Recuerdan vivencias y la música del compositor Gonzalo Curiel, autor de melodías inolvidables como “Vereda Tropical” y “Caminos de ayer”

Gonzalo Curiel (1904-1958) fue un compositor equidistante entre la música de concierto y el jazz, pues sus canciones contenían elementos de ambos, provenientes de ambas referencias, las cuales empleó para crear un repertorio con títulos como Vereda tropical, Temor y Caminos de ayer, temas emblemáticos en el país. El ciclo Música popular mexicana a través de sus grabaciones estuvo dedicado a este compositor.

Los invitados en esta ocasión fueron Gonzalo Curiel hijo y Concepción Gómez del Toro viuda de Curiel y la conducción fue de Pável Granados, quienes compartieron con el público anécdotas y vivencias del compositor.

En su oportunidad, el hijo del autor señaló que su padre “supo desde niño lo que quería pues comenzó a tocar el piano a los seis años y a lo largo de su vida desarrolló siempre su gusto por la interpretación de cualquier género musical, popular o de concierto. Fue autodidacta en su juventud, aunque luego tomó algunos cursos en el Conservatorio Nacional de Música, tenía un métodos sui géneris, pues compraba algún disco que le gustaba y la partitura de esa música, y de esa manera aprendió a tocar por nota.

“Imagino que las referencias a diversos géneros en sus composiciones están presentes porque para él no había diferencia entre una y otra, todo era lo mismo en el sentido de que estaban enamorado de las canciones, así que cuando componía algún tema lo hacía con los recursos disponibles a su alcance, sin establecer limitaciones ni fronteras. De ahí su gran popularidad y la vigencia de sus canciones, algunas de la cuales han sido rescatadas por la Fonoteca Nacional para disfrute del público, pues su sonido renovado les otorga otra dimensión”.

Gonzalo Curiel hijo comentó una anécdota correspondiente al inicio de la carrera de su padre. A principios de los años 30 fue contratado en la emisora de radio XEW para interpretar algunos temas musicales de anuncios comerciales, pues en aquellos años los programas eran transmitidos en vivo.

Uno de los músicos de planta de aquella estación fue el doctor Alfonso Ortiz Tirado (Álamos, Sonora, 24 de enero de 1893 – México DF, 7 de septiembre de 1960), destacado cantante tenor y patólogo mexicano, admirado en ambos rubros. “En una ocasión —recordó Gonzalo Curiel hijo—, cuando estaba a punto de iniciar una importante gira por el norte del país, en el último momento le avisaron que el pianista de su orquesta estaba enfermo y que entonces no podía acompañarlo.

“Desilusionado, comenzó a pensar en cancelar todas las fechas que tenía programadas, las cuales abarcaban ciudades de México y Estados Unidos. Pero uno de sus asistentes le dijo que podía conseguir a otro pianista, lo llevó al estudio de la emisora donde estaba tocando mi padre y entonces se quedó maravillado con sus posibilidades interpretativas. Al regresar de la gira, el propio doctor Ortiz Tirado le recomendó seguir adelante por su cuenta, con su propio grupo”.

De esta manera, continuó Gonzalo Curiel hijo, su padre comenzó a concretar sus propios proyectos, pues fundó y dirigió diversos grupos que le permitieron convertirse en uno de los primeros directores de orquesta en la radio mexicana y precursor en realizar composiciones con influencia del jazz.

Con esos elementos realizó al menos un centenar de canciones para diversas bandas sonoras de películas de la llamada época de oro del cine mexicano. En 1954 obtuvo el premio Ariel por la música incidental de la película Eugenia Grandet (Emilio Gómez Muriel, 1953). Trabajó con personalidades como Mario Moreno Cantinflas, Germán Valdés Tin Tan, Alfonso Esparza Oteo, Ignacio Fernández Tata Nacho y Mario Talavera, entre otros.

Pável Granados destacó que sus constantes colaboraciones con otros músicos o cantantes “demostraron el gran espíritu que poseía, pues fue un hombre generoso que gustaba de ayudar a los nuevos talentos. Recordemos que en aquellos años las estaciones de radio eran semillero de cantantes y actores, por lo que en los pasillos de emisoras como la XEW era frecuente encontrar a aspirantes llenos de talento y emoción por destacar.

“Un ejemplo de ello es una anécdota muy bonita ocurrida con una cantante que me parece es mejor no decir su nombre pues ella fue muy famosa, claro no es nada malo lo que voy a decir. El caso es que ella se acercó a Gonzalo Curiel cuando terminó uno de sus programas y le dijo: ‘por favor maestro, deme una oportunidad de cantar en su programa’. Él le preguntó qué canciones se sabía, ella le respondió que todas las de su repertorio y le mencionó algunos nombres. Gonzalo Curiel contestó con una sonrisa: ‘ninguna de esas es mía, pero está bien, te voy a dar una oportunidad’. Así era su personalidad”.

Conchita Curiel, viuda del compositor, comentó entonces que su marido fue un hombre comprometido con su profesión y con el gremio al que pertenecía, “sufrió mucho al principio de su carrera pues su familia no estaba de acuerdo con que fuera músico, sus padres querían fuera médico, pero él no hizo caso. Su talento fue único y la razón principal para  salir adelante; para mí es un honor que ahora lo recuerden de este modo, porque no hay nada mejor que escuchar sus canciones”.

En la sesión se presentaron temas interpretados por Lupita Palomera, Las Hermanas Águila, Consuelo Vidal, Hilda Arce e interpretaciones de algunos de los proyectos musicales que él creó, como el Grupo Ritarmelo (apócope de Ritmo, Armonía y Melodía), integrado por Emilio Tuero, Pablo y Carlos Martínez Gil y Ciro Calderón. Después formó a Los Diablos Azules y Los Caballeros de la Armonía, con los cuales experimentó formas musicales innovadoras para su época.

Algunas de las canciones escuchadas en esta sesión fueron Temor, Un gran amor, Caminos de ayer, Son tus ojos verde mar, Amargura e Incertidumbre.

Fuente: (CONACULTA)

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