El libro “Pátzcuaro, zona de monumentos históricos”, una visión de sus tradiciones y personajes

A decir de Julieta García, coordinadora del proyecto, el patrimonio cultural no sólo son las catedrales, plazas y casonas, sino la interrelación que guardan con sus ocupantes, entre ellos los personajes que los han habitado, como el obispo Vasco de Quiroga, además de las fiestas patronales y las tradiciones.

En esta publicación, una decena de especialistas en antropología, arquitectura e historia da cuenta de la historia de este sitio michoacano que fue ocupado en la época prehispánica por la cultura purépecha y donde Vasco de Quiroga, una vez establecido el virreinato, instauró la sede episcopal sobre los restos de la ciudad indígena. 

La publicación incluye un mapa del sitio y hace referencia a los edificios más importantes de la ciudad, pero a partir del significado que tienen para sus pobladores; como por ejemplo, en el artículo “Las casas señoriales” son los mismos propietarios quienes hablan de sus viviendas. Los autores refieren cómo las personas se apropian de los espacios, los templos, plazas y fuentes, explicó Julieta García, adscrita a la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH. 

En este tercer volumen hay dos discursos: el de los especialistas, que dan una visión integral de lo que ha sido Pátzcuaro a lo largo de su historia, y el de las imágenes, muchas de ellas inéditas, procedentes del archivo de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos y de los pobladores, quienes prestaron algunas de sus fotografías de familia. 

 Los artículos que integran el libro Pátzcuaro. Zona de Monumentos Históricos son: “Pátzcuaro”, “Antecedentes prehispánicos”, “Arquitectura religiosa”, “El retablo de Nuestra Señora de la Soledad, testimonio vivo del barroco patzcuarense”, “La tradición constructiva”, “Las casas señoriales a través de sus propietarios” y “Las plazas de la ciudad”.

Asimismo, se incluyen “Pátzcuaro: centro de culto y peregrinación regional”, “La Cibdad de Mechoacan”, “Conservación integral y ordenamiento territorial”, “Diego Rivera, Pátzcuaro y el Día de Muertos” y “Pátzcuaro, puerta de entrada a una gran historia”.

Pablo Trujillo, también coordinador del volumen, resaltó que en el texto “La tradición constructiva”, el arquitecto Luis Alberto Torres Garibay hace referencia a cómo se utilizan los materiales de la región y los métodos constructivos, destacando el uso del adobe en los muros de las casas rematadas con tejas, así como en las naves de templos y capillas.

Otro artículo que sobresale es el de la periodista Mónica Camarena, quien da voz al cronista patzcuarense Enrique “El Chino” Soto, quien habla de Tata Vasco, no como el fundador de la sede episcopal, sino como el obispo que defendió a los indígenas.

En este recorrido por los espacios, monumentos y tradiciones de esta población michoacana, también se puede leer el artículo de Laura América Pedraza Calderón, titulado “Diego Rivera, Pátzcuaro y el Día de Muertos”, en el que aborda la estancia del muralista mexicano en la zona, la cual después sirvió para plasmar en sus lienzos los rituales a los fieles difuntos.

La ciudad de Pátzcuaro fue declarada Zona de Monumentos Históricos el 19 de diciembre de 1990, con lo que quedaron reconocidos los valores históricos y culturales que desde su fundación se manifiestan hasta nuestros días. La zona comprende un área de casi un kilómetro, y está conformada por 42 manzanas con 300 edificios que, de acuerdo con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos, son monumentos históricos porque fueron construidos entre los siglos XVI al XIX.

Fuente: (INAH)

Leave a Reply