“Los parientes de Playa Vicente”, llevan son jarocho, baile y buen humor a la XIII “Feria de las Calacas”

Minutos previos a su presentación anunciada a las 17:00 horas los cuatros músicos que integran la agrupación hacían pruebas de sonido, al tiempo que grupos de personas de distintas edades buscaban el mejor lugar en las gradas de madera.

Una voz femenina, agradable y juvenil, anunció la primera llamada. Diablitos, vampiritos, calabazas y brujitas ya se observan entre el público, al paso de unos minutos se escucha la  tercera llamada.

“En este fandango a ritmo de son jarocho podrás improvisar calaveritas junto con tus papás, tocar algún instrumento musical con el grupo y practicar algunos pasos de zapateado”, aseguró la joven en el micrófono sobre el espectáculo a punto de comenzar el escenario 4, el Foro Secundario.

De inmediato los sonidos de las percusiones, el requinto, la jarana y el contrabajo se dejaron escuchar,  “Para el día que yo me muera, la tierra lo va a sentir, la tierra lo va a sentir para el día que yo me muera”, empezó a cantar Francisco Ramírez, Chicolin, uno de los fundadores de la agrupación fandanguera.

Después de esa introducción la agrupación también integrada por Víctor Hugo, contrabajo; Antonio Pérez, percusiones; y Leonardo Prieto, gaita y jarana; comenzaría a interactuar con el público a quien invitaría a bailar sobre el escenario “que es muy chico” o en sus lugares. “Veo que las gradas es de madera, ahí se puede zapatear”, expresó Federico Ramírez.

“Vamos a hacer un simulacro del fandango, la fiesta por excelencia del pueblo”, adelantó Chicolin, para después darle la bienvenida a Viridiana y Carolina, jóvenes bailarinas que pondrían el ejemplo de baile y el ritmo sobre el escenario al zapatearle con María Chuchena.

En la gradas se podía ver a una pequeña niña brujita bailar junto con su madre, abajo pequeñines gritaban y saltaban animados por sus padres, quienes aprovechaban para tomarles fotografías, y otra pequeñina hacia registro de todo con una tablet.

La fiesta ambientada por la agrupación fundada en 1987, continuaría con Son de cuna, que contrario a otras de las canciones para dormir a los niños en las que sobresale la lentitud, esta tiene mucho ritmo, pues los niños “necesitan actividad”, por ello invitaron al escenario a los infantes a que subieran a bailar.

Inmediatamente después se invitó a las mamás a mostrar su zapateado al ritmo de El son de la guacamaya, mismas que fueron apoyadas con las palmas de los presentes que ya habían abarrotado el lugar.

¿Se están divirtiendo?, ¿les está gustando? Preguntó Federico Ramírez quien ahora pediría la colaboración de tres papás a participar en la interpretación de El colas. Uno tras otro sacarían sus mejores pasos de baile, siendo todos ovacionados por el público que también actuó con un juego de palmas.

La diversión y el cotorreo seguirían con Los pollos y La iguana, en la que nuevamente tres hombres subirían al escenario, quienes con sus pasos de baile desataron los gritos, aplausos, vivas y risas de los asistentes.

El concierto estaba ya en el clímax y la concurrencia no dejaba de aplaudir. Antes de cerrar el evento, Francisco Ramírez agradeció al programa Alas y Raíces que nuevamente los hayan invitado a la Feria de las calacas y a los presentes por apoyar la música tradicional mexicana y traer a su niño a escucharla.

Las coplas de La bamba resonó en las áreas verdes, al ritmo de esta canción popular veracruzana cada uno de los integrantes hizo gala de sus habilidades musicales, así como de baile, para dar por concluido el evento.

Pero los presentes querían seguir con la fiesta, “Otra, otra, otra” se escuchaba al unísono, los músicos retomaron sus instrumentos y prometieron tocar bajo la condición de que el público bailara, al ser aceptada la propuesta interpretaron La dicha del gallo, con la que cerraron el concierto que divirtió por igual a chicos y grandes.

Fuente: (CONACULTA)

 

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