La farsa y el drama

De eso da cuenta precisamente el devenir histórico de una Europa que lleva insertado el gen belicoso en su ADN. Quizá por ello es admirable su esfuerzo de entendimiento, yo me he descubierto admiradora de su proceso de integración cuyo basamento puso la primera piedra con la formación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero allá por 1950.

De esa maravillosísima idea se tiró para adelante lográndose con el avance del tiempo ir construyendo -con sus resistencias- lo que hasta nuestros días es la integración de la Unión Europea (28) y de la Eurozona (19).

No llega desde luego sin sus detractores proliferando, además ante cada sacudida interna como la larguinegra crisis económica reciente,  el castigo político cristaliza en las urnas metiendo a partidos de extrema izquierda muchos antiunionistas, separatistas y antieuro.

Si adentro de un país implica  un enorme desafío lograr políticas internas de entendimiento y hacer que marchen con todo y las enormes resistencias amenazando con sucumbir lo propuesto, imaginemos ese traslado de discernimiento sentados en la mesa a alemanes, franceses, británicos, españoles, rumanos, griegos, portugueses, daneses, holandeses, etc. 

La Unión Europea no es perfecta sigue siendo perfectible lleva en su bolsillo avatares tales como: la unificación fiscal, los subsidios agrícolas, el tema de la agenda de los derechos humanos, la definición del papel militar del conglomerado europeo en la OTAN y ante el mundo, el acuerdo en negociación comercial con Estados Unidos; más los sendos roces territoriales que subyacen, por ejemplo, en el caso de Gibraltar. Y son muchos más.

El éxito económico del entramado unificador es incuestionable muy a pesar de las amenazas recientes y retóricas de Gran Bretaña por abandonar a la Unión, escindirse de los pactos, hacerse a un lado si el referéndum del 23 de junio próximo brinda el espaldarazo para hacerlo.

Por desgracia a la UE se le ha querido demonizar, algunos  que están dentro se quieren salir, y  otros le ven las ventajas enormes del sentido de la pertenencia.

A COLACIÓN

Es Siria y su largo conflicto civil-militar (5 años) con el consecuente movimiento humano más allá de sus linderos naturales lo que ha motivado, hasta ahorita, la preocupación por el desbordamiento del éxodo sirio.  Y  una reacción inmoral.

El corazón europeo podrá serlo todo  menos islamista esa ha sido la razón fundamental para rechazar los sendos intentos de Turquía (prácticamente desde 1963 con el Acuerdo de Ankara) por incluirse al proceso integracionista europeo alegando razones de territorialidad porque su naturaleza geográfica le pone con el Bósforo a mitad de Europa y a mitad de Asia.

No obstante, los alegatos más recalcitrantes contra el antiguo Imperio Otomano para contener su inclusión parecen ablandarse porque la guerra intestina siria está siendo usada por el gobierno turco a su favor: 6 mil millones de euros para contener a los exiliados sirios que serán expulsados de la siempre humanitaria y altamente sensible Europa. 

“Que se queden con los turcos y nos hacemos ciegos, sordos y tontos acerca de sus derechos humanos”, dirán total son musulmanes y potenciales terroristas, argumentarán los más retrógradas. 

Mientras Turquía se embolsa el dinero, ablanda a la UE para que en el verano le retire la obstrucción del visado a los turcos y además podría ponerse en la antesala de la pertenencia. 

Los próximos días la UE (hipócritamente) revisará si no viola el Derecho Internacional con la expulsión a los refugiados de guerra en ese cambalache pecuniario con Turquía. A la par la noticia es que Siria, en  18 meses más tendrá elecciones.  

Y en todo este lapso, con más mujeres y niños sirios refugiados que hombres, por qué no crear albergues temporales con ese dinero en vez de dárselo a los turcos y su maquinaria de corrupción. O será que los refugiados no  se alimentan, no tienen frío…

 

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