EUA y su parálisis de miedo

Cuando pretendemos un respiro en lo económico mirando hacia el futuro de corto plazo con la esperanza de dar por concluida esta etapa negra de la economía global (los últimos seis años), nuevamente aparecen serios nubarrones como amenaza de retornar a la tormenta.
Si no es el petróleo como shock externo, lo es el cuento de nunca acabar con la crisis en la Unión Europea y la eurozona, mientras España hace la tarea  de los recortes y subidas de impuestos y parece atisbar una luz al final de túnel, entonces, emerge la crisis política en Italia, y el hecho en sí es que nadie a estas alturas se atreve a predecir siquiera los próximos seis meses.
De esta forma tanto los mercados accionarios, como valores refugio, sea el oro o la plata, todos tienen sus vaivenes mientras la política monetaria continúa incentivando las tasas de interés más bajas.
Hace unos días precisamente un amigo ejecutivo premium de un gran banco español con presencia mundial, me confió que estaban sobrados de liquidez “nos urge prestar”, el negocio de un banco, me recordó, no estriba en acumular el dinero en una bodega, todo lo contrario en moverlo.
No obstante, mientras el panorama en lo particular y lo global no aclare un poco, será difícil que la gente que está siendo más cauta salga a endeudarse o bien a recuperar sus niveles de consumo.
La gente más racional y entendida lo que está haciendo es guardar su mucho o poquito dinero, lo están atesorando, ni siquiera lo invierten; lo atesoran en tanto no recuperen la confianza en el panorama.
Si el varapalo no viene por el lado de la UE, lo hace por la parte de Estados Unidos, hoy por hoy, con todas sus aristas la primera economía del mundo, el mayor deudor del planeta pero el que promueve el gran negocio global.
Con esa guisa obvio es que intranquilice la parálisis presupuestal de los últimos días en la administración del presidente Barack Obama y por otro lado, las señales enviadas a los mercados en torno a la política de estímulos aplicada por la economía americana.
De lo primero considero es más que una especie de “venganza” ante la respuesta del presidente Obama (escudándose en su homólogo, Vladimir Putin, presidente de Rusia) de no responder con una invasión a Siria ante las pruebas de gas sarin usado contra la población civil.
Hay una vocación mucho más sectaria y en pro de la economía de guerra por parte de los republicanos estadounidenses que de los demócratas estadounidenses.
El presidente Obama se ha mostrado mucho más taciturno en torno  impulsar una nueva invasión en Oriente Medio, sobre todo cuando una buena parte de los problemas del Presupuesto Federal son consecuencia de más de una década de desplazamientos y gastos militares en Defensa.
Obama, quien ostenta  un Nobel precisamente en el renglón de la paz,  difícilmente caerá en las presiones de los republicanos para atacar Siria, ante el encono de empresas como Northrop Grumman y Boeing que incrementaron su facturación con la invasión de Afganistán e Irak.
Para mí, la parálisis presupuestal actual por parte de los republicanos es una especie de chantaje y una clara venganza contra la administración de Obama al que por supuesto le quieren boicotear la reforma del Medicare.
Tarde o temprano terminará este “cierre de la administración” que mantiene en sus casas a buena parte de la administración pública, aunque no sabemos todavía el costo y  la burbuja de impacto que provocará.
Lo que sí es que todos los países miembros del G-20 enviaron una carta signada al presidente Obama urgiendo a  una solución por el bien de la estabilidad global.
A COLACIÓN
Luego está el otro asunto: en enero de 2014 habrá relevo del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, dando por concluida la polémica “era de Ben Bernanke”.
El presidente Obama también aquí ha roto moldes y propone por  vez primera a  una mujer que, desde tiempo atrás, ya forma parte de las entrañas de la FED: Janet Yellen.
Se trata de una economista que sería la primera en la historia de la FED en presidir la política monetaria de la Unión Americana.
Yellen de 67 años coincidió con Bernanke en fabricar la política de estímulos monetarios que desde hace poco más de tres años se inyecta a los canales de la economía estadounidense con la finalidad de romper el letargo en el que ha caído desde la crisis subprime en 2008.
Con Yellen, de quien Joseph Stiglitz, Nobel de Economía,  habla maravillas le tocará capitanear los estímulos de otra forma para favorecer que la clase media americana se siga ampliando y no contrayendo como ha sucedido.
PD. *Economista y presidente de Consultores en Economía y Educación Financiera.

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