La nata del NAFTA-TLCAN

Y es que no es un tema emergente surgido de anteayer, desde la campaña presidencial como candidatos tanto Hillary Clinton como Donald Trump refrendaron en diversos actos y como parte de su estrategia  de campaña, la necesidad de reactualizar el tratado comercial con México y Canadá, a propuesta de la candidata demócrata o bien el caso más extremo echarlo para atrás como reiteraba desafiante el candidato republicano.

            La victoria de Trump ha provocado una serie de reacomodos  no nada más en la política interna estadounidense sino también en el escenario mexicano, el retorno de Videgaray pero esta vez a Relaciones Exteriores,  revela mucho de ese sentimiento de tirantez (como presentimiento)  en lo concerniente con la agenda internacional con Estados Unidos. 

            El propio secretario de Relaciones Exteriores reiteró además en un desayuno informativo con periodistas que el país azteca lleva meses aguardando “con los mejores negociadores comerciales comenzando por el propio Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, listo con sus propuestas”.

            Videgaray cree que al final “se llegará a buen puerto” porque así como Estados Unidos es comercialmente importante, el mercado mexicano es bastante relevante para el estadounidense.

            La propia dinámica de la globalización es hacia la apertura, hasta la propia China en voz de su mandatario Xi Jinping, se ha convertido en defensora a ultranza del libre comercio y las menores barreras proteccionistas posibles.

            Tal parece que Gran Bretaña con el Brexit como Estados Unidos con Trump quieren reconducir la dialéctica de sus propias economías en sentido contrario a las manecillas del reloj y lo hacen bajo la hipótesis de que el neoproteccionismo terminará con algunos de los problemas socioeconómicos que enfrenta cada país por separado. 

            Por cierto que al canciller Videgaray –a quien saludé durante su visita en Madrid-, se le nota sereno y seguro; de alguna forma qué es lo peor que puede pasarle a la economía mexicana si llegase a romperse el NAFTA-TLCAN, pues simplemente reconducirse en sus relaciones comerciales tanto con Canadá como con Estados Unidos bajo la premisa de los acuerdos establecidos y vigentes normados por  la Organización Mundial del Comercio (OMC). 

            La propia Roberta Lajous, embajadora de México en España, me lo recordó hace unas semanas atrás cuando la entrevisté en exclusiva acerca del 40 aniversario del restablecimiento de las relaciones bilaterales diplomáticas con el país ibérico.

            A juicio de Lajous, respecto del respeto al orden internacional, me dijo que: “Lo que es importante son las muestras que han habido de preservar el orden internacional establecido desde el final de la Segunda Guerra Mundial porque allí están las  instituciones y las reglas del juego.  Por ejemplo, para  nosotros es fundamental la  existencia  de la Organización Mundial del Comercio y de las reglas que han venido acordando todos los países;  nosotros podemos vivir con o sin TLCAN siempre y cuando se respeten las reglas establecidas por la OMC”.

A COLACIÓN

            Si bien México no quiere una globalización salvaje, como lo refirió la diplomática azteca durante nuestra charla, SÍ demanda una relación de quid pro quo en materia internacional que sea lo más justa, dinámica y equitativa posible. 

            Esto implica que la renegociación del tratado firmado en 1993 entre México, Estados Unidos y Canadá y puesto en vigor el primero de enero de 1994, no será fácil ni sencilla mucho menos con el presidente Trump profiriendo amenazas al estilo del viejo oeste en su cuenta de Twitter.

            Hace unos días, el magnate descargó su ira contra los ganaderos canadienses que afectan con sus precios, aseguró Trump, a los productores estadounidenses.

            Ayer, lo volvió a hacer, con cierta rabia para ver si mete el miedo en el cuerpo con uno de esos tuiters matones “voy a terminar el NAFTA en dos o tres días”.

            Unas horas después volvió a escribir en su cuenta @realDonaldTrump  que recibió las llamadas “del presidente de México y del primer ministro canadiense solicitando renegociar el NAFTA antes que concluirlo… yo estoy de acuerdo”.

            Lo más importante es que el país azteca mande a sus mejores negociadores que lleven sus carpetas bajo el brazo con todo cuanto es menester de mejorar –sin que nos gane la paranoia- considerando que son 23 años desde que entró en marcha en los que el mundo ha cambiado vertiginosamente. Simplemente el comercio sustentable, las energías renovables y la responsabilidad social corporativa son hoy en día temas ineludibles. Es tiempo de quitarle la nata al tratado…

 *Puedes opinar en http://claudialunapalencia.blogspot.com.es economista experta en periodismo económico, geoeconomía y análisis internacional

 

 

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