Amenazas euro y multilateralismo

Enrico Letta fungió como primer ministro hasta el 14 de febrero pasado cuando presentó su renuncia oficial al cargo. El mensaje de “amor envenenado” para los italianos (por las características de la fecha) causó un nuevo sobresalto primordialmente en momentos en que los  medios de comunicación anunciaban la salida de la recesión económica italiana debido a un crecimiento del 0.1% del PIB durante el cuarto trimestre de 2013.
Al presidente, Giorgio Napolitano, no le quedó más que convocar a todos los partidos  políticos para formar otro gobierno en Italia.
Sin embargo, lo de Italia podría ser peccata minuta comparado con lo que se avecina en Francia.
¿Puede la economía gala convertirse  en  peligro real para el euro? La respuesta es afirmativa. El Tribunal de Cuentas   (TDC) señala que la economía francesa se encuentra en una zona  de alerta y que el gobierno de Francois Hollande incumple todos los compromisos europeos puestos en vigor por los demás estados miembros.
Tanto Merkel, Durao Barroso, como Didier Migaud, presidente del TDC piden a Hollande honrar lo pactado y atender además el peso creciente de la deuda francesa.
El  presidente socialista llegó al poder en mayo de 2012 y a diferencia de su antecesor, Nicolás Sarkozy,  su política es menos vigorosa, el incumplimiento de los pactos económicos además de provocarle malestar hacia el seno de la UE también lo resiente al interior de Francia con ciudadanos que cada día le ven menos popular e incapaz de tomar decisiones acertadas.
Los últimos escarceos amorosos de Hollande con una joven actriz y el rompimiento de él con Valérie Trierweile, hasta hace unos días primera Dama de Francia, son lo más discutido en la prensa gala.
Los amoríos de cama franceses dentro de la “erótica del poder”  han provocado indigestión en el Parlamento Europeo y disgustos entre diversos mandatarios urgidos de que toda la  maquinaria económica y política funcione acordemente al seno de la eurozona a fin de garantizar que el adolescente euro alcance también la madurez.
A COLACIÓN
Hablando de multilateralismo, hace unos días, Christine Lagarde, directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) aseveró que las tendencias de la economía mundial exigen un compromiso reforzado con un nuevo multilateralismo.
El FMI lo que intenta es impulsar un  eje en este sentido pero con determinadas características que lo hagan más inclusivo.
De acuerdo con Lagarde habrá dos corrientes generales que predominarán en las próximas décadas: las crecientes tensiones en las interconexiones mundiales y las crecientes tensiones en la sostenibilidad económica.
Desde su óptica deberemos estar preparados para abordarlas a partir de una  solución que tenga en cuenta el pasado y que sea apta para el futuro con  un marco reforzado para la cooperación internacional; y un  nuevo multilateralismo para el siglo XXI.
Los principales elementos de este multilateralismo reforzado serían los siguientes: 1) Un compromiso renovado con la apertura económica y los beneficios mutuos del comercio internacional y la inversión extranjera. 2)  La gestión de un sistema monetario internacional cada vez más complejo que está a años luz del viejo sistema de Bretton Woods. 3)  La creación de un sector financiero mundial para la etapa posterior a la crisis que esté al servicio de la economía productiva y no al servicio de sus propios fines.
Pero también habrá que abordar cuestiones tales como el cambio climático y la desigualdad.
En este sentido, Lagarde opina que el  nuevo multilateralismo debe tornarse más inclusivo, y abarcar no solo las potencias emergentes del mundo entero, sino también las crecientes redes y coaliciones que se encuentran íntimamente integradas en la estructura de la economía mundial.
El nuevo multilateralismo debe tener la capacidad para escuchar esas voces y responderlas.
De una u otra forma las distintas integraciones económicas y también monetarias están propiciando otras formas de entendimiento e interrelación a nivel global en un mundo cada día más interconectado. No hay marcha atrás por ello es que el FMI intenta liderar esta etapa de transición.

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