considera la poesía como su centro y el paso del tiempo un tema recurrente. “Yo creo que es una mirada que un día tuve que es como un desdoblamiento, recuerdo haber estado en mi casa, en mi recámara, de niña y ver la Luna y tuve verdaderamente una epifanía, se sentía algo muy extraño, es como si yo no estuviera ahí y como si pudiera salirme por la ventana y de pronto preguntarme- ¿y yo qué hago aquí?- y esa pregunta todavía me sigue.

“La poesía es mi eje, es como mi vértebra, mi espina dorsal, yo regreso a la poesía y estoy en la poesía todos los días porque siento que ahí me constituyo, que ahí estoy viendo esa Luna, descubriendo, queriendo saber qué hago aquí en este planeta y siento que la poesía me da esa respuesta; lo demás son como las ramas de ese tronco que es mi columna vertebral”.

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