El aniversario del miedo

A lo largo de estos años hemos cambiado totalmente:  observemos de qué forma se ha transformado el mundo geopolítico y la geoeconomía, basta ver el mapa de Medio Oriente, convertido en polvorín.
No cabe duda que las transformaciones que atestiguamos no terminan aún, siempre queda resquicio para el temor de un conflicto mundial de mayor envergadura.
Pero en esta etapa de guerra que inició con el pretexto de los atentados terroristas en Estados Unidos, hay vencedores y vencidos; las petroleras son las más beneficiadas del panorama.
En 2003, escribí el libro “La Política del Miedo”, de Ediciones Castillo, entre sus páginas fundamenté que los dirigentes de los grupos petroleros estadounidenses estaban ávidos de promover cambios no sólo en América sino en todo el mundo.
Desde entonces señalé los intereses del “oro negro” en la región y todo cuanto significa infraestructura.
Recordemos que, en el verano de 2000, empezó a funcionar el oleoducto ruso por donde circula el petróleo del Mar Caspio; también Estados Unidos tiene el suyo propio como un proyecto que desembocaría en Turquía.
China y Rusia perfilan sus propios acuerdos en materia energética, lo que ha implicado la intromisión de Estados Unidos en Asia Central.
Asia Central  es la segunda cuenca petrolera más grande del mundo con reservas de 200 mil millones de barriles de petróleo. La primera es el Golfo Pérsico con más de 660 mil millones de barriles.
De ahí, como lo expliqué en mi libro publicado en 2003, el interés de controlar el puente europeo asiático y por tanto la comercialización de la zona.
A COLACIÓN
Todo comenzó en Estados Unidos y la respuesta bélica sobre de Afganistán fue el punto de partida para una promoción de cambios en Irak, Egipto y todo  apunta a Siria aunque el alud no encuentra final.
Paradójicamente, Estados Unidos hoy en día es menos vulnerable en sus reservas de crudo que, por ejemplo, en la década de 1980 o 1990.  De hecho, este país cuenta con más reservas estratégicas y probadas que por ejemplo México.
Para mí, como analista, esto es resultado de la Era Bush, la de dos ex presidentes de un mismo clan: George Herbert W. Bush (20 de enero de 1989 – 20 de enero de 1993) y George Walker Bush (20 de enero de 2001 – 20 de enero de 2009).
Una familia en el poder absolutamente ligada a dos intereses:  petróleo y guerra.
El  plan energético delineado asegura un abastecimiento incesante de petróleo para la economía de la Unión Americana previendo los tiempos de escasez.
Muy en el fondo  están los intereses económicos (que llevan la bandera de aquellos inocentes caídos el 11 de septiembre de 2001) como pretexto en un bolsillo; y en el otro, la llamada Primavera Árabe.
Encontramos un claro ejemplo en Kellogg Brown and Root, una empresa dedicada a la construcción de pozos petroleros, puertos, gasoductos, carreteras, centrales nucleares, plataformas  y estructuras relacionadas con la guerra, hace unos años era la filial más poderosa de Halliburton hasta que se dividieron.
“Kellogg Brown & Root es una compañía estadounidense de ingeniería y construcción, anteriormente una subsidiaria de Halliburton, con sede en Houston. Después de que Halliburton adquiriese Dresser Industries en 1998, la filial de ingeniería de Dresser, la compañía M. W. Kellogg, se fusionó con la filial de construcción de Halliburton, Brown & Root, para formar Kellogg Brown & Root.”
“KBR y sus predecesoras han obtenido muchos contratos con el Ejército de Estados Unidos durante la Invasión de Irak en 2003, así como durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam.”
Dicen los que saben que en cualquier lugar del mundo donde hay una insurrección está la mano de KBR y mucho se hace en servicio de los intereses del gobierno de Estados Unidos en relación con petróleo y gas.
Ante lo cual, en este triste aniversario, no podemos más que mirar asolados cómo  se decide invadir o no a Siria con las consecuencias que, desde luego, desencadenarán para una región de por sí inflamada en más de una década.
Queda  rezar por todas las víctimas y las potenciales víctimas, niños y mujeres, jóvenes y varones que ven cómo les arrebatan todo el presente y  futuro.
Yo solo pienso en todo ese mar inmenso de intereses económicos que sigue estando por  encima del bien primordial de una vida humanal. ¡Y lo qué nos falta por ver!
PD. *Economista y presidente de Consultores en Economía y Educación Financiera.    

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