¡Gran Tarde!

¡Oh sorpresa! El domingo 9 de febrero de 2014 Javier ha demostrado que es posible para los toros del encaste San Mateo vía Javier Garfias rivalizar con los de Parladé en cuanto a presencia, como los que se presentaron en ésta temporada tanto de Barralva como los de La Joya, y en cuanto a comportamiento, fuimos testigos de una gama de tonos de bravura que iban desde nobleza hasta desarrollar sentido como fue el caso del cuarto de la tarde que le correspondió a El Zotoluco que estuvo en plan de maestro, aunque con la suerte suprema no fue eficaz y por eso salió sin trofeos.

La madurez de Lalo lució en todo su esplendor. En su segundo dio cátedra de cómo es posible ir extrayendo lo positivo de un astado con base en el manejo de las alturas de la muleta y las distancias, corrigiendo sobre la marcha con el capote y con la muleta, la presentación y manejo de los engaños con la precisión dotada de conocimiento para extraer lances y muletazos plenos de emotividad provocando el aplauso rotundo de los aficionados. Los detalles lo darán las crónicas aquí me circunscribo a celebrar el gran momento de madurez que vive uno de los toreros con más técnica que ha gestado México, no en balde el inolvidable Don Javier Garfias al salir de una corrida hace muchos años en una plaza portátil ubicada en Periférico Norte, Eulalio va a ser un gran torero, como en tantas otras cosas, Don Javier no se equivocó.

Juan Pablo Sánchez con el sexto de nombre Costurero, como aquel de Don Javier Garfias que permitió a Manolo Mejía en 1993 en un jueves taurino en La México renacer para el toreo, ha realizado a mi manera de ver la faena de la temporada por lo bien que ejecutó el toreo, con plasticidad, conocimiento y sentimiento fue eslabonando muletazos en los cuales brilló la capacidad para darle la distancia correcta y extender los muletazos con gran temple y pleno dominio de una embestida noble pero con un punto de codicia a la que no nos tiene acostumbrados, Bernaldo de Quiros y que bien mereció el arrastre lento a sus restos.

Juan Pablo demuestra que la apuesta que realizó por él Espectáculos Taurinos de México es correcta, la preparación que tuvo como epicentro la Casa Lozano y Don Pablo su maestro, lo han dotado de un gran entendimiento para lidiar, pero lo más importante a mi modo de entender, es que el toreo de Juan Pablo mantiene el sello del estilo mexicano de practicar el toreo, muletazos largos, lentitud en el trazo, alargar la embestida y provocar oles largos, la faena de Costurero fue de alarido y si bien la vuelta al ruedo de homenaje de la afición capitalina fue de gran reconocimiento, las fallas con el acero le evitaron la salida en hombros de quienes coreaban cada uno de los muletazos.

A Alejandro Talavante le tocó un toro muy noble en su primer turno para lucir la gran imaginación que le surge cuando actúa con la gran plasticidad a la que ya nos tiene bien acostumbrados, le correspondió una oreja y en ese sentido fue el triunfador del festejo, el quinto fue el lunar del encierro y el de regalo, un astado pobre de presencia de San Isidro comparado con el encierro titular que no permitió que su despedida de la temporada mexicana de finales y principio de año, fuera más triunfal, sin embargo deja el pendón en alto, el extremeño.

Después de asistir a corridas como esta, con sus grandes luces y alguna sombra, todo hay que decirlo, deseo la pronta recuperación de Sergio González quién se fracturó al salir de un par de banderillas y destacar a Christian Sánchez y a Gustavo Campos ambos por sus grandes pares de banderillas y remato con el comentario de Ramón Carazo Canto “Alguna vez, el maestro Rafael De Paula -palabras más, palabras menos- dijo que no entendía la obsesión de los toreros de ahora por coleccionar trofeos. Lo decía, en parte, porque a él mismo se le habían ido varios con la espada, pero su reflexión iba en el sentido de que una faena cumbre no se borraba por la falta de suerte con los aceros. Con el debido respeto a quien sí consiguió el apéndice, me parece que la corrida de ayer confirma la reflexión del andaluz. Hay faenas que se quedan en la retina, cuajadas para siempre aunque no figuren en el conteo de orejas y rabos. Bien por Talavante, pero también por El Zotoluco y Juan Pablo Sánchez”

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