Tampoco el mercado de las drogas puede ser explicado y entendido como si se tratara del de jitomates o pescado, quizá un poco como el del alcohol y tabaco, pero aún así se trata de uno poderosamente complejo.
Desde la distancia teje redes, crea mafias transnacionales conectadas a casi todos los canales productivos y en la esfera de lo político, tenemos un nuevo mega poder con el narco-dinero.
Producto de ese poder y del dinero que moviliza, distintos actores políticos, en diversos países proponen legalizar la producción y comercialización de las drogas a fin de captar parte del dinero a favor de las arcas públicas.
La más reciente crisis económica global junto con su evidente astringencia en recursos ha puesto nuevamente sobre de la mesa la necesidad de captar parte del dinero que moviliza el mercado del narcotráfico.
Se está obrando un cambio en el sentido de que combatirlo en sus prácticas ilegales es una lucha estéril en la que además cada vez son destinados mayores recursos de los impuestos de la gente cuando hay enormes carencias por cubrir y el presupuesto no rinde.
Las manecillas están girando entorno de legalizar para captar más dinero a cambio, con una parte, crear programas para prevenir y políticas, para reaccionar en materia social.
Creo que sin lugar a dudas debe darse un consenso mundial al respecto para asumir una postura común para hacer frente a este flagelo y evitar que su permanente operación en la ilegalidad siga trastocando al entorno político y al ámbito de lo económico.
También opino que el problema no termina con legalizarlo ni con despenalizar el consumo, por supuesto, los efectos serán distintos entre un país a otro y en los llamados del tercer mundo o emergentes deberán realizarse esfuerzos adicionales lo vemos en México con una población de alta deserción escolar, mala nutrición y graves problemas sociales ligados con el bajo salario y el desempleo.
A COLACIÓN
De alguna manera hay una plataforma comercial y de negocios firmada entre México, Estados Unidos y Canadá, desde allí partir para, en aras de una reunión tripartita, avanzar en la búsqueda de un acuerdo común dentro del Tratado de Libre Comercio (Nafta-Tlcan) y lograr una estrategia tripartita al respecto del legalizar o no la producción y comercialización de las drogas y la despenalización del consumo.
Temo que si México legaliza el mercado de las drogas de forma individualizada se convertirá en poco tiempo en un mayoritario centro de consumo.
El narcomenudeo ha probado su eficacia pulverizándose además en pequeñas dosis de bajo costo al alcance de todos, como la droga en forma de goma de mascar de colores que venden en las discotecas; adolescentes y jóvenes la consumen porque sirve para “aguantar la bebida del alcohol”, mantenerse sobrio toda la noche; la única condición es beber aguar para no deshidratarse y desmayarse.
Así es que legalizar y despenalizar por la libre, puede resultar de doble filo para la sociedad mexicana, en momentos en que la juventud está precisamente atravesando por una grave crisis existencial producto de la misma virulencia del entorno, la baja paga salarial, los problemas de emancipación derivados de la falta de un empleo digno y estable.
Vivimos tiempos en que el suicidio entre la juventud ha incrementado, según la Comisión de Salud de la Asamblea Legislativa que una de cada 7 personas en el Distrito Federal padece de trastornos mentales y la generación de “los ninis” se amplia de forma negativa.
Por tanto, ponerles las drogas al alcance con este vacío existencial, crisis de identidad y mala economía no sé qué tan bueno sea hacerlo en México y sin cambios en Estados Unidos y Canadá.
Podemos caer en una sociedad que en lugar de aprovechar las ventajas del bono demográfico de forma constructiva lo dilapide cimentando una sociedad de drogadictos inadaptados e improductivos. No habrá política de salud pública preparada para atender los daños físicos y mentales que dicha generación se provocará a ella misma.
México tiene que avanzar en coordinarse con sus dos socios comerciales a fin de asegurarse seguir siendo un país mayoritariamente de tránsito de drogas, con un mercado controlado de consumo y crear programas preventivos y de control.
El paraiso existe, se llama México…