Huele a… corrupción!

El índice de Percepción de la Corrupción analiza un bloque de 168 países, su comportamiento anual, dándole un seguimiento a las acciones gubernamentales para frenar la corrupción evitar que ésta siga colándose en todo el sector público y también con sus vínculos intrínsecos con la iniciativa privada.

Para hacerle justicia al estudio,  debe señalarse que en ningún momento mejoró la sensación  externa que se tiene respecto de México ni en los últimos doce meses, ni en todo 2014.

El estudio que fácilmente puede consultarse en: http://financialtransparency.org/wp-content/uploads/2016/01/Corruption-Perceptions-Index-2015-report.pdf indica que los países cuya puntuación sea cada vez más cercana a 100  cuentan con una menor propensión a la corrupción debido a un asertivo trabajo de las autoridades para frenar y detectar cualquier mala praxis que implique echar mano de  la rueca de la podredumbre. 

En el sótano de la limpieza  very clean,  encontramos a las economías  menos corruptas del mundo: 1) Dinamarca con una valoración de 91. 2) Finlandia con 90. 3) Suecia 89. 4) Nueva Zelanda con 88. 5) Países Bajos con 87. 6) Noruega con un 87 también. 7) Suiza 86.  8) Singapur con 85. 9) Canadá con 83. 10) Aquí hay varios países con un score de 81 y son Alemania, Luxemburgo y Reino Unido. 

Mientras que en el desván very dirty de los hedores de la corrupción la corona es para:  Somalia con un 8, la calificación más cercana al cero,   atrapada en una voracidad descomunal; Corea del Norte también con 8 puntos;  Afganistán 11 y un  12  para Sudán; para  Sudán del Sur lo ubican en 15  puntos. 

En tanto que Angola también con un 15, seguido de Libia e Iraq con 16, la Venezuela de Maduro con 17 haciendo empate con Guinea Bissau y Haití. 

La equidistancia entre los menos y los más corruptos es abismal, una diferencia del cielo a la tierra y quizá en el barómetro deberíamos incluir también la capacidad de la democracia por crear sociedades más igualitarias en aquellos lugares en los que  el acto de gobernar es menos opaco y las políticas tienden a construir economías más incluyentes.

Quizá también la otra lección sea que entre menos democracia, más concentración del poder y la población detente menos libertades, el ejercicio de  gobierno sea más vulnerable de ser cooptado por sobornos, mafias, operaciones oscuras; etcétera. 

 A COLACIÓN

Es entendible que España empeore su evaluación por corrupción basta con leer las crónicas de los periódicos y enterarse de los debates en las tertulias para saber que, por lo menos 6 de cada diez casos pendientes en los macro juicios en España, son precisamente por actos de servidores públicos cooptados por una corrupción desmedida.

Por ende, no es de extrañar que moralmente se despeñe en el renglón de la transparencia y se ubique entonces con una puntuación de 58  y que Portugal con 63 o Francia con 70 puntos estén mejor valorados en la materia.

En cuanto a México, francamente no hay argumentos para tratar de defender lo indefendible, el país azteca no mejoró en score su valoración sigue  ubicándolo con una puntuación baja: de 35 y  les recuerdo que entre más baja y cercana a  cero es que la nata de la corrupción aupa como una constante.

Esa telaraña mantiene atrapada al país en todo  su quehacer gubernamental, en su dinámica cotidiana, lo entrelaza negativamente con la iniciativa privada en licitaciones que nunca salen a concurso abierto -realmente-, porque en el trasfondo ya están arregladas.

Y la corrupción no es simbólica sino todo lo contrario le resta potencialidad  a la economía dado que es dinero que además se evade; y eso hace al país más ineficiente, más vidrioso, menos confiable y más fácilmente rehén de las mafias que actúan como rebaño de cabras;  y no obviar al ciudadano común que se dirá a sí mismo “si los de arriba lo hacen y yo por  qué no”.

Así es que señores, México no ha mejorado en ningún momento en el renglón del combate a la corrupción sigue con los africanos y con otros países latinos compartiendo el hedor de las cloacas. 

 

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