Toc, toc, ¿FMI?

Frase para la posteridad, por no obviar otra aún más delicada, sobre todo por la falta de táctica política y de sensibilidad social: “Ya me cansé”, sí la dijo el titular de PGR, Jesús Murillo Karam, en medio de la herida sangrante de Ayotzinapa.

Como el “ya” forma parte de la retórica oficial del actual gobierno, por ende, tenemos que decir que “ya esto apunta a desastre”. En algún momento me he perdido de algo, ¿es que México está en crisis? Si el secretario de Hacienda y el gobernador del Banco de México niegan la especie, entonces por qué estamos otra vez a la puerta del FMI.

No me queda duda alguna los dos pecados capitales en México están relacionados con que los políticos que ascienden al poder, a diversos puestos  de responsabilidad pública con capacidad de decisión, son deficientes administradores y otros son además  pésimos gestores.

Ni administración ni gestión. Todo deriva de la mala repartición de los recursos, de su forma inequitativa de gastarlos, inapropiada y otras veces inútil en la medida que es conveniente para fines político-electorales; como distractores para el constreñido bolsillo de la clase media y paliativos para más de 50 millones de pobres.

México es siempre el cliente permanente a las puertas del FMI “el diablo guardián” y empiezo a creer aquello que en psicología relativiza  la mentira con la penetración del subconsciente.

El gobierno niega en comunicados oficiales que exista una crisis en el país; que el desempleo sea un problema; que los petroprecios vayan a castigar el crecimiento futuro o que salten las alarmas por que sea necesario dar más pesos por un dólar.

La palabrería la acompañan con un bombardeo subliminal de publicidad en los medios masivos de comunicación destacando logros y avances. Hay que disfrazar las cosas, mentir.  Negar, negar, negar como San Pedro. Pero la realidad habla por sí misma.

La reforma Energética demorará en dar sus frutos y me parece que el presidente Peña Nieto ha colocado todos los huevos en la misma cesta para utilizarla como basamento para que el país crezca en los próximos años; empero, no es suficiente. No tienen un plan B alternativo más que tirarse en los brazos del empréstito del FMI.

Este sexenio desnudó rápidamente todas sus intenciones del brazo de más endeudamiento externo, más factura para la deuda pública, licitaciones con acuerdos soterrados que luego cancelan; etc.

Además, la privatización no implica que de golpe y porrazo cristalizará una despetrolización de las finanzas públicas, y si para 2015, como todo apunta se desploman los precios del petróleo por debajo de los 60 dólares por barril en esta guerra de costos de producción entre el fracking estadounidense y la explotación de la OPEP, entonces otra vez tendremos líos.

Si las finanzas públicas se ajustan, ello traducirá en menos gasto, menos inversión, menos crecimiento, menos empleo y of course una crisis real.

Y no lo reconocerán como tampoco lo hicieron este año cuando la economía mexicana tuvo una mini recesión como bien lo explicó Héctor Romero, director General, de Signum Research. “La política fiscal aplicada a partir de este año tuvo efectos recesivos”.

A unas semanas de concluir 2014, todavía no hay un consenso al respecto de  cuanto terminará ubicándose el PIB este año, dado que cada vez se ajusta más a la baja: SHCP lo reubicó entre 2.1% y 2.6%; pero la OCDE está remarcando un baremo de entre 2% a 2.5%. Al final, lo apuesto, será menor al 2 por ciento.

A COLACIÓN

Durante el sexenio del presidente Vicente Fox se dieron los pasos adecuados para desendeudar al país en materia de su deuda externa histórica y lacerante, toda una carga generacional. Creo que fue lo único positivo logrado en esos años de transición de 2000 a 2006.

Pero el espectro del endeudamiento externo no se disipa, ni disipará. Ahora viene en forma de Línea de Crédito Flexible (LCF) que de acuerdo con el organismo acreedor internacional “fue creada para atender la demanda de préstamos de prevención y mitigación de crisis proveniente de países con marcos de política e historiales económicos muy sólidos. Este instrumento se diseñó en el marco del proceso de reforma emprendido por el FMI”.

A la fecha ha sido otorgado para México, Colombia y Polonia. Sus plazos de reembolso serán de 3 años y un cuatrimestre a 5 años, serán renovables y se podrá usar para la balanza de pagos y contingentes.

“En 2009, el FMI aprobó a México por primera vez la LCF y subsecuentemente se la renovó en marzo de 2011 y en noviembre de 2012.”

El mes pasado, Hacienda informó que México tiene a su disposición 70 mil millones de dólares del contrato LCF, inyección de recursos que podrá utilizar en cualquier momento.

Por ejemplo, cuando las cosa se pongan de color de hormiga, ya merito…

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