Repercusiones de Michigan

Así es.  La victoria de Bernie Sanders en Michigan hace notar algunos problemas que no contemplaron en campaña política de Hillary Clinton.  Recientemente se percataron que la clase trabajadora en los sectores industriales sindicalizados del país –la mayoría de etnia euro-estadounidense— no está de acuerdo con los tratados de libre comercio.

De acuerdo a lo manifestado en el debate de Michigan, la ex Secretaria de Estado los tratados internacionales de comercio son esencialmente buenos para la economía nacional, pero hay que saber controlarlos.  Recordemos que en la presidencia de su esposo promovió la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.  Además impulsó lo que hoy se conoce como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica cuando trabajaba como Secretaria de Estado en el gobierno de Obama.

Los grupos sindicales, particularmente del sector manufacturero de automóviles, y los trabajadores de la gran industria, piensan totalmente diferente.  Para esta gente, estos tratados sirven para dispersar (outsource) trabajos a otros países.  Los empresarios abusan de la flexibilidad de los acuerdos internacionales y se llevan sus plantas industriales –hay veces todo— a países donde los salarios son extremadamente bajos.

En torno a esta problemática, Tanisha Motron, una de las personas que preguntó en el debate de Michigan, se dirigió a Hillary Clinton con la siguiente pregunta: “Si usted fuera elegida presidente, que es lo que va a hacer en el gobierno para que las empresas no se vayan al extranjero”.

Hillary Clinton respondió con una política de incentivos y de coerción (carrots and sticks) a través del cual el gobierno propondría a las empresas un plan de estímulos económicos que les permitiera mantener sus plantas productivas en el país.  Y si las empresas gigantes, como la abastecedora de repuestos de autos Johnson Controls Inc., insisten en buscar asentarse en Europa o en otros continentes, el plan de Hillary Clinton pretende sancionar con multas por abandonar tierras norteamericanas.

Al parecer la respuesta no satisfizo a una gran parte de los votantes de Michigan.  Por eso, el día de las elecciones primarias, muchos apoyaron la propuesta de Sanders, quién se mostró totalmente en contra de cualquier tipo de tratado de libre comercio.  

A pesar de ser criticado, el plan de Hillary Clinton es coherente y está muy bien balanceado.  Por un lado, protege los puestos de trabajo de los estadounidenses y elabora un plan de sanciones para los empresarios, por el otro.  Empero, en un periodo de radicalización y de nacionalismo extremo, cualquier propuesta moderada es un pecado mortal para cualquier candidato.

Este forma de pensamiento puede tener repercusiones negativas en las primarias del próximo 15 de marzo, fecha en que el electorado de Missouri, Illinois y Ohio, estará decidiendo la dirigencia de su partido político.  Existe una vasta población de trabajadores industriales en estos estados.

En consecuencia, Hillary Clinton tiene que cambiar su estrategia política si no quiere tener otra sorpresa amarga.  No es necesario que se oponga totalmente a los tratados de libre comercio, sino que haga más énfasis en los castigos que se le impondría a las empresas que pretenden abandonar el mercado estadounidense en busca de salarios bajos.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move.              E-mail: hcletters@yahoo.com

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