Insectos: el plato del día

La  incorporación de éstos y otros invertebrados en la dieta de la población no son resultado de un moderno descubrimiento dado que, ancestralmente todos los pueblos indígenas prehispánicos dependieron  de ellos para obtener la mayor parte de sus fuentes proteicas.
Lo que sí constituye una verdadera novedad es que diversos políticos con posición de voz y mando empiecen a recomendar su consumo en el mundo occidental; por que por supuesto, no podemos obviar que miles de millones de chinos comen insectos.
La semana pasada en España, Miguel Arias Cañete, ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente,  reconoció que  los recursos de tierra y agua no aumentan para satisfacer todas las necesidades de una población creciente.
Durante su ponencia en la mesa “Desafíos y futuro del sector agroalimentario español” de la 19 Unión Interparlamentaria Popular, en Salamanca, España, el político mostró su confianza en que las investigaciones científicas y las innovaciones tecnológicas permitan salvar que en un futuro inmediato poblaciones acostumbradas a una dieta mediterránea deban abandonarla o bien reducirla ante la escasez de alimentos para modificarla a favor de la incorporación  de los insectos.
En el foro,  Arias Cañete afirmó que alguna vez comió artrópodos cuyo sabor no le disgustó, aunque de lo casual a lo habitual todavía resta tiempo.
Para  buena parte de occidente comer insectos es hablar de una comida exótica y las personas que han viajado a China no pierden la oportunidad de tomarse una instantánea con algún bicho cuya sola apariencia repele para llevárselo a la boca.
En oriente no podría comprenderse su ausencia de la cadena alimenticia de más de un mil millones de chinos, la población predominante del planeta tierra.
Ellos lo hacen por esa relación de disponibilidad de productos versus la demanda de la población y su densidad demográfica, empero, hay otras culturas con insectos y otros bichos como   base de su  alimentación junto con el  maíz o el trigo.
Los indígenas que pueblan Latinoamérica y el Caribe han continuado con esa práctica generacional hasta nuestros días; otras tribus de África  donde la hambruna es una constante encuentran en ellos algunas calorías básicas.
A COLACIÓN
¿Está el futuro de la Humanidad en los insectos y bichos? Y ¿Qué pasa con la producción agrícola?
Al respecto, el Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI, estima que para el año 2050, la economía mundial llegará a los 133 billones de dólares, cuatro veces el nivel actual, y la agricultura seguirá siendo un sector esencial para apoyar el crecimiento de los países pobres.
Los cambios que se han producido en toda la esfera de la economía internacional en parte apuntalados por la globalización y el predominio de las grandes multinacionales han tenido un impacto en la agricultura, como sector y actividad, con retos serios derivados de la alteración climática y  escasez de agua.
Así como por las políticas proteccionistas de los países más desarrollados, avance de las  nuevas tecnologías,  penetración de la biotecnología y también del desafío que resulte de alimentar a una población mundial que crecerá en dos mil millones de personas más en los próximos cuarenta años.
La globalización no ha sido fácil de asimilar para el campo y la agricultura. Demos cuenta de ello: primero fueron el neoliberalismo y después la globalización los elementos que contribuyeron ha reducir en varios países la participación porcentual de la actividad agrícola dentro del Producto Interno Bruto (PIB).
Ello ha provocado que pasemos, de un basamento en la actividad primaria de la producción (esto es más perceptible en varios países de América Latina, Asia y África) hacia la moda de la expansión del sector terciario de la producción que no añade ningún valor agregado a la economía y que en cambio, ha convertido a diversos países, en auténticos “fayuqueros” y mercaderes de tercera.
La nueva piramidación de la economía mexicana es reflejo de la pérdida de la soberanía alimenticia –por el adelgazamiento del sector agrícola– que es cubierta mediante la importación de alimentos, lo que deja todavía más expuestos a los mexicanos a los vaivenes de los precios de bienes básicos en el mercado internacional.  Esto es una realidad innegable.
PD. Mi twitter @claudialunapale. Mi blog es http://claudialunapalencia.blogspot.com

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