“Los mundos de Germán Gedovius”, exposición en el Museo Nacional de San Carlos que rinde homenaje a uno de los principales exponentes del arte mexicano a 150 años de su nacimiento

Con el propósito de continuar con esta línea se presentará una retrospectiva sobre la vida y obra de uno de los principales exponentes del arte mexicano de finales del siglo XIX y principios del XX: Germán Gedovius (1867-1937), a 150 años de su natalicio.  

En la exhibición Los mundos de Germán Gedovius, compuesta por alrededor de 40 obras, se muestran dos de los universos más cautivantes del artista. Por un lado, se encuentran los paisajes y pinturas de interiores, en los que el México rural es inmortalizado al exaltar las añoranzas de un tiempo transformado. En estas piezas, la desolación y el abandono nos narran la situación del país durante y después de la lucha armada de 1910.   

El otro mundo de Gedovius se centra en los retratos que realizó a algunos de los personajes más importantes que incidieron en su carrera artística y, asimismo, se exhiben muestras de retratos femeninos, los cuales dotó de un vínculo estético relacionado con la esencia, sustancia y creación de la naturaleza.    

De padre alemán y madre mexicana, German Gedovius nació con sordera congénita, por lo que comenzó a dibujar para poder comunicarse. Al ver sus aptitudes para el arte, su familia lo inscribió en 1882 en la Academia de San Carlos, donde permaneció cinco meses. Posteriormente viajó a Alemania para recibir tratamiento para su enfermedad; logró escuchar un poco y hablar entrecortadamente.

Aprendió la lengua germánica y a pintar dentro de la estética alemana al estudiar en la Academia de Pintura de Múnich. Su estancia en esas tierras le permitió recibir una formación más tradicional y académica, estudió a los maestros barrocos y su admiración por la pintura flamenca y holandesa le hizo tener predilección por las bellas superficies trabajadas a la manera antigua, elementos visibles en la mayoría de sus obras.    

Regresó a México en 1893 y dio a conocer su obra en la XXIII Exposición de la Academia de San Carlos (1898), en la que recibió una buena crítica. Colaboró ilustrando diversos números en la Revista Moderna, pero no fue hasta 1903 cuando inició su etapa más relevante al ser nombrado maestro de pintura de claroscuro en la llamada Escuela Nacional de Bellas Artes bajo la dirección de Antonio Rivas Mercado. Entre sus alumnos se encontraban Ángel Zárraga, Diego Rivera, Ignacio Rosas y Francisco Goitia, entre otros.              

En 1910 participó en la Exposición del Centenario, organizada por el Dr. Atl, pero durante la Revolución Mexicana la Escuela Nacional de Bellas Artes tuvo que cerrar sus puertas por algún tiempo. A pesar de esto, Gedovius se mantuvo activo y presentó su obra en la exposición organizada en San Carlos en 1914, y participó en Salón Bach en 1917.

El maestro continuó dando clases en la academia, a la par de abrir un estudio de pintura en la colonia Roma. Esta escuela se dedicó a la formación artística de “señoritas de buenas familias”, entre estas alumnas sobresale Pilar Calvo, pintora de la cual el Museo Nacional de San Carlos conserva dos obras.                 

Realizar un homenaje a un artista tan importante como Germán Gedovius es un compromiso para este recinto dependiente del Instituto Nacional de Bellas Artes, pues en él se resguardan 19 pinturas donadas en 1994 por la señora María de la Concepción Guizar viuda de Cuevas. Asimismo, se pretende traer al presente su nombre y exaltar sus aportaciones y papel como formador de artistas, y recordar que maestro y alumnos lograron forjar una de las etapas más importantes y productivas dentro del arte del México de principios del siglo XX.

Los mundos de Germán Gedovius se inauguró este sábado 11 de noviembre en el Museo Nacional de San Carlos, ubicado en Puente de Alvarado 50, en la colonia Tabacalera, donde permanecerá hasta el 25 de marzo de 2018.

Acerca del artista

Nace sordomudo, en la ciudad de San Luis Potosí el 1 de marzo de 1866, para expresarse no empleaba la mímica sino el dibujo, por lo que en muy poco tiempo afirmó sus líneas y cobró una habilidad extraordinaria para dibujar sus ideas con gran expresividad y rapidez. 

Con los centavos que le daban sus padres como pago de su trabajo, el muchacho se compró unas pinturas en polvo que mezcló con harina y aceite de comer. Con estos ingredientes trazó su primer cuadro en un trozo de manta: una imagen religiosa. 

Fue enviado a la ciudad de México a la Academia de San Carlos, donde trabaja con Salomé Pina y Rafael Flores.  Al cumplir veinte años fue enviado por su padre a Alemania para seguir sus estudios y para recibir tratamiento médico en clínicas especializadas, se traslada a Munich, en cuya Academia Real aprende a dibujar al carbón y reinicia su clase de pintura. 

Decide regresar a México, dos de sus obras más famosas fueron, además de su “Autorretrato”, el retrato del diplomático Luis Quintanilla realizado en 1903, el que ha sido considerado como uno de los retratos de primer orden. Otras de sus obras fueron: “Convento del Carmen”, “Sacristía de Tepotzotlán”, “Amapolas”, “Retrato de la señora Rondero”, “Tarde de Verano”, “Cabeza de viejo”, etc… Su estilo es el de un pintor académico romántico.

Fuente: (CONACULTA y latinamericanart.com/es/artistas/german-gedovius)

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