La historia del muralismo mexicano de 1920 a 1940, reunida en tres volúmenes por Ida Rodríguez Prampolini y Cristóbal Andrés Jácome

El maestro en Historia del Arte y encargado de la edición e investigación iconográfica, Cristóbal Andrés Jácome, explica que este estudio, coordinado por Ida Rodríguez  Prampolini, no sólo hace visible a los tres grandes (Orozco, Rivera y Siqueiros), sino también a una serie de artistas menos conocidos que contribuyeron a que el muralismo mexicano fuera una movimiento artístico a gran escala.

En entrevista vía correo electrónico, el también especialista en arte y arquitectura mexicana del periodo de 1925 a 1968 señala que en estos volúmenes los lectores van a encontrar un panorama extenso y complejo sobre el muralismo mexicano. “Dan cuenta que se trata de un movimiento más allá de las fronteras nacionales y del cual aún falta mucho por investigar”.

Por lo pronto, dice, esta edición “llena un hueco en varios sentidos: es una obra completa sobre todos los murales que se realizaron en ese periodo y el estado de conservación que tienen”. Los datos recogidos por los investigadores, en el tema de restauración, llegan hasta 2006, por lo cual los trabajos de rehabilitación en el Mercado Abelardo Rodríguez no están documentados.

Además, dice, este compendio cumple con establecer diálogos entre aquellas obras que pertenecen ya al imaginario cultural mexicano y otras manifestaciones pictóricas que habían quedado relegadas en las tramas de la historia del arte en México.

Entre las obras poco conocidas que describen los libros están “Las mil y una noches”, de Emilio Amero, pintada en las paredes de la Escuela Belisario Domínguez y que ya desapareció; el de Gabriel García Maroto, pintor español, que hizo su obra en los muros de la escuela primaria Francisco Giner de los Ríos, ubicada en la calle Isabel la Católica 370; de Máximo Pacheco, artista otomíe que realizó más de 20 en sitios públicos y privados del DF y otros estados y de Ramón Sosamontes, cuya obra fue realizada en el  Rancho Vista Hermosa, de Guanajuato, pero que ya no existe.

IMPORTANCIA. Cristóbal Andrés Jácome actualmente estudia el doctorado en Historia del Arte en la Universidad de Texas, en Austin. Sobre la importancia del muralismo en el país, señala que “es parte sustancial del imaginario nacional. Es un repertorio visual complejo, con muchos niveles de interpretación. Como construcción histórica no se trata de un movimiento unívoco, con un programa establecido que todos los pintores siguieron y aunque hubo una línea ideológica de base, no fue necesariamente seguida por todos los pintores”.

Sobre el estado que guardan actualmente los murales producidos en esas dos décadas, el especialista indica que en los últimos años se realizó un rescate importante, pero “los murales que están en puntos lejanos de la capital son los más olvidados”.

VOLÚMENES. Los tres volúmenes se titulan: uno, Crónicas, el cual contiene los artículos publicado en la revista con el mismo nombre de 1998 a 2007. Los dos siguientes son el Catálogo Razonado I y Catálogo Razonado II, en los cuales documenta todos los murales que se desarrollaron en los años 20 y 30 del siglo pasado, además de señalar cuáles deben ser rehabilitados.

La caja con los tres libros es publicada por el Fondo de Cultura Económica, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Veracruzana, el Conaculta e INBA. Los contenidos se desprenden del seminario “El Muralismo producto de la Revolución Mexicana”, que se realiza desde 1997 en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, y que coordinó hasta 2006 Rodríguez Prampolini.

Fuente: (cronica.com.mx/Adrián Figueroa)

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