“Historias mínimas de niños máximos”, pequeñas obras de cinco o siete minutos se presentará en el Centro Cultural del Bosque

Historias mínimas de niños máximos son cuatro pequeñas obras de apenas cinco o siete minutos; son cuentos acerca de niños de clase media de la ciudad de México, dirigido particularmente a pequeños de cuatro años en adelante.

El dramaturgo Antonio Zúñiga comenta: “Viví una infancia en situación de pobreza y, aunque esto no define la obra, sí sirvió como impulso para desarrollar estas historias. De ahí que la historia de Toño Moquetes relata toda mi esencia personal”.

A propósito de la reflexión que la obra puede dejar al público, el dramaturgo, advirtió: “Todos, grandes y pequeños, tenemos ideas, queremos participar en las decisiones de la vida, somos complejos, egoístas, crueles y amables, posesivos, compartidos y caprichosos, pero también cedemos. Que todos podemos aprender y que no se necesita ser bobo para comunicarse con los niños y con los papás de ellos. Una relación familiar está determinada por la participación de todos, los padres no pueden decidir sin los niños y los niños no pueden decidir sin los padres”. En este sentido, recalcó que en el teatro infantil es permisible variar el lenguaje, las articulaciones del tiempo-espacio donde se pueden hacer confluir varias realidades al mismo tiempo.

“Los niños de cuatro años tienen limitaciones en el lenguaje, tienen deseos de expresarse pero no pueden hacerlo como lo hace un niño de siete años, que ya pregunta y quiere saber todo, de ahí la imperante necesidad de hablar su mismo lenguaje”, aseguró Antonio Zúñiga, quien tiene veinticinco 25 años escribiendo teatro y diez para el público infantil en específico.

Historias mínimas de niños máximos busca una ambición discursiva, es decir, que los niños que vengan a ver la obra vivan una anagnórisis, como se le pide a un espectador adulto. Es una idea falsa creer que para captar la atención de un niño de cuatro años en escena es necesario la utilización de colores, música, diversión, ruido y un apabullamiento de luz; en realidad no es tan cierto, porque a esa edad los niños se están haciendo preguntas. Con esta puesta en escena queremos que los niños logren reflejarse con la obra, que vean a Toño Moquetes dándole un golpe intempestivo a su papá, puedan observar ese hecho y decir –ahí estoy-, dándole de tumbos a mi papá”, subrayó Zúñiga.

Este es el primer montaje de Gabriela Pérez Negrete como directora, hace su debut en teatro infantil, empresa que requiere de una gran preparación académica, como la que posee la joven actriz egresada del Escuela Nacional de Teatro del INBA, quien además ha participado en poco más de veinte obras, bajo la dirección escénica de Bruno Bert, Miguel Flores y Martín Acosta, entre otros.

Finalmente Gabriela Pérez Negrete, apunta: “Es común creer que la niñez es el periodo más feliz de nuestras vidas; los niños son felices, dicen algunos. Es un tiempo también lleno de angustias, de miedo y de un infinito número de preguntas que buscan respuesta. Nuestras historias mínimas versan sobre algunas de esas preguntas y, a pesar de todo, cómo nuestros niños encuentran respuestas. Quisimos imaginar para poder acercarnos aunque sea un poquito, a ese máximo momento que es ser niño.”

Fuente: (CONACULTA)

 

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