En conferencia de prensa, la directora de la cinta, Natalia Beristain, expuso que esta historia comenzó con un ejercicio que realizó en el Centro de Capacitación Cinematográfica, pero después se convirtió en realidad en su vida.
“La realización de ese ejercicio en la escuela, llamado Pentimento, coincidió con la enfermedad de mi abuela, quien tuvo una recaída con su alzheimer y yo era la única persona que se encontraba en la ciudad para cuidarla, por ello esta película tiene mucho de autobiográfica”, narró Natalia Beristain.
Acompañada por su padre, el actor Arturo Beristain y la actriz Mariana Gaja, quien junto con Adriana Roel protagoniza la cinta, la directora refirió que esta producción siguió la tradición del cine independiente, filmándose con muy bajo presupuesto, un crew pequeño y en sistema digital.
“Es una historia que yo conocía desde el fondo de mi ser y por ello lo que quería era contagiar al equipo de esa intimidad, pero al mismo tiempo de la naturalidad para abordar la historia, quería que desde el fotógrafo hasta los actores aportaran algo muy profundo de sí mismos”, señaló la cineasta.
Natalia Beristain relató que la presencia de su abuela estuvo siempre en el set, sobre todo en los ensayos previos a la filmación donde surgieron muchas ideas y compenetración entre las dos actrices principales.
“Creo que el cine es un trabajo de equipo y todos aportamos un grano de arena. Lo más curioso es que la película ha estado en Australia, en Corea del sur o Brasil, y el público responde en diferentes culturas de la misma forma, es decir, los sentimientos humanos son siempre el tema más universal”, consideró la directora.
Mariana Gaja, por su parte, celebró que la cinta haya tenido una respuesta tan positiva en los festivales, pero además que conjuntara a un equipo que se dedica a hacer cine por amor al oficio.
“Tener una directora que dirige a sus propios padres ya de entrada es ganancia, pero sobre todo, nos involucrara en esa sensación de familia, por ello todos aportamos de nuestras propias vivencias a la película, incluso la cinta se filmó en la casa de mi abuela, ubicada en la colonia Roma; ver todos esos espacios que conocí desde niña fue un regocijo para mí”, expresó la actriz.
Mariana Gaja dijo que la dirección de Natalia Beristain fue muy clara con los límites de los personajes, pero sobre todo con el tono de verdad que deben de lograr los actores con sus diálogos.
“Ella es una directora que se creó en el mundo de las artes y la cultura –agregó– escuchando los ensayos de su padre actor, por ello al momento capta cuando una palabra o una entonación no encaja”.
Reflexionó que después de hacer esta cinta su concepto acerca de la soledad es diferente, y se dio cuenta de cómo la cercanía con otros seres humanos nos acompaña aun cuando ya no estemos con ellos.
“Mi personaje, después de encontrarse con su abuela, vuelve a estar sola, pero sin embargo se lleva algo del cariño por su abuela consigo, creo que el cine es una aventura y en ella a veces tenemos la fortuna de reconocernos”.
Arturo Beristain, en tanto, admitió que ser dirigido por su hija en una historia tan entrañable es uno de los momentos que todo actor sueña en la vida y en su caso se hizo realidad.
“Es una historia muy cercana a nosotros porque en cierta forma retrata los últimos dos años en que mi madre estuvo con nosotros. Creo que esta película es muy honesta y muy íntima porque retrata el cariño entre dos personas, y eso es algo con lo que todas las personas se podrán identificar”, confió el actor.
Y agregó: “La película es tan cercana que hubo momentos en los que me ganaron las lágrimas, hubo una escena muy difícil donde como padre le digo a mi hija, interpretada por Mariana Gaja, que se despida de su abuela, y ella me responde que no tiene caso, que no se va a acordar, esa sola línea me cimbró y me hizo darme cuenta del poder del cine para retratar nuestras vidas”.
Fuente: (CONACULTA)
