Las seis obras que integran la exposición, cuya curaduría estuvo a cargo de la investigadora Karla Jasso, fueron comisionadas ex profeso para el Laboratorio Arte Alameda, y una de ellas, Órgano, forma parte de la colección del INBA.
El Festival fue fundado en Linz, Austria, en 1997, y cuenta con un centro de exhibición, un laboratorio de experimentación y el festival que convoca anualmente a científicos, artistas, programadores y técnicos para reflexionar sobre las transformaciones sociales y artísticas originadas por la tecnología. Si bien el énfasis de la tecnología actual está en la comunicación, no menos cierto es que ha modificado las prácticas artísticas y la forma en que estas se perciben.
En treinta años de existencia, Ars Electronica ha acompañado la revolución digital con cuestionamientos y debates sobre los procesos y los productos derivados de la tecnología, no obstante que aún falta generar un conocimiento más amplio y formal del concepto digital.
La obra premiada está conformada por un grupo de pianolas, un órgano que reproduce textos, módulos de proyección y escucha de historias contadas exclusivamente con sonidos, una máquina bordadora que escribe secretos codificados, una videoinstalación en la que un escribano refiere lo que le ha sido relatado por escritores y un campanario que funciona como reloj biológico. Por medio de estas piezas, la artista centra su propuesta plástica en una investigación sobre las máquinas y los instrumentos de reproducción del habla, la narrativa, el argumento, el sonido de la escritura y los sistemas de lectura, hasta llegar a proponer sistemas complejos para la escucha, la confesión y el encriptamiento del lenguaje.