Pobreza de los afrodescendientes

El problema central de los afrodescendientes no es uno de decisión individual.  Como cualquier grupo social marginalizado, los afrodescendientes no deciden –por decir— ser pobres, desempleados o tomar parte de un grupo de crimen callejero y/u organizado.
Por el contrario, al igual que cualquier persona racional, el afrodescendiente busca oportunidades en la sociedad para sobresalir, tener dinero o una mejor posición social, pero las oportunidades se le niegan porque son, precisamente, afrodescendientes.
En este sentido, el problema de esta gente es estructural y sistémico.  El racismo, los prejuicios sociales y los estereotipos contra los afrodescendientes son simplemente consecuencias de sistemas económicos y sociales marginalizadores.
El desarrollo económico normalmente no los incluye.  Es decir, pocos empresarios ven a los afrodescendientes como un mercado de inversión pudiente.  En consecuencia, los marginalizan y los dejan a las penurias de la pobreza.
La situación económica de los afrodescendientes en los Estados Unidos, a pesar de que es mejor que en otros países, no es precisamente la mejor.  Evidentemente existen personas negras de clase media y alta en este país, pero la mayoría está situada en los eslabones de pobreza.  Sus problemas, por consiguiente, son similares a esos grupos sociales afectados por la falta de dinero.
Hace un poco más de tres años, mi esposa, mi hija y yo, nos ausentamos en un viaje de paseo por la región Este del país.  Visitamos New York y Boston; conocimos la Universidad de Harvard y la de Yale, dos baluartes de la educación norteamericana y mundial.  Nuestro viaje también incluyó las Cataratas del Niágara, las cuales están ubicadas en plena frontera de Estados Unidos y Canadá.  Su belleza es incomparable y difícilmente descriptible.
Antes de llegar a Niágara pasamos por Búfalo, ciudad gélida y en una precariedad casi absoluta, a excepción de algunos sectores escasos de clase media y alta.  Pareciera que la mayoría de los habitantes de esta ciudad vive en un nivel económico precario, de alta pobreza y abandono.  No es ninguna coincidencia que los habitantes de estos sectores plagados de pobreza pertenecen a los grupos de afrodescendientes.
Muy cerca de nosotros, en la zona metropolitana de Los Ángeles, los barrios más afectados por problemas sociales, la pobreza, el vagabundaje, el crimen, pertenecen a los grupos afrodescendientes.
Colombia, país sudamericano que está en pleno crecimiento económico, tiene toda una región –el Chocó— poblada por afrodescendientes.  Al igual que en Búfalo o en cualquier otra ciudad norteamericana dominada numéricamente por afrodescendientes, el Chocó es la región más pobre de Colombia.  En el mundo, hay sociedades completas, como Haití o los países de África, que están en la pobreza extrema.  No es ninguna coincidencia de que todos son sociedades de negros.  
Así, el hecho de ser afrodescendiente procrea desventajas sociales y muchas veces se convierte en un estigma que no permite la superación personal.  Ferguson o cualquier ciudad o sociedad con mayorías negras nos ayuda a entender la precariedad de este grupo social y “nuestro” problema contra esta gente.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move.          E-mail: hcletters@yahoo.com

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