El fin de la Era Botín

Y he aquí que, morirse es un billete sencillo, allá a donde se va, no hay ricos ni pobres. El  banquero Emilio Botín falleció el pasado  lunes de un infarto  mientras dormía en su casa ubicada en Boadilla del Monte, muy cerca de donde está construida la llamada “ciudad financiera” de Grupo Financiero Santander Central Hispano, que él presidía.
Si bien se fue a otro plano existencial dejó, en el terrenal, una fortuna  de más de 846 millones de euros, de acuerdo con datos de Forbes, que le ubicaban siempre entre la lista de los millonarios del orbe.
Aunque él nunca figuró entre las primeras fortunas de miles de millones de euros o dólares, el banquero cántabro era “capitán general” en España. Genio y figura: un hombre respetadísimo que, algunos círculos,  nunca dejaron de achacarle  cierto toque de protección oficial para salir bien librado de varias causas judiciales que en sus ayeres tuvo que enfrentar.
Desconozco si es cuestión  o no de nacer con estrella,  pero Botín  consiguió muchos y grandes aciertos durante todo el tiempo que lideró la bandera del Banco Santander.
Botín nació en familia de financieros (era bisnieto, nieto, sobrino, hijo, hermano y padre de banqueros), la institución de crédito que él presidió pasó de ser un banco de marca local a embarcarse en una égida internacional dirigida con prestidigitación por un moderno “Alejandro Magno” que siempre confió en su intuición.
Contrario a lo que mucha gente cree, esa sapiencia para hacer negocio, la adquirió Botín gracias al conocimiento adquirido a lo largo de su juventud y madurez tiempo en el que desempeñó diversas funciones dentro del banco.
En  1986 se convirtió en presidente y desde entonces fue preparando un desembarco financiero en América Latina. La diversificación del negocio y su área de influencia internacional fue siempre una meta precisa.
En menos de tres quinquenios, el banco ya estaba teniendo presencia en América Latina, comprando instituciones quebradas o con problemas pero con la promesa de ser salvadas por los gobiernos locales.  En 2000, el Santander compró Grupo Financiero Serfín.
Como se sabe, a través de los estados financieros, el BSCH obtuvo utilidades por 20.8 mil millones de pesos, al cierre de 2013; lo que representó un 17.11% más respecto del año inmediato anterior.
En el país azteca, BSCH, es el tercer proveedor de servicios y cuenta con una base de más de 10 millones de clientes. Brasil, es el principal mercado para el BSCH, seguido de  México y después, Chile.
Para tener una idea de su relevancia mundial, Grupo Santander tiene 13 mil 927 sucursales; 182 mil 958 empleados y 103 millones de clientes.
El año pasado, América Latina, le aportó el 47% de los beneficios del grupo: Brasil participó con el 23%; México 10%; Chile 6%. Mientras que, España, el área de negocio natural del BSCH, donde está la sede de la matriz, contribuyó con un 7% a los beneficios del grupo.
Botín es quizá por ello el mejor ejemplo de la globalización, de lo que significa arriesgarse, tomar las oportunidades y administrarse en tiempos aciagos.
Un banquero de raigambre que olfatea una ola de expansión y competencia propiciada por la apertura inminente de los mercados y la fuerza brutal de la tecnología en los servicios financieros.
La Era Botín, del boom de la banca española, cierra un ciclo con la partida del cántabro.
Ahora viene el mayor desafío, permanecer, prevalecer y anticiparse siempre a un mercado financiero que tiende a cada vez mayores grupos financieros, contraviniendo las viejas recomendaciones económicas que señalan las perversidades de los monopolios, duopolios y trusts.
El BSCH tiene diseminadas  3.3 millones de acciones, eso implica que Botín contaba con el 2.5% de las acciones del banco y así mandaba. Con su muerte,  Ana Patricia es una “heredera” formada también bajo el mismo estilo clásico (como debe ser) de foguearse en todas las áreas del negocio del banco.
Y he puesto a propósito las comillas de heredera porque Ana que es una talentosa financiera y excelente profesional, tendrá que ganarse la confianza total y permanente de los grandes accionistas quienes hace 48 horas le dieron su voto a favor; pero que ostentan el poder de moverla en cuanto las cosas no marchen como quisieran.
Finalmente será este sábado el entierro de don Emilio en su  tierra natal, la misa en la Catedral de Santander aglutinará a todos los directivos, políticos, amigos y familiares. De México, Marcos Martínez Gavica, que dirige el BSCH estará presente para despedirle. 

POR LA ESPIRAL

Claudia Luna Palencia

@claudialunapale

-El fin de la Era Botín

Todos tenemos una fecha de caducidad. Con el trajinar del día a día, vamos perdiendo conciencia de que la muerte puede llegar en cualquier momento y tomarnos desprevenidos. Y nos sorprende recordarla cuando algún famoso o alguien con notoriedad fallece. Esta vez le tocó a un destacadísimo banquero español.

Y he aquí que, morirse es un billete sencillo, allá a donde se va, no hay ricos ni pobres. El banquero Emilio Botín falleció el pasado lunes de un infarto mientras dormía en su casa ubicada en Boadilla del Monte, muy cerca de donde está construida la llamada “ciudad financiera” de Grupo Financiero Santander Central Hispano, que él presidía.

Si bien se fue a otro plano existencial dejó, en el terrenal, una fortuna de más de 846 millones de euros, de acuerdo con datos de Forbes, que le ubicaban siempre entre la lista de los millonarios del orbe.

Aunque él nunca figuró entre las primeras fortunas de miles de millones de euros o dólares, el banquero cántabro era “capitán general” en España. Genio y figura: un hombre respetadísimo que, algunos círculos, nunca dejaron de achacarle cierto toque de protección oficial para salir bien librado de varias causas judiciales que en sus ayeres tuvo que enfrentar.

Desconozco si es cuestión o no de nacer con estrella, pero Botín consiguió muchos y grandes aciertos durante todo el tiempo que lideró la bandera del Banco Santander.

Botín nació en familia de financieros (era bisnieto, nieto, sobrino, hijo, hermano y padre de banqueros), la institución de crédito que él presidió pasó de ser un banco de marca local a embarcarse en una égida internacional dirigida con prestidigitación por un moderno “Alejandro Magno” que siempre confió en su intuición.

Contrario a lo que mucha gente cree, esa sapiencia para hacer negocio, la adquirió Botín gracias al conocimiento adquirido a lo largo de su juventud y madurez tiempo en el que desempeñó diversas funciones dentro del banco.

En 1986 se convirtió en presidente y desde entonces fue preparando un desembarco financiero en América Latina. La diversificación del negocio y su área de influencia internacional fue siempre una meta precisa.

En menos de tres quinquenios, el banco ya estaba teniendo presencia en América Latina, comprando instituciones quebradas o con problemas pero con la promesa de ser salvadas por los gobiernos locales. En 2000, el Santander compró Grupo Financiero Serfín.

Como se sabe, a través de los estados financieros, el BSCH obtuvo utilidades por 20.8 mil millones de pesos, al cierre de 2013; lo que representó un 17.11% más respecto del año inmediato anterior.

En el país azteca, BSCH, es el tercer proveedor de servicios y cuenta con una base de más de 10 millones de clientes. Brasil, es el principal mercado para el BSCH, seguido de México y después, Chile.

Para tener una idea de su relevancia mundial, Grupo Santander tiene 13 mil 927 sucursales; 182 mil 958 empleados y 103 millones de clientes.

El año pasado, América Latina, le aportó el 47% de los beneficios del grupo: Brasil participó con el 23%; México 10%; Chile 6%. Mientras que, España, el área de negocio natural del BSCH, donde está la sede de la matriz, contribuyó con un 7% a los beneficios del grupo.

Botín es quizá por ello el mejor ejemplo de la globalización, de lo que significa arriesgarse, tomar las oportunidades y administrarse en tiempos aciagos.

Un banquero de raigambre que olfatea una ola de expansión y competencia propiciada por la apertura inminente de los mercados y la fuerza brutal de la tecnología en los servicios financieros.

La Era Botín, del boom de la banca española, cierra un ciclo con la partida del cántabro.

Ahora viene el mayor desafío, permanecer, prevalecer y anticiparse siempre a un mercado financiero que tiende a cada vez mayores grupos financieros, contraviniendo las viejas recomendaciones económicas que señalan las perversidades de los monopolios, duopolios y trusts.

El BSCH tiene diseminadas 3.3 millones de acciones, eso implica que Botín contaba con el 2.5% de las acciones del banco y así mandaba. Con su muerte, Ana Patricia es una “heredera” formada también bajo el mismo estilo clásico (como debe ser) de foguearse en todas las áreas del negocio del banco.

Y he puesto a propósito las comillas de heredera porque Ana que es una talentosa financiera y excelente profesional, tendrá que ganarse la confianza total y permanente de los grandes accionistas quienes hace 48 horas le dieron su voto a favor; pero que ostentan el poder de moverla en cuanto las cosas no marchen como quisieran.

Finalmente será este sábado el entierro de don Emilio en su tierra natal, la misa en la Catedral de Santander aglutinará a todos los directivos, políticos, amigos y familiares. De México, Marcos Martínez Gavica, que dirige el BSCH estará presente para despedirle.

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