La maratón de Maduro

Corren otros tiempos. La geopolítica imperante desde 2000 finalmente desplazó el eje energético, de mucho le ha servido la guerra contra “el terror” que auspició el entonces presidente George W. Bush en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Qué distinto es el mundo casi 14 años después de tan horribles sucesos con epicentro en Estados Unidos, el resultado visible es el desplazamiento del eje árabe energético otrora poderoso.
Muy lejos están aquellos años de chantajes donde el precio del crudo fue usado como un arma de castigo contra las economías industrializadas y dependientes en su expansión de este insumo no renovable.
La década de  1970, con el parteaguas de 1973, cambió la velocidad del mundo industrializado dado que los países árabes principales productores y exportadores del también llamado oro negro recortaron su producción y elevaron frenéticamente los petroprecios. Ello en represalia al apoyo de Estados Unidos y otros países occidentales hacia Israel.
De 1975 a 1985, fue una etapa de inflaciones, crisis económica en unos países más que en otros; afectación en la balanza de pagos, endeudamiento y un largo etcétera de consecuencias económicas, financieras y sociales.
Pero Estados Unidos, no se lo tomó a broma, su consejo de sabios entendieron bien la lección “independizarse o morir”. Y ahora en pleno 2014, el mapa geoenergético ha desplazado a segundo nivel de relevancia a los árabes, cada vez menos poderosos para manipular y constreñir el PIB de otras economías.
La Unión Americana se convertirá en este año o el próximo en uno de los principales productores de petróleo, después de Arabia Saudita, el socio indiscutible y aliado del país de las barras y las estrellas.
Se trata, entonces, de  una venganza “a la americana” o lo que es lo mismo “él que ríe al último,  ríe mejor”. Que tanto Estados Unidos como Arabia Saudita sostengan su producción de petróleo y que además se conjure con un descenso en el ritmo del crecimiento en la pista de China, Japón e India, son la peor noticia para países productores de hidrocarburos y dependientes de éstos como son los africanos, asiáticos y también para varios latinoamericanos como México y Venezuela.
A COLACIÓN
Rusia, Irán, Qatar, Argelia, Venezuela, México y otros países igualmente atados al ciclo de los petroprecios no tendrán más que recurrir a una serie de acciones para tratar de aminorar un poco el golpe en sus economías.
Los remedios pasarán por sendos tijeretazos en el presupuesto, ajuste del gasto, recorte en el crecimiento y endeudamiento. ¿Qué tan duros y sostenibles en el tiempo serán?  Me atrevo a decir que directamente proporcional a la medida de dependencia fiscal a los ingresos obtenidos vía las exportaciones de crudo.
Por ejemplo, Venezuela es el país más emproblemado, de allí la mega urgencia de Maduro de tratar de convencer a los varios miembros de la OPEP y Rusia de recortar rápidamente la producción e intentar elevar los precios.
Venezuela realizó su presupuesto de 2015 con una base de 60 dólares, ahora está  casi a 40 dólares y la tendencia es hasta los 30 o 33 dólares a lo largo del año. El país bolivariano obtiene el 96% de sus divisas vía el petróleo.
Un dato escalofriante: “Cada vez que el precio del barril baja un dólar, Venezuela deja de ingresar aproximadamente unos 720 millones de dólares menos”.
En el caso de México, el PEF descansa sobre de una base de 79 dólares el barril. Es verdad que la economía tiene una balanza comercial despetrolizada empero no es así con sus finanzas, ni sus ingresos fiscales.
Para el presidente Enrique Peña Nieto el escenario internacional de los hidrocarburos no podría ser peor, justo recién privatizada la industria energética; cuando además es año electoral y la ciudadanía sigue aguardando que la economía crezca por encima del 3 por ciento.
Lo más chocante de todo es que sea el presidente Maduro quien próximamente busque algún cobijo con México como si el país no tuviera ya suficientes problemas.

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