Del signómi al parakaló

La imposibildad de concluir 2014 con un presidente  y una formación de gobierno ha desatado el lado menos amable de Perséfone. Grecia, la cuna de la democracia lo intentó en una primera, segunda y tercera ronda.

Para un país miembro de la Unión Europea (1 de enero de 1981)  y  del selecto club de la eurozona (1 de enero de 2001), la incapacidad de conciliar intereses en pro de su república parlamentaria, coloca a Grecia no únicamente en una crisis política sino en el colofón de una crisis económica europea inacabada, solventada parcialmente y que, al primer azuzón, voltea de cabeza a los mercados.
La Medusa amenaza con convertir en piedra lo avanzado hasta el momento por la economía helena que el pasado 10 de abril logró  su primera colocación de deuda entre inversionistas foráneos y recuperaba así la confianza, tras un cuatrienio largo y durísimo, con dos rescates financieros, ajustes presupuestales severísimos y un plan de austeridad impuesto como una faja por los propios acreedores.
En 2010, cuando se declaró en quiebra el Estado griego, el Fondo Monetario Internacional (FMI) salió a su rescate aplicando junto con el Banco Central Europeo (BCE) una serie de medidas restrictivas a fin de garantizar que serían cumplidos los pactos de rescate-ajuste en el tiempo.
Después en 2011, volvió otra inyección de recursos, otro prestámo del FMI, justo cuando los rumores de salida inminente de la eurozona se apoderaron de todos los pasillos de los mercados financieros europeos.
En total el paquete de rescate griego  se formó por: 1) Empréstitos bilaterales provenientes de los países de la eurozona que aportaron 80 mil millones de euros más 30 mil millones del FMI. 2) La instrumentación del Mecanismo Europeo de Estabilidad dotado con 750 mil millones de euros.
Y después del rescate heleno, siguieron Irlanda y Portugal, con sendas negociaciones en la mesa del FMI “el diablo guardián” de la aldea global. España, se salvó por tantito del rescate, aunque tuvo inyección de recursos externa, no llegó a la mesa del empréstito ni de los Derechos Especiales de Giro (DEG).
De 2010 a 2014 se ha ido saneando a trancas y barrancas el entramado de la economía griega, engrosada con las inyecciones de capital -vía los acreedores-, e imposibilitada por utilizar otros mecanismos de financiación ante  la ausencia de credibilidad de los inversionistas internacionales.
Por ello es clave que, por primera vez en el lapso señalado de ajuste,  Grecia logró colocar 3 mil millones de euros, a un plazo de cinco años con  una tasa de interés del 4.95 por ciento, en la fecha del pasado 10 de abril.
Para muchos, la señal era clara: los helenos habían sido salvados del abismo, se les había enseñado a gatear y ahora podrían al fin andar solos. Empero, la epopeya no concluye,  como tampoco lo hace para la eurozona ni para el conjunto de la Unión Europea.
El problema de los griegos es el mismo que el  resto de los europeos,  ya se hizo más de la mitad de la tarea del rescate, se pasó el trago más amargo de la crisis económica, algunos brotes verdes en la macroeconomia restablecen la confianza de los inversionistas, pero lo que no se supera es la crisis política.
Es como un camino con dos bifurcaciones a la deriva, no se encuentran en ningún momento. La percepción de la mejoría económica no cala en el bolsillo del elector, por ejemplo, Grecia obtuvo un PIB  del 0.7% en el tercer trimestre de 2014, dando con ello fin a su recesión técnica. Igualmente, España, sus pronósticos de crecimiento apuntan entre 1.2% a 1.4% al cierre de 2014.  Es verdad, la microeconomía no ha visto todavía un alivio . El europeo sabe que ha perdido bastantes políticas otrora ligadas al Estado Benefactor.
Mientras se digiere la crisis económica, la crisis política provoca agruras, intimidando con ello la posibilidad de llevar otra vez al paciente a un estado de coma.
El cierre de año lo ha dejado en evidencia. La ausencia de acuerdos  políticos, de credibilidad hacia el gobierno y sus instituciones, la falta de conciliación de intereses entre los actores políticos provocaron que el 9 de diciembre, Grecia optara por elecciones presidenciales anticipadas.
Para entender la vorágine, el día del anuncio de las elecciones para la tercera semana de enero, los griegos retiraron entre 600 a 800 millones de euros de los bancos. Parakaló!!!

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