Previsión hasta para morir

La vida, como un ciclo vital, va de más a menos y ello implica en este ciclo reproductor que muchas veces también va aparejado el ciclo productivo de la persona; así como la reproducción de los seres vivos encuentra un punto de madurez y declive también acontece en la vida productiva.
Ambas reflexiones, muchas veces son pasadas por alto por una inmensa mayoría de la población, quizá por  vivir el día a día; por el ritmo del trabajo, estrés o problemas que van presentándose y en los  que se ocupa la mayor del tiempo para su resolución.
El caso es que, la vida se pasa sin haber sido precavidos, por ejemplo,  sin contar con el paraguas de los seguros que sustancialmente su naturaleza sirve para eso:  alcanzar una certeza con el tiempo sea por una cobertura  en educación universitaria; gastos médicos, protección del hogar, del patrimonio; seguro de vida y muchos otros planes como pensiones y jubilaciones.
Ese ver la vida transcurrir también provoca que la muerte pille aún con mayor dolor a todos aquellos familiares y amigos que se quedan para llorar a quien le ha tocado marcharse.
La previsión para  la muerte no debería pensarse, ni asumirse, como una decisión fatalista, negativa o deprimente, toda vez que implica un grado de madurez para analizar lo que será inevitable.
Simplemente lo observo entre mis familiares, amigos y conocidos: ninguno tiene testamento realizado, ni siquiera son  ordenados con la administración de sus documentos que avalan contratos bancarios, de seguros o pensiones.
Tampoco han adquirido algún sitio de perpetuidad ni para la persona, ni mucho menos para la familia. A pesar de que se reitera como un cliché que “el mexicano se ríe de la muerte” siempre se evade una plática seria con la pareja o bien con el núcleo familiar para discutir y proponer asuntos dolorosos pero impostergables.
¿Qué habría que platicar?  1) La decisión de ambos padres de, cada uno, realizar ante Notario su testamento para protección del patrimonio familiar. 2) La inversión en un sitio de perpetuidad personal o familiar. 3) La discusión al respecto de qué hacer, con los bienes personales, hay personas que desean repartir determinadas cosas a amigos, otros donarlas a instituciones o bien que la familia conserve algunas prendas, libros, cuadros, fotos etc.  4) ¿Qué hacer en caso de fallecimiento? Desde luego que para nada se trata de una plática fácil, pero créame amigo  lector es mejor hacerla porque crea una especie de “hoja de ruta” de qué hacer y ello facilita, en medio del dolor, la toma de decisiones. En este punto, decidir las dos opciones: cremación o sepultura. 5) Decidir quién será la persona seleccionada para hacerse cargo de la situación y  hacerla participe, primordialmente si se trata de un amigo. 6) Muchos otros aspectos que engloban la que finalmente será la última ceremonia. 7) Así como se celebra la vida, también debe honrarse a quién se va primero.
Respecto del costo económico, básicamente  se hace alusión al gasto promedio de un funeral, desde el más barato de entre 7 mil a 9 mil pesos; hasta el más caro que oscila entre los 180 mil a 200 mil pesos.
No obstante, el gasto es mayor porque  habrá que añadir  misas, traslados y otros gastos colaterales.
Por ello es que, reiteramos, la previsión en vida de prepararse para la muerte, es una decisión difícil pero necesaria. De cuántos casos sabemos de personas fallecidas y sus familiares que no pueden reclamar el dinero que dejó el difunto en la cuenta bancaria hasta que no contratan un abogado y entonces se entabla un procedimiento contra la institución de crédito, proceso que es largo y costoso;  y que sería muy distinto en caso de existir un testamento.
O cuántos otros casos de personas que mueren y su pareja o hijos ignoran que han dejado más de una cuenta bancaria o una póliza  que  les beneficia. Créame sucede.
A COLACIÓN
Mientras que en México no tenemos cifras oficiales de en qué regiones del país son más caros los servicios mortuorios, el periódico ABC en España informa que “los servicios funerarios en la Comunidad de Madrid son los más caros de España.”
El gasto por defunción en la Comunidad de Madrid es de 3 mil 200 euros de media  (unos 57 mil 600 pesos) en caso de elegir la cremación y de unos 3 mil 500 euros (63 mil pesos) si se escoge un nicho, de acuerdo con la Confederación de Consumidores y Usuarios de Madrid (CECU).
P.D Mi twitter @claudialunapale. Mi blog es http://claudialunapalencia.blogspot.com

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