“‘La carne’ es una intriga, tiene una gran suspenso, no es una novela policiaca, pero tiene mucho suspenso. Es importante que no se sepa que va pasando, pido a los lectores que no destripen la novela, se estropea el misterio si dicen a otros lectores qué pasa. Tengo la soberbia de creer que es una novela original, poco convencional”.
Uno de los rasgos más representativos de “La carne” es el toque y eje erótico que Rosa Montero, a través de las aventuras íntimas que “Soledad”, rememora tomando como punto de partida la pieza de “Tristán e Isolda” de Wagner y que representó una fuerte unión en su fallida relación con su ex amante “Mario”, un guapo cuarentón a punto de ser padre y que ahora disfruta la obra de Wagner en compañía de su esposa.
“Tristán e Isolda ha sido eróticamente importante para ellos; y ahora se siente traicionada. En el despecho, los seres humanos nos volvemos niños, siempre que nos enamoramos volvemos a ser niños. A pesar de que Soledad es una mujer culta, madura, de repente se le ciega la pasión, contrata a un gigoló para causar celos a Mario. Eso ocasiona un suceso violento, inesperado”.
Aunque la novela de Rosa Montero apuesta por la ficción y drama al extremo, la autora señala que no todo en su historia es inventado, pues algunos personajes existen, e incluso, la trama se inspira de una mujer que realmente contrató a un gigoló, pero puntualiza que nada de ella se ve reflejada en sus páginas, pese a que Rosa Montero, como escritora figura en un par de páginas a petición de su protagonista: “No me gusta la literatura autobiográfica. Lo que es más interesante es poder inventar otras historias”.
Fuente: (informador.com.mx)