Los dulces regionales están presentes en cada ocasión y son un ejemplo vivo de las tradiciones mexiquenses

Es así que hablar de la cultura del dulce regional se convierte en un hecho completamente trascendental para consolidar la historia y la cultura que a diario construimos como entidad y como país. Por medio de los dulces se evidencian los rasgos característicos de cada lugar así podemos disfrutar de una “duquesa” en los Portales de Toluca o de una rica leche quemada en Tenancingo que estimulan por el sabor y el colorido.

Los dulces en la época prehispánica eran la miel silvestre, la miel de la caña de maíz y el mezquite, por mencionar algunos; después, el Valle de México y, sobre todo, el Valle de Toluca comenzaron a elaborar exquisitos dulces a base de miel, ya que es el único endulzante que se conserva a pesar de tantos años y que además dota de sabores extraordinarios, pero el origen de los dulces surgió en los conventos, aquellos claustros en donde se forjaban las labores de la cocina como una disciplina estricta.

Así, se elaboraban diferentes postres resultado de un mestizaje gastronómico, como las conservas de los frutos mexicanos, confituras de frutas secas o los confites de pepita de calabaza que aún hoy se vende y se come con singular alegría, especialmente en noviembre, cuando se coloca la Feria del Alfeñique en Los Portales de Toluca.

Los dulces no faltan en las ferias o fiestas mexiquenses, son además uno de los más elegantes, ricos y valorados obsequios que se pueden hacer. Los dulces regionales están presentes en cada ocasión y son un ejemplo vivo de las tradiciones mexiquenses.

Si quieres saber más sobre los dulces mexiquenses, visita el Museo de Culturas Populares, donde podrás disfrutar de un recorrido por esta dulce tradición, así como comprar las más variadas y sabrosas piezas de dulces regionales. Te espera en Bulevar Jesús Reyes Heroles No. 302, Del. San Buenaventura, en el Centro Cultural Mexiquense.

Fuente: (CONACULTA)

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