El escritor, investigador y analista mexicano Federico Reyes Heroles recibió el “Homenaje al Bibliófilo” con sala repleta en la FIL de Guadalajara

En medio de un abarrotado auditorio Juan Rulfo, Raúl Padilla López, presidente de la FIL, destacó que Reyes Heroles es un hombre que, con su amor a los libros, se ha preocupado por el desarrollo de nuestro país y de la sociedad e hizo énfasis en su “impecable trayectoria”.

Como si se caminara por los pasillos de su biblioteca, el homenaje estuvo lleno de sorpresas conmovedoras, sobre todo durante el video que se proyectó, donde muestra alegremente los grandes tesoros que guardan sus libros impresos: dedicatorias de Octavio Paz, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, que leyó en voz alta: “A mi amigo, Federico”, tras lo que el homenajeado refutó humildemente: “Ni éramos amigos, pero Cortázar era muy amable”. Luego, toda la sala estalló en unísona carcajada y eso aligeró un poco el aire nostálgico que se posaba sobre Reyes Heroles, al recordar a su padre, Jesús Reyes Heroles, de quien, dice, heredó el amor por los libros.

Reyes Heroles vaticinó que los libros impresos no desaparecerán, ya que están coexistiendo con los e-books. Refirió que los libros viven en la conciencia y que las lecturas dan el rumbo en la vida de sus lectores. “Las lecturas de una vida son la construcción de una razón de ser”, afirmó, y añadió que “los libros nos muestran la evolución de nuestras ideas”. Para él, dijo, los libros son su GPS personal. Además relacionó el trabajo del escritor con el del editor y todo el tiempo invertido, el recogimiento que cada obra demandó para ser hecha, y que al final acompañará a los lectores en momentos duros. “El libro es el antídoto contra el desasosiego”.

Él no se describe como un coleccionista de libros, refiere que los libros que conserva, los conserva por algo. Habla con exaltación de cada uno de ellos, de su historia personal con esos objetos. Al final advirtió que “debemos cuidar a los libros del verdadero enemigo: el olvido”.

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