“Andanzas de un liberal queretano. Hilarión Frías y Soto”, de Beatriz Lucía Cano Sánchez, se presentó en la 38 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería

A este complejo personaje, que destacó dentro del debate público, además de ser un notable literato y dedicarse a la docencia, la política y la historiografía —actividades con las cuales ganó cierto renombre—, está dedicado el libro Andanzas de un liberal queretano. Hilarión Frías y Soto, de Beatriz Lucía Cano Sánchez, de la Dirección de Estudios Históricos (DEH).

El volumen, editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se presentó en la 38 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. La autora afirmó que el objetivo es presentar un amplio panorama de la vida y obra de un hombre que no ha sido colocado en el sitio que le corresponde dentro de la historia política y literaria del México del siglo XIX.

Desde las páginas de los rotativos y de sus obras literarias, refirió, Hilarión Frías y Soto realizó la crítica a los excesos de la sociedad, al sistema político y a las instituciones, también incluso a la mujer, porque según el personaje, representaba la causa de la mayor parte de los males, ya que la consideraba la cuidadora de la sociedad.

“En sus textos encontramos esa dicotomía de la época, por una parte, el progresismo en sus ideas políticas y propuestas legislativas, como su ley del divorcio y, por el otro, su conservadurismo ligado al catolicismo”, dijo.

Helia Bonilla, historiadora del arte por la UNAM, destacó el reto que significó para Cano Sánchez situar y reconstruir, siglo y medio después, la trayectoria vital de un personaje relativamente menor.

“La autora abre muchas vetas de la rica biografía de Hilarión: la trascendencia de su familia para su tierra natal, Querétaro; la trayectoria política, periodística y literaria; el análisis de sus novelas y también el de sus escritos históricos”, resaltó Bonilla.

La especialista en gráfica y caricatura política mexicana de finales del siglo XIX y principios del XX, mencionó que, como periodista y escritor de costumbres, Frías y Soto conoció a los ilustradores y caricaturistas más importantes de su época y trabajo con varios de ellos, en particular hubo una cercanía con Hesiquio Iriarte y Constantino Escalante, ambas figuras de las más emblemáticas de la historia de la litografía en México.

Helia Bonilla detalló que Hilarión e Iriarte colaboraron juntos en Los mexicanos pintados por sí mismo, obra señera dentro del costumbrismo mexicano, y siete años después, se reencontraron en el periódico La Orquesta, una de las publicaciones con caricaturas más importantes y más longevas del siglo XIX, junto con El Hijo del Ahuizote.

Rogelio Jiménez, investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y especialista en historia moderna y contemporánea de México, refirió que el protagonista del volumen, a lo largo de su transitar en los ámbitos en los que se desempeñó, tuvo lapsos donde brilló pero también donde cayó, los cuales determinaron muchas de sus acciones.

Para el historiador, en el libro hay tres grandes líneas que constituyen un legado para la historiografía. La primera es el papel político que cumplió este personaje, quien entabló una serie de nexos intelectuales y políticos con diferentes sectores de la sociedad mexicana.

Durante la Intervención Francesa,  fue parte de los médicos que estuvieron cerca de Maximiliano poco antes de su fusilamiento; todos estos factores hicieron que ganara relevancia, al grado de que, después del triunfo de la República, fue nombrado diputado por su estado natal.

Desde ese punto parte a la discusión política, primero contra Juárez porque no le gustaba la política que estaba implementando y consideraba que había intervenido directamente en la manera en que se estaba gobernando su estado.

“Frías y Soto estuvo más vinculado con el lerdismo (Sebastián Lerdo de Tejada) y llegó a ser un defensor del porfirismo, aunque posteriormente renegó de él y se inclinó hacia el reyismo (Bernardo Reyes). Todos estos tumbos que tuvo en la política, no fueron propios de este personaje, en realidad hubo muchos que cambiaban de bando político en virtud de las circunstancias que se generaban en el momento”, expuso el historiador.

Un segundo aspecto a destacar para Rogelio Jiménez es su escritura literaria. Fue creador de novelas de índole social, en las que cuestiona los males de la sociedad y que prácticamente permanecen inéditas, ya que se publicaron como se acostumbraba en el siglo XIX, por entregas y en periódicos.

El tercero son sus escritos sobre la historia. Hilarión es uno de los  iniciadores de la escritura del pasado inmediato. Al proclamarse el triunfo de la República, aparecieron en Europa textos que cuestionaban lo sucedido en México, sobre todo, en Querétaro. Tradujo esos libros y los corrigió para indicar qué había pasado en México y por qué se había procedido de esa manera con el archiduque austriaco. “Esta faceta ha sido poco explorada por la historiografía, porque siempre se piensa en Riva Palacio o en personajes como Altamirano, y no se voltean a ver escritos como los que la autora ha rescatado en este libro”.

Fuente: (INAH)

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