Equidad de género y trabajo

En pleno siglo XXI es penoso seguir arrastrando tales disparidades y contradicciones: ser mujer es de entrada un handicap que empeora en la medida en que se trata de una mujer discapacitada, indígena; mujer sin determinada preparación o estar embarazada, ser mujer joven o pasar de los cuarenta años.
Además habría que añadir el componente cultural e ideológico al comparar una mujer musulmana con una mujer católica etc; y entonces seguiríamos desnudando un desequilibrio humano por género incomprensible.
El desbalance figura igualmente en las tasas de desempleo en contra de mujeres jóvenes y maduras; las chicas  encuentran su primer empleo con tabuladores más bajos al respecto de un chico; y los empresarios, en sus decisiones de reducción de plantilla señalan  siempre como cabeza de lista a las mujeres.
Las primeras “palomeadas”  en los recortes, elegidas por varios aspectos tales como ahorros en el pago de la sanidad pública y/o privada  por el estado de gravidez; mujeres con más de 10 años en la empresa que puedan representar una “carga” para el fondo de jubilación y  pensión. Las mujeres son más longevas que los hombres, así es que no es lo mismo pagar por la pensión de un trabajador hombre que el de una mujer.
La resolución de  este tipo de desequilibrios de género que tanto afectan en las relaciones laborales también está presente en otras esferas del desempeño cotidiano, social y político.
No es ajeno,  lo de las políticas paritarias, que algunos gobernantes van aplicando como una concesión en pro de reconocer el papel también relevante de la mujer en  la sociedad. Como una persona capaz de aportar en igualdad de condiciones que un partner masculino.
En el ámbito empresarial ha sido la Responsabilidad Social Corporativa (RCS) la que entre sus preceptos ha añadido diversos  lineamientos para incentivar que, desde las direcciones de Recursos Humanos, opere  un trato equitativo.
Los empresarios tienen que ampliar los criterios de la RSC. Es cierto que, de la mano de la ética empresarial emerge la autorregulación empresarial, los consejos de administración han adoptado códigos de conducta, buenas prácticas corporativas, el código interno para los empleados; pero todavía no es suficiente.
No obstante, debe hacerse más en aras de eliminar la discriminación de género en el ámbito laboral y en los tabuladores de sueldos, salarios y prestaciones.
A COLACIÓN
Precisamente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que  una empresa socialmente responsable representa la posibilidad de que los consejos de administración  apliquen y respeten en doble vía, los derechos humanos: primero los laborales para sus empleados y en su cara externa los derechos fundamentales refrendados por la ONU,  a fin de lograr una congruencia con la no-contratación de niños y adolescentes; evitar toda práctica de esclavitud; explotación laboral y marginal.
La lucha contra la discriminación en el mundo del trabajo registra progresos, pero existe preocupación por que continúa siendo significativa y persistente con creciente desigualdad de ingresos y oportunidades.
En el informe “La igualdad en el trabajo: afrontar los desafíos que se plantean”, la OIT afirma que el  panorama mundial de la lucha por superar la discriminación evidencia un contraste de fracasos.
En la publicación se menciona la resistencia  de las brechas de género en el empleo y la necesidad de políticas integradas para abordar la discriminación en las remuneraciones, la segregación ocupacional y la necesidad de conciliar el trabajo con las responsabilidades familiares.
De hecho también hay estudios para analizar el doble trabajo realizado por las mujeres, uno en la oficina-remunerado y otro en el hogar-no remunerado, lo hacen tratando de determinar de forma cuantitativa cuánto en ahorro anual doméstico contribuye la mujer al llevar toda una amplia gama de actividades (cocinera, lavandera, costurera, reparadora, educadora, aseo en general) que ejecuta como una pesada carga de obligatoriedad  extendida hasta los fines de semana.
Subsisten demasiados pendientes por resarcir y el tiempo se agota. Recordemos que el próximo año, 2015, habrá que entregarse cuentas al respecto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La equidad de género es uno de los retos globales más importantes.

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