En pro de la educación financiera

El plan no excluye en principio ningún segmento de población y cubrirá progresivamente todos los productos y servicios financieros. 2) Cooperación. Por su ámbito y características, el plan se enmarca dentro de la política de educación financiera del Gobierno, lo que exige una intensa cooperación entre supervisores financieros, administraciones públicas competentes y está abierto a la participación de los agentes sociales e instituciones que puedan apoyar esta tarea. 3) Continuidad. Aunque el plan se ha diseñado para cubrir un periodo de cuatro años, la naturaleza de sus objetivos exigirá el mantenimiento de las actuaciones más allá de este periodo.
Dicha  iniciativa está en línea con la llevada a cabo por la Financial Services Authority (FSA) británica y de acuerdo con los principios y recomendaciones de la OCDE y de la Comisión Europea.
Por su parte, en México, la educación financiera es abordada con acento de singularidad y con las peculiaridades propias del entorno, aunque sin metas de corto plazo bien definidas como sucede en ultramar.
Fundamentalmente el esfuerzo va encabezado por la Secretaría de Hacienda, la Asociación de Bancos de México (ABM), la Comisión  Nacional para la Defensa de los Usuarios Financieros  (Condusef) y la Comisión Nacional para el Sistema del Ahorro para el Retiro (Consar).
A diferencia de otros países europeos, México tiene el handicap de arrastrar sendos problemas de bancarización, baja penetración de la banca online, poca cultura del pago y aunque la ABM se encarga de promover encuestas entre los usuarios de los servicios bancarios para difundir que la gente está contenta con el servicio y confía en las instituciones de crédito, hoy por hoy, el grueso de la gente prefiere guardar su dinero debajo del colchón y ahorrar mediante las tandas del vecino, que acudir a un banco y contratar una cuenta.
Tan es así que diversas investigaciones del Banco Mundial advierten que la penetración del sistema financiero alcanza sólo al 25% de la población.
La promoción de la educación financiera implica entonces una ventana de oportunidades –a futuro- para aprovechar el potencial del mercado informal del ahorro y del crédito y pasarlo al mercado formal del ahorro y del crédito.
También pienso en los niveles que faltan por detonar en cuestión del ahorro para el retiro, planes y pensiones hoy en día ausentes para millones de  personas inmersas en la economía informal y que están totalmente desprotegidas de toda cobertura, servicio público y lejos de los requisitos del sector  privado.  
Yo confío en la educación financiera como disciplina de temprana exposición bajo métodos didácticos para que los niños comiencen a desarrollar sus propias habilidades, se empapen del mundo real que les aguarda y que, independientemente de la profesión que elijan, tengan el conocimiento adquirido de cómo ahorrar, en qué momento realizar una inversión; las ventajas de los bienes raíces; elegir un fondo de inversión adecuado; creer en los seguros, otro segmento escasamente desarrollado en el país porque se tiene la noción de que pagar un seguro cuesta demasiado o es tirar el dinero.
Lo que estamos proponiendo es dar un amplio abanico dentro de la educación financiera, porque no es sólo cuestión de pesos y centavos, sino de tomar decisiones acertadas,  elegir el camino de la iniciativa privada si a temprana edad se despiertan las inquietudes.
Es tan importante como aquel niño que desde pequeño sus padres le observan aptitudes para gimnasia y lo matriculan en un centro especializado y luego suelen ser casos de éxito; lo comparo también con la  educación bilingüe.
Lo único que no puede repetirse, con los buenos deseos de aplicar la educación financiera, es  instrumentarla  de forma selectiva, discriminatoria, que se haga eco en las escuelas y colegios privados y se ignore a la educación pública.
Recalquemos que, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) define a la educación financiera como “el proceso por el que los inversores y consumidores financieros mejoran su comprensión de los productos financieros, conceptos y riesgos y, a través de la información, la enseñanza y/o el asesoramiento objetivo, desarrollan las habilidades y confianza precisas para adquirir mayor conciencia de los riesgos y oportunidades financieras, tomar decisiones informadas, saber dónde acudir para pedir ayuda y tomar cualquier acción eficaz para mejorar su bienestar financiero”.

Leave a Reply