Luego, al mando de la batuta, el silencio. La banda está lista para tocar. Estamos en la Plaza Zaragoza, en el penúltimo concierto de la primera temporada de la Banda de Música del Estado, que esta noche cumple 36 años de vida en la música.
Nuestra Banda es el tarareo de una melodía conocida, son los pies marcando el ritmo en golpes de banqueta, es el inevitable baile entre las sillas, son los aplausos al término de cada pieza.
Conversamos con el maestro Miguel de la Rosa, director:
–Acaba de terminar este concierto, ya se acerca también el cierre de temporada, ¿cuál es su sentir?
Nosotros siempre hemos tenido el propósito de traerle a la gente, a la sociedad, nuestra música: nuestro objetivo es que la Banda de Música esté presente en todo el estado. A lo largo de esta temporada hemos tenido muy buena respuesta y nos sentimos contentos, satisfechos. Esperamos continuar con la segunda temporada, aunque todavía nos queda la culminación de la primera en el teatro.
–¿Qué comentarios han recibido del público?
Siempre hemos tenido muy buenos comentarios; se acercan personas adultas, niños, conocidos, desconocidos; estamos muy contentos porque creo que estamos logrando las expectativas, tanto de la Banda de Música del Estado como del Instituto Sonorense de Cultura, que es el medio para la expansión cultural de nuestra música.
–Ya son 36 años.
36 años, fíjense nada más. A lo largo de estos años hemos tenido muchísimas situaciones, muchas anécdotas, pero yo creo que lo más importante es que estamos activos. Nosotros los de edad más grandecita y los jóvenes; ese es también un asunto muy importante que hay que tomar en cuenta. A nosotros ya nos impulsaron, ya nos apoyaron, los jóvenes son ahora.
–¿Cuáles son sus remembranzas en estos años con la Banda?
No terminaríamos de decir tantísimas cosas, pero lo que sí es que la Banda ha evolucionado en muchas formas, en todos sentidos y creo yo que ha sido para bien. Las remembranzas más propias son cómo se organizaban los eventos antes, de dónde dependíamos y eso tiene mucho que ver en las diferencias de cómo trabajábamos antes a cómo trabajamos ahora: antes dependíamos directamente del Gobierno del Estado y ahora estamos dentro de una institución cultural, obviamente con esto nos ponen ante diferentes escenarios y las impresiones son diferentes. Pero a fin de cuentas, la aceptación y el gusto de la gente aquí están presentes.
–¿Qué anécdota puede compartir?
Los viajes que hacíamos a México para grabar acetatos. Esa anécdota es importante y la voy a recalcar porque desde entonces no hemos hecho grabaciones, entonces la tenemos muy presente. Dio muy buenos resultados en aquellos años, en los ochenta y queremos que se repita. Hay mucha música representativa que tenemos y que nos gustaría que quedara para la posteridad en grabaciones. Estamos en esa situación y espero que podamos darle impulso para lograr ese objetivo. Todos esos viajes que hicimos a la Ciudad de México en autobús son una gran anécdota.
–¿Cómo era el proceso de grabación? ¿Cómo hacían para meter a la Banda en una cabina, en un estudio?
Nos buscaban el área más grande y a veces había que hacerlo por secciones, con micrófonos y repitiendo, repitiendo y repitiendo las partes, borrando esto y aquello, volviendo a grabar. Era un trabajo bastante grande y de muchos días para poder grabar los discos en aquel tiempo. Era muy cansado, pero estábamos preparados para eso, ya sabíamos a qué íbamos.
–¿Quiénes integran la banda actualmente? ¿Cuántos músicos han pasado por las filas de la Banda?
Uy, más de doscientos, yo creo. Tengo un listado, he estado recopilando datos, porque ojalá pueda yo lograr un anecdotario, una historia de la Banda de Música. Tenemos ahora 48 elementos y estamos por renovar cuatro plazas, porque hay algunos compañeros que ya terminaron su labor, estamos en este proceso ahora y esperamos que muy pronto esté resuelto y que podamos continuar.
–¿Por qué la música? ¿Por qué un modo de vida?
Porque así nací. En mi familia, de parte de mi señor padre, fue la música. Desde muy chiquillo oía yo la música y simplemente se me fue quedando todo eso. Vivía en la música. Aunque siempre hice el intento de hacer otras cosas, la música me jaló y aquí me tienen, aquí estoy, ¿para qué hacerme a un lado?
–¿Qué le aporta la música a su vida?
Sobre todo, un sentido de vivir. Es un gusto, porque uno siempre está en la música, nunca se termina de aprender. Y algo muy importante: se hace uno de compañeros que tienen el mismo gusto, el mismo sentido, la misma afición. Llega uno a ser profesor de niños y los ve dar resultados, los ve crecer y también tomar la música como medio de vida, eso es significativo, así que son muchas cosas las que rodean todo esto.
Fuente: (isc.gob.mx)