G-20 y el nuevo epicentro

Yo, en cambio, soy de las que cree en sumar, en cooperar, en reunir los carácteres más divergentes para  obtener opiniones consensuadas.
La semana pasada lo debatimos en Gestiona Radio, en Madrid, bajo la voz cantante de Beatriz Tripero en Iberoamérica 360. Y entonces refrendé mi vocación a favor de la unidad, jamás como analista buscaré la ruptura y menos cuando se reunen líderes globales.
El G-20 aglutina el 85% del PIB mundial y el 75% del intercambio comercial. Allí se reunen los países más industrializados y aquellos en vías de desarollo.
Un grupo de 19 países más la Unión Europea (UE) todos con una realidad absolutamente heterogénea, empero, dispuestos al diálogo. Y es que eso es precisamente lo que requiere el mundo del siglo XXI, el de la era digital, el de la gran aldea global.
Una foto por demás histórica, reveladora del momento actual: Xi Jinping, en medio de Vladimir Putin, presidente de Rusia y de Barack Obama, presidente de Estados Unidos.
No únicamente obra un cambio de estafeta generacional, sino que el epicentro del poder económico es China. El imperialismo del dragón en plena lucidez en el medio de dos países otrora históricamente hegemónicos que en su tiempo constituyeron la llamada Guerra Fría.
La balanza con un contrapreso que, en la actualidad, no existe más dado que Rusia carece del poderío económico y político. Y Estados Unidos arrastra incertidumbre e incredulidad en el ámbito internacional, los yankees están dejando de ser el policía del mundo.
China es hoy el futuro económico, no sabemos aún si logrará convertirse en el policía del mundo, el contrapeso imprescindible para frenar las asoladas bélicas de Rusia, Israel y aquellas que acontecen en Medio Oriente.
Y quizá ello sea el principal problema de China, su indefinición en la política internacional y en el renglón de los derechos humanos. Lo que sí obra decir, es que el desplazamiento de Occidente hacia Oriente es evidente y no ha sido necesaria ni una sola bala.
Empero, también, es revelador de esta nueva realidad de la pequeña aldea global que China está en constante proceso de transformación lo vemos con el yuan y su sistema cambiario; y también  los derechos humanos no son precisamente su fuerte.
Está claro que   el dragón asiático responde a una realidad geográfica y también a una sintonía de relaciones, entre las cuales México intenta colarse con su agenda muy particular.
A COLACIÓN
Que el G-20 consensue necesidades de crecimiento no son necesariamente pautas para cumplir a rajatabla dado que, cada país, responde a su propia complejidad en la materia. En el caso de la UE, implica puntos de acuerdo en todo un conglomerado.
La preocupación esencial entre los 19 países más la Unión Europea, reunidos en Brisbane, Australia, más que el crecimento radica en la necesidad de culminar las reformas del sistema financiero global, emprendidas desde 2008.
Y es que ningún país puede lograr sus cotas de crecimiento en tanto no se restaure la credibilidad y confianza. La economía es una ciencia que enseña que en ausencia de credibilidad, confianza, incertidumbre y expectativas  positivas, lo que sucede es que los capitales huyen al igual que los flujos de inversión.
El G-20, esta reunión reciente, ha servido para alentar a cada país para continuar con una serie de reformas financieras que al final, se espera traduzcan en crecimiento.
Primeramente estamos hablando de medidas en pro de reforzar a los bancos sistémicos, tales com BBVA y BSCH, con fuerte presencia en México. Se les pide a los bancos sistémicos que realicen provisiones lo suficientemente fuertes para evitar que, en una crisis económica futura, estos arrastren un rescate del erario, hundan el dinero de sus ahorradores o provoquen una corrida en el sistema financiero.
También se pide reforzar la lucha contra la evasión fiscal, atajar el fraude y que las operaciones opacas sean cada vez más transparentes a fin de que éstas contribuyan en la mayor medida posible al PIB.
Y aunque Vladimir Putin, presidente de Rusia, haya abandonado la cumbre del G-20, un día antes, eso no para la vorágine de cambios que estamos viviendo a manos del nuevo orden económico, comercial y de inversiones suscitado por  China. La incógnita es saber el rol que Beijing impondrá en materia de política internacional con tantos aliados tan sátrapas que tiene. De allí me surgen enormes dudas…

POR LA ESPIRAL

CLAUDIA LUNA PALENCIA

-G-20 y el nuevo epicentro

La reunión anual del G-20 siempre levanta un velo de escepticismo en un mundo incrédulo, carente de esperanzas. Un debate de críticas, del por qué es necesario este tipo de reuniones que destapa la fobia y la ira de los globalifóbicos.

Yo, en cambio, soy de las que cree en sumar, en cooperar, en reunir los carácteres más divergentes para obtener opiniones consensuadas.

La semana pasada lo debatimos en Gestiona Radio, en Madrid, bajo la voz cantante de Beatriz Tripero en Iberoamérica 360. Y entonces refrendé mi vocación a favor de la unidad, jamás como analista buscaré la ruptura y menos cuando se reunen líderes globales.

El G-20 aglutina el 85% del PIB mundial y el 75% del intercambio comercial. Allí se reunen los países más industrializados y aquellos en vías de desarollo.

Un grupo de 19 países más la Unión Europea (UE) todos con una realidad absolutamente heterogénea, empero, dispuestos al diálogo. Y es que eso es precisamente lo que requiere el mundo del siglo XXI, el de la era digital, el de la gran aldea global.

Una foto por demás histórica, reveladora del momento actual: Xi Jinping, en medio de Vladimir Putin, presidente de Rusia y de Barack Obama, presidente de Estados Unidos.

No únicamente obra un cambio de estafeta generacional, sino que el epicentro del poder económico es China. El imperialismo del dragón en plena lucidez en el medio de dos países otrora históricamente hegemónicos que en su tiempo constituyeron la llamada Guerra Fría.

La balanza con un contrapreso que, en la actualidad, no existe más dado que Rusia carece del poderío económico y político. Y Estados Unidos arrastra incertidumbre e incredulidad en el ámbito internacional, los yankees están dejando de ser el policía del mundo.

China es hoy el futuro económico, no sabemos aún si logrará convertirse en el policía del mundo, el contrapeso imprescindible para frenar las asoladas bélicas de Rusia, Israel y aquellas que acontecen en Medio Oriente.

Y quizá ello sea el principal problema de China, su indefinición en la política internacional y en el renglón de los derechos humanos. Lo que sí obra decir, es que el desplazamiento de Occidente hacia Oriente es evidente y no ha sido necesaria ni una sola bala.

Empero, también, es revelador de esta nueva realidad de la pequeña aldea global que China está en constante proceso de transformación lo vemos con el yuan y su sistema cambiario; y también los derechos humanos no son precisamente su fuerte.

Está claro que el dragón asiático responde a una realidad geográfica y también a una sintonía de relaciones, entre las cuales México intenta colarse con su agenda muy particular.

A COLACIÓN

Que el G-20 consensue necesidades de crecimiento no son necesariamente pautas para cumplir a rajatabla dado que, cada país, responde a su propia complejidad en la materia. En el caso de la UE, implica puntos de acuerdo en todo un conglomerado.

La preocupación esencial entre los 19 países más la Unión Europea, reunidos en Brisbane, Australia, más que el crecimento radica en la necesidad de culminar las reformas del sistema financiero global, emprendidas desde 2008.

Y es que ningún país puede lograr sus cotas de crecimiento en tanto no se restaure la credibilidad y confianza. La economía es una ciencia que enseña que en ausencia de credibilidad, confianza, incertidumbre y expectativas positivas, lo que sucede es que los capitales huyen al igual que los flujos de inversión.

El G-20, esta reunión reciente, ha servido para alentar a cada país para continuar con una serie de reformas financieras que al final, se espera traduzcan en crecimiento.

Primeramente estamos hablando de medidas en pro de reforzar a los bancos sistémicos, tales com BBVA y BSCH, con fuerte presencia en México. Se les pide a los bancos sistémicos que realicen provisiones lo suficientemente fuertes para evitar que, en una crisis económica futura, estos arrastren un rescate del erario, hundan el dinero de sus ahorradores o provoquen una corrida en el sistema financiero.

También se pide reforzar la lucha contra la evasión fiscal, atajar el fraude y que las operaciones opacas sean cada vez más transparentes a fin de que éstas contribuyan en la mayor medida posible al PIB.

Y aunque Vladimir Putin, presidente de Rusia, haya abandonado la cumbre del G-20, un día antes, eso no para la vorágine de cambios que estamos viviendo a manos del nuevo orden económico, comercial y de inversiones suscitado por China. La incógnita es saber el rol que Beijing impondrá en materia de política internacional con tantos aliados tan sátrapas que tiene. De allí me surgen enormes dudas…

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