México con daños colaterales por Brexit

Veámoslo por el lado del comercio. En las relaciones comerciales nada más con la UE, Reino Unido realiza  el 44% de sus exportaciones y el 53% de sus importaciones. De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística británica tiene un déficit comercial por 69 mil 690 millones de euros al cierre de 2015.

Sus mayores déficits son con Alemania (25 mil 141.3 millones de euros), España (9 mil 463.5 millones de euros) y Bélgica (5 mil 900.65 millones de euros) y sostiene un superávit con Irlanda (8 mil 054.6 millones de euros), Dinamarca (1 mil 081 millones de euros), Malta (312.8 millones de euros), Finlandia (146.05 millones de euros) y Bulgaria  (25.3 millones de euros).

La recomposición de todo ese tejido empresarial con la UE está ahora mismo en masa gris y lo que es peor todavía todos los países que signaron un acuerdo o tratado comercial con la Unión Europea y se beneficiaban de comerciar obviamente con mayores ventajas con los 28 miembros ahora se quedarán sin ese trato más laxo con Reino Unido volviendo prácticamente al punto cero en el que se encontraban. 

“La UE mantiene numerosos acuerdos de libre comercio (ALC) con determinados países en todo el mundo. Además del capítulo habitual por el que se proporciona un tratamiento arancelario preferencial, estos acuerdos a menudo incluyen también cláusulas sobre facilitación del comercio y reglamentación comercial en ámbitos como la inversión, la propiedad intelectual, la contratación pública, las normas técnicas y las medidas sanitarias y fitosanitarias”.

Estos son los daños colaterales no calculados por el Brexit, técnicamente Reino Unido al irse de la UE abandona todo en consecuencia no formará parte más de los acuerdos, tratados ni asociaciones comerciales de los que venía formando parte al estar dentro del clan.

De esta forma, Reino Unido saldrá de los acuerdos de libre comercio que la Unión tiene con: Argelia, América Central, Colombia-Ecuador y Perú; Egipto, Jordania, Líbano, México, Georgia, Moldavia, Ucrania, Túnez, Palestina y los Balcanes. Desde luego el más reciente signado con Canadá.

Para México, implica perder una ventaja, al salirse un socio de primerísima línea del club europeo con un mercado en expansión y una creciente demanda de alimentos y productos. 

Precisamente en los primeros días de este mes de abril (del 3 al 7) Ildefonso Guajardo, titular de Economía, viajará a Bruselas para reunirse con Cecilia Malmström, comisaria europea de Comercio, con el cometido de iniciar la ronda para reactualizar y renovar el Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea (TLCUEM) en vigor desde 1 de julio de 2000; y que genera un flujo de mercancías cercano a los 53 mil millones de euros.

Guajardo se encontrará (en esta nueva inyección de vigor en el acuerdo con la UE) con que México no cuenta más con el mercado británico. El próximo encuentro con Malmström será en el país azteca del 26 al 29 de junio. 

A COLACIÓN

La Embajada de España en Londres ha puesto en operación una ventanilla única del Brexit para atender y tratar de despejar las múltiples dudas de sus ciudadanos españoles del otro lado del Canal de la Mancha. 

Hay temores acerca de las trabas que puedan surgir en contra de la movilidad humana, de su libre desplazamiento, que hasta al momento ha permitido vertebrar un nuevo mapa europeo gracias a esas facilidades provistas por un solo pasaporte europeo y que permiten cambiar de residencia por múltiples razones mundanas. 

En la UE de los 27 miembros (ya no contamos a Reino Unido) viven 1.2 millones de ciudadanos británicos mientras que en territorio inglés lo hacen más de tres millones de europeos comunitarios. 

            Por ejemplo, en España viven 381 mil británicos la mayor parte son jubilados que han comprado una  vivienda en las soleadas costas ibéricas y que mes con mes reciben su jubilación concedida por una empresa inglesa depositada en un banco español. Estas personas no han necesitado de ningún trámite de nacionalidad, ni permisos de trabajo, simple y llanamente por formar parte de la UE han usado ese paraguas para retirarse en tierras más cálidas.

            Ahora, todos se preguntan cómo quedarán  las nuevas condiciones, los británicos no pueden adoptar la nacionalidad de otro país más que renunciando a la suya; y las dudas crecen porque ya se masculla inclusive de que tras el Brexit todos los británicos en suelo español tendrían que pagar cerca de 350 euros mensuales para tener una tarjeta sanitaria. 

            La falta de certezas también tiene de los nervios a los más de tres millones de europeos que viven –por diversas circunstancias-, en alguna parte de Gran Bretaña. 

 

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