Especialistas del INAH identifican siete sitios arqueológicos que develan el pasado prehispánico de la costa nayarita

A cargo de tales labores está el arqueólogo José Rodolfo Cid Beziez, de la Dirección de Salvamento Arqueológico, de la Coordinación Nacional de Arqueología, con la colaboración de la arqueóloga Concepción Cruz Robles, quienes informaron que este proyecto se originó en 2015 en un área de 300 hectáreas.

Dentro del polígono se han recuperado y estudiado más de 97 mil 934 tiestos, muchos asociados a artefactos de molienda y utensilios domésticos, como vasijas y cerámica bicroma, además de 37 cascabeles metálicos y dos espejos manufacturados sobre núcleos agotados de obsidiana.

Asimismo, a lo largo de los siete sitios arqueológicos se han identificado 426 petrograbados con motivos que van desde sencillas líneas hasta espirales, figuras antropomorfas e incluso tallas que aluden a elementos acuáticos del Altiplano Central mesoamericano, como los chalchihuitls.

“En términos generales y aunque la semejanza no es total, muchos de los elementos cerámicos guardan relación con la tradición Aztatlán, documentada por la investigadora Isabel Kelly en sitios arqueológicos como Chametla y Siqueros, en Sinaloa, o San Felipe Aztatlán y Tuxpan, en Nayarit, pero particularmente con Amapa, ubicado al suroeste del actual municipio nayarita de Santiago Ixcuintla”, detalló Concepción Cruz.

Las diferencias entre lo encontrado en esta región y la cerámica de Amapa estudiada por Isabel Kelly y Clement Meighan en 1976, podrían indicar que la región tuvo un desarrollo aparte, aunque los arqueólogos coincidieron en que tal afirmación es aún temprana. 

Algo similar ocurre con los fechamientos de los sitios, ya que se teoriza que en ellos pudo residir más de un grupo cultural en diversos momentos de la historia. De momento, explicó Rodolfo Cid, se tiene un horizonte temporal que va del periodo Clásico Tardío al Posclásico Temprano (500 al 1200 o 1300 d.C.).

Los sitios comentados son denominados: El Arroz, Cerro Canalán, Playa Canalán, El Arenal, Majahua, El Arco y Camino a Majahua. Si bien todos corresponden a caseríos y aldeas ubicadas en las cuencas de macizos montañosos y valles intermontanos, presentan algunas particularidades.

En Cerro Canalán, por ejemplo, se localizaron petrograbados cuya elaboración quedó inconclusa, lo que permitió a los arqueólogos conocer su técnica de manufactura por puntilleo y desgaste. 

Dentro de El Arenal, una planicie con una longitud mayor a los 3.5 kilómetros, se tienen identificados cinco montículos cuyas dimensiones van desde los 24 hasta los 64 metros de diámetro. Pese a que hasta ahora no pueden inferirse estilos arquitectónicos o sistemas constructivos, en 2018 se realizarán excavaciones extensivas en ellos.

Otro de los sitios más llamativos es Majahua, donde a su vez se tienen cuatro emplazamientos, además de petrograbados, cerámica asociada a la referida tradición Aztatlán y elementos de lítica cuya cantidad y estado (dado que algunas piezas se observan todavía en proceso de manufactura) sugieren pertenecían a un taller de lapidaria.

En Majahua también se encontró una zona de enterramientos humanos en la que destacan dos tipos de tratamiento a los 12 individuos allí localizados, pues mientras los infantes fueron cremados y depositados en urnas funerarias, los adultos se inhumaron de forma directa. La excepción es un adulto que fue cremado y al cual se le ofrendaron 16 cascabeles y los dos espejos de obsidiana mencionados; dada la abundancia de elementos asociados y la relación de los espejos con deidades como Tezcatlipoca, se cree que los restos pertenecen a un personaje de alto rango.

Los remanentes de otra construcción, probablemente un templo o huey calli, edificado con materiales perecederos en al menos dos fases constructivas fueron identificados en El Arco. En tanto, el sitio Camino a Majahua reveló la existencia de tres fosas cavadas sobre roca arenisca a la manera de las tumbas de tiro del Occidente mexicano, sin embargo, estas cavidades (con diámetros promedio de 80 centímetros y profundidades de entre 60 centímetros y dos metros) habían sido saqueadas con anterioridad.

Un elemento más que destaca en Majahua son una serie de rocas que se tallaron en los márgenes del cráter volcánico que dio origen al macizo montañoso que enmarca al sitio. Hasta el momento se tienen registrados, dibujados y localizados con GPS, 112 de los petrograbados que circundan al cráter del cerro Majahua.

Los arqueólogos comentaron que este año se realizarán estudios de carbono 14 para establecer fechamientos absolutos en algunos de los contextos excavados, así como reforzar y afinar la cronología propuesta por seriación cerámica. Asimismo, se realizarán las citadas excavaciones extensivas en El Arenal.

“Cuatro de los montículos se van a excavar y limpiar. No obstante, hemos pedido que el quinto montículo, de 25 metros de diámetro, quede como reserva de manera que a futuro, quizá bajo nuevas técnicas de investigación, pueda ser analizado”, finalizó el arqueólogo.

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