Tres fundamentales tauromaquias: Sánchez, Saldívar y El Payo

No sólo han dejado grato sabor de boca en la actual Feria de Aguascalientes, sino también en su paso por varias plazas del país; y seguramente tanto Juan Pablo como Arturo, consolidarán en su paso por la primera plaza del mundo, la Monumental Plaza de Las Ventas, un nivel de primer orden.

Ver torear a Juan Pablo, es conocer el espíritu indómito que con base en su pulcra técnica, sentimiento y valor, consuma propuestas que conmueven, ya sea por la belleza en las formas, consecuencia necesaria de la creación que tiene sustento en el contenido; y emocionan también, por ese contenido que está a través del drama inherente, en la confrontación cuando el peligro sordo se hace presente y, es dominado por la serena inteligencia del artista.

Todavía recordamos sus comparecencias en la parte final de su vida novilleril en Las Ventas, en donde dejó claro, el futuro que ahora observamos como un sólido presente, que va para más… para mucho más. Tiene de donde heredar, sin lugar a dudas, y aquí me permito recordar un importante hecho que fundamenta la herencia referida, al visitar el archivo de sastre de la memoria a través de una de las faenas más importantes que viví en la Monumental México, la del 5 de febrero de 1984, al toro Capitán de De Sanriago, el artista: Ricardo Sánchez, el premio… los máximos trofeos.

Lo mismo ocurre con Arturo Saldívar… el auténtico Rey Arturo -hay imitaciones… no crea en ellas-, ha sabido conquistar el respeto en España como en México, y seguramente le veremos en Las Ventas, demostrar todo ese potencial que tiene, a través de luminosas creaciones. Lo ha hecho en México con una expresión sobria, con clase y calidad, tiene todo para ser el mejor, todo está en sus manos para que lo consiga.

Lo edificante ha sido el reencuentro de, Octavio García El Payo, tras el fracaso de Madrid, el año pasado, se percibe visitó a la edificante autocrítica, la fundamental reflexión en compañía de la fidelidad y sabiduría de su apoderado, Alberto Elvira, y el resultado es más que halagüeño… promisorio; la experiencia ha sido importante y se está recuperando a un torero con todas las posibilidades para estar en lugar de privilegio, y si los fallos con el acero le han impedido el corte de orejas, eso de ninguna forma borra las creaciones escritas en el redondel.

Al fin y al cabo, a ese recinto de arte llamado plaza de toros, vamos a ver las luminosas creaciones de los oficiantes llamados toreros, siguiendo el rito y la liturgia, que hace trascender al artista y a los espíritus de los diletantes taurinos en el universo.

¿Hay más jóvenes mexicanos en el horizonte?

¡Por supuesto!

Ahí, por ejemplo, están Fermín Rivera, Sergio Flores, José Mauricio, esté último si bien ha caído en un bache tiene todo para salir adelante. No se puede ni debe olvidar la inquebrantable lucha de El Chihuahua, o la de Juan Luis Silis… o bien, la de Michelito Lagravere, la voluntad de estar presentes de Joselito Adame, Mario Aguilar, Juan Antonio y Gerardo Adame, Óliver Godoy y Christian Ortega, tan sólo por mencionar a algunos; o bien de otros jóvenes como Juan Fernando, quien siendo tan buen torero, no tiene la suerte de contar con un padrino poderoso; y qué decir del novillero Ricardo Frausto, y de toda la novillería de la que en este momento se observa hay interesantes prospectos: Brandon Campos, que estuvo más que digno en Madrid, o bien, en México, Alejandro Lima Hernández El Mojito, quien está cautivando a los públicos en donde se presenta, como por ejemplo, la conocedora afición de Aguascalientes; y qué decir de Antonio Lomelín hijo.

Sí… ahí está Diego Silveti, pero le falta ser más él mismo, y olvidarse de estar copiando un día sí y otro también, a su siempre bien recordado y admirado padre. Nunca segundas partes han sido buenas, y esto a la postre puede cansar al gran público. Tiene cualidades debe aprovecharlas creando su propia personalidad.

Y claro, ahí observando a todo este maravilloso escenario de buenos toreros, que poseen el toreo sobrio, elegante, con clase y calidad, está el jacarandoso señor Cejas, quien tras su estentóreo fracaso en España, en lugar de visitar a la edificante autocrítica, ha seguido siendo el mismo… rodillazos por aquí, rodillazos por allá, un toreo carente de calidad, más bien vulgar, manejo de las masas, un toreo acavazado, abusando del pico de la muleta, saliendo rebotado del espectacular espadazo y rodar en las mayoría de veces por todo el largo y ancho de la arena; esto es, seguir el reprobable abuso de la buena fe del respetable a través del toreo a las graderías.

No entendió el mensaje de España: “… señor Cejas usted póngase a torear al toro”, y así en este contexto, su modo de hacer el toreo cada vez está más fuera de cacho. Muy a pesar de que tiene un gran apoderado que dejó como regalo -cuando fue torero- al paladar taurino, faenas de corte artístico, nos referimos a Fermín Espinosa Armillita hijo.

A las plazas de toros, salvo mejor opinión, uno va a emocionarse, a conmover y trascender en su espíritu por medio de las intensas creaciones artísticas; a divertirse se va al circo porque los payasos hacen lo propio para ello.

Los toreros… son artistas.

Y en este halagador contexto, seguros estamos que si todos estos jóvenes se desarrollan en México bajo la sentencia de la sabia conseja popular:

EL TORO AUTÉNTICO PARA EL TORERO DE VERDAD.

Volverá a brillar con radiante luz la tauromaquia mexicana.

¡Qué así sea!

 

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