Euro: sobreviviendo a la crisis

No han sido tiempos fáciles, la pubertad del euro se ha visto alterada por los siguientes factores económicos: 1) Crisis económica mucho más visible desde 2008 en la región europea. 2) Pinchazo de la burbuja inmobiliaria. 3) Peso de la deuda soberana de diversas economías dentro del PIB. 4) Incremento de la prima de riesgo y sus consecuencias sobre la liquidez y solvencia. 5) Ralentización en el crecimiento de países como Alemania, Francia e Italia. 6) Importación de la crisis subprime de Estados Unidos con efecto de contagio en el sistema financiero europeo y sus fondos de inversión.
Por si faltase algo más, las constantes disputas entre los euroescépticos  y los partidarios a ultranza de la moneda común, han avivado toda un serie de pugnas y reproches mutuos.
Para los apologistas,  es preferible rescatar a un país antes que dejarlo abandonar la moneda común. Casi a toda costa.
Grecia es el ejemplo más visible. El rescate griego de más de 240 mil millones de euros más la compra de deuda griega alejó el fantasma de la incredulidad que hacia  dudar de la permanencia del país heleno en la eurozona.
Ahora bien, el mismo espectro recorrió  otros países como Italia, Portugal, España, todas economías de tamaño relevante para el conglomerado europeo.
No obstante, para los ultra defensores de la integración  monetaria, “el matrimonio con el euro” implica una relación en las buenas como en las malas. Siendo estas las horas más bajas, algunos especialistas consideran que abandonar el euro provocaría  peores consecuencias para la economía del país que lo hiciera y por supuesto, desataría  un cisma dentro de la eurozona.
A COLACIÓN
¿Habrá desmantelamiento de la eurozona? En esa visión equidistante de quienes arrojan piedras  para derrumbar el muro del euro en contra de quienes se apañan en tapar  los huecos con cemento,  en el camino quedan una serie de reformas económicas, financieras y bancarias así como blindarse de los movimientos provocados por factores políticos.
Con doce años cumplidos desde su puesta en circulación,  el primero  de enero de 2002 (a un tipo de cambio de 0.9038 dólares) el euro ha experimentado  vaivenes que han puesto en riesgo su continuidad.
Si bien alcanzó máximos frente al dólar como sucedió el 15 de julio de 2008 a un tipo de cambio de 1.5990 dólares también bajó a mínimos de 1.3584 dólares.
Justo en el medio de esos vaticinios de derrumbe, hace un par de años  diversos inversionistas europeos salieron de fondos en euros para cambiarse a fondos en dólares ante la desconfianza del futuro inmediato.
No ha sido fácil  devolver la credibilidad inclusive después de que Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia reformaran y aplicaran un severo ajuste.
Hasta la evolución del PIB en algunos países ha resultado mejor de lo esperado:  España podría haber alcanzado un PIB del 0.7% en 2013 y las previsiones para este año son de un crecimiento del 1 por ciento.
Varios analistas de estudios económicos consideran que lo peor quedó  detrás y se basan en  descensos de la prima de riesgo de casi todos los países miembros de la eurozona para justificar sus aseveraciones.
Es más, el  retorno de capitales del año pasado, permitió que el euro obtuviera  una revalorización  respecto  de las divisas más importantes del mercado internacional: el euro revalorizó 2.2% versus la libra esterlina; 4% respecto al dólar americano; y 21% respecto al yen.
Es decir, el euro sigue resistiendo y es que  334 millones de europeos  lo utilizan todos los días. A ello hay que añadirle  210 millones de personas alrededor del mundo que usan monedas fijadas en euro en países árabes  y 182 millones de africanos que también lo utilizan.
La maravilla de la unificación monetaria ha permitido que el euro sea la segunda moneda de reserva en el mundo y después del dólar americano,  la más negociada en la esfera global.
¿Es el euro un chico rebelde a punto de fugarse? Para José Manuel Durao Barroso,  presidente de la Comisión Europea,  pro impulsor del euro “la UE es el marco necesario para enfrentarse a todos los retos que puedan aparecer en el terreno monetario”.

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