¿Agua para todos?

Al mismo tiempo prevalecen campañas públicas a favor de incentivar  distintas formas de ahorro de los recursos naturales y la adopción de hábitos a favor de reciclar y reutilizar.
En lo personal, me resulta interesante  que en el llamado “viejo continente” la gente tiene una  mayor conciencia del cuidado de su ingreso y quizá por ello ahorran tanto en sus niveles de consumo de agua, luz, gas, privilegian el uso de los transportes públicos, etc.
Poco a poco emerge una cultura de cuidar los recursos naturales, respeto al medio ambiente y reciclaje.
Es cierto que la Unión Europea (UE)  todavía no camina de forma homogénea en sus medidas de reciclaje y ahorro de agua, al  interior de los propios países encontramos ciudades muy férreas en aplicar multas a las personas que no reciclan y contaminan, mientras otras ciudades pasan de largo.
En este sentido, todavía la política no es común,  así mientras en España la separación de basura no es del todo estricta, en Bélgica por ejemplo hay multas altísimas para los ciudadanos que no colocan sus desperdicios en el contenedor adecuado: papel, periódico y cartón; vidrio y latas; todo lo plástico; pilas; y desechos orgánicos.
La basura entre mejor seleccionada al momento de la separación es más fácil de reciclar  y reutilizar, la idea es evitar que la basura llegue a contaminar alcantarillas, ríos, lagos, caudales y termine a la deriva en océanos.
Por ejemplo, el papel del baño es un enemigo del agua, tanto dulce como salada, proliferan los letreros pidiendo no tirar dentro del retrete el papel sanitario precisamente para facilitar el proceso de limpieza de las aguas residuales; en las aguas saladas es una pena que cientos de hoteles y fraccionamientos con vista al mar desagüen hacia el mar.
Igualmente sucede con la utilización de las botellas de agua. En Europa puede beberse agua directamente del grifo, aunque las opiniones  también dividen entre personas que la beben directamente y otras embotellada.
De lo que se trata es de cuidar el destino final de las botellas de plástico vacías, sobre todo evitar otra contaminación en uno de los bienes escasos y al mismo tiempo vitales como son las aguas dulces.
A COLACIÓN
El circulo vicioso de la  contaminación de los recursos y la presión demográfica limitan una efectiva disponibilidad de los mismos,  lo que nos lleva de la mano a una nueva peligrosa segmentación de la población: una que podrá pagar por seguir teniendo agua en sus hogares y otra que no podrá hacerlo.
Los seres humanos a veces pensamos que dejamos muy atrás la forma de vida del siglo XVIII y XIX, nos mostramos incrédulos ante el tema de la escasez de los recursos, lo hacemos de forma irresponsable.
A veces me entra temor lo qué pueda suceder a lo largo de este nuevo siglo y milenio derivado de la lucha por los recursos naturales. Muchos movimientos humanos, desplazamientos hacia otras zonas y países ocurren precisamente por las dificultades para acceder a elementos tan vitales para la supervivencia humana como lo es el agua.

También está la irresponsabilidad y la ausencia de compromiso. Por ejemplo, en México,  no hemos tomado en serio todavía ni la separación de desechos, ni su reciclaje, ni mucho menos cuidar el agua.  
Provoca una enorme irritación observar a las muchachas de servicio en las colonias pudientes de la ciudad de México desperdiciando el agua de la manguera durante sus jornadas de riego a  plantas y arbolitos o limpieza en las calles cuando en otras colonias pasan largos meses sin una sola gota de agua en el grifo dependiendo de las pipas semanales, cubetas y  tambos.
De acuerdo con el Sistema de Aguas del Distrito Federal, el costo por metro cúbico de agua en la capital del país es de 23 pesos, en parte por el subsidio, y es que sin éste, el costo real cuadruplicaría.
Muchos ciudadanos  no podrían pagar el acceso al agua en una ciudad tan densamente poblada como la capital del país y donde poco más de la mitad de la población enfrenta algún grado de pobreza.
Por ende debemos tomar más en serio el cuidado de los recursos naturales y energéticos, el agua es insustituible, ¿qué haremos sin ella?.
Lo que no empecemos con prontitud a favor de tan preciado liquido vital nos meterá en una trampa peligrosa y no habrá tiempo para arrepentimientos, ni marcha atrás.

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