La agonía helena

Justo este mes se cumplirá medio año de negociaciones entre Grecia y sus acreedores, toda una historia de desencuentros con áridas discusiones en torno al último  tramo de auxilio financiero para la economía griega.
El marco empeoró en las últimas semanas cuando  Tsipras decidió convocar -el 5 de julio-  un referéndum para preguntar a la ciudadanía helena si aceptaba  las medidas de ajuste y reestructura que los socios les imponían para seguir financiándoles.
El político decidió entonces desenvainar la espada, acorazarse con sus compatriotas y envalentonarse para malherir a la Medusa de las tres cabezas y cuando creyó tenerla entre sus manos para cercenarla, finalmente vuelve a rendirse a sus pies.
La petición por un tercer rescate ya es formal: el viernes pasado llegó al Europarlamento la proposición de ajuste y reestructura de parte del gobierno griego que es una especie de calca del original elaborado por los acreedores.
Pero las condiciones en las que acontece no pueden ser más antipáticas, el primer ministro se creyó Aquiles, desafió al gobierno del Europarlamento, al Tratado de Lisboa, las cláusulas del club y dejó correr la bola de nieve como si el problema de la economía helena no fuera de él. Menuda equivocación.
Muy a pesar del corralito financiero impuesto hace más de  diez días, de la restricción para retirar únicamente 60 euros diarios de los cajeros automáticos; de las farmacias sin medicamentos y de los servicios públicos que colapsan.
En los últimos días los mercados financieros han tenido vaivenes, las reuniones de emergencia y extraordinarias en el Europarlamento  suceden unas tras otras.  Tsipras dilapidó oportunidades y a cambio ha sembrado dudas y desconfianza por su arrogante miopía.
La Troika formada por el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Económica y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recibido una violenta sacudida a su autoridad: la negativa como un grito catártico emanado del pueblo heleno para decir “no” a más recortes.
Las banderas del oxi  (significa no) se impusieron en las papeletas en el referéndum emplazado por Tsipras y cuyo edicto obtuvo el respaldo del  61.3% de la ciudadanía.
Ha sido el batacazo más significativo desde que la UE existe y un cisma para el novel club del euro que vio cristalizar sus esfuerzos el 1 de enero de 1999 y circuló  -con acierto- la moneda  a partir de 2002. Sin duda será un parteaguas.
Si bien Grecia significa el 2% del PIB de la eurozona, no es una economía cuyo impacto comercial, financiero o bancario desestabilizaría hasta la ruina al resto de los países de la eurozona; en cambio goza de una ubicación geopolítica y geoestratégica a la que deberá ponerse significativa atención.
No obstante, en la globalización no hay enemigo débil, las grandes casas de análisis cifran en 400  mil millones de euros la salida de Grecia del euro, de acuerdo con un estudio de Bankinter.
El reloj del sistema financiero no perdona ningún segundo despilfarrado y el primer ministro griego se lo dio uno a uno a los especuladores. De última hora y sorpresivamente coloca nuevamente el balón en el  terreno de los líderes de la eurozona justo cuando difunden que cuentan con un Plan B.
A COLACIÓN
En el estire y afloja, la cuerda se rompió. El marco de la discordia se basa en llevar a cabo reformas en el sistema de pensiones y jubilaciones (hay gente jubilada con 50 años de edad que recibe una paga mensual de 480 euros del gobierno); eliminar los subsidios agrícolas y reajustar el precio de los carburantes en el sector primario de la producción; incrementar el IVA escalonado respetando los renglones del 23% para restaurantes y catering, 13% para alimentos básicos, energía, hoteles y agua; IVA superreducido al 6% en medicamentos, libros y espectáculos.
Fundamentalmente IVA, reforma en las pensiones y jubilaciones, persecución en el mercado negro, eliminación de subsidios así como recorte en gastos de defensa son los temas que separan de forma equidistante a griegos del resto de europeos.
Es forma, fondo y tiempo. Llegados a este punto resta empezar de cero, para una economía que en seis meses  ha vuelto atrás todas las proyecciones de mejoría. Según datos de la Oficina Europea de Estadística (Euroestat) el año pasado el PIB heleno logró crecer 0.8% lo que derivaba en una buena noticia luego de seis años de recesión.
Se ha tirado por la borda la senda de la recuperación, con austeridad y crecimiento. Ahora cunde la desesperación…

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