“Sombra sin sol”, de Francisco Lerdo de Tejada, una novela taurina mexicana

En nuestro país está presente desde muy poco después de la Conquista, por lo que en justicia debe entrar en esta serie conmemorativa, pues, incluso, como reseñé en anterior nota, corridas de toros hubo hasta en lo que hoy es el Palacio Nacional y los sucesos taurinos eran parte de la vida cotidiana en la ciudad hasta hace menos de cinco décadas. ¿Cómo olvidar la fotografía de la casi angelical María Félix en compañía del “feo” Agustín Lara en la barrera de la Plaza México?

Como todas las artes, cada quien elige una o se siente naturalmente inclinado a alguna o algunas en particular, ya sea a practicarla o a contemplarla, a seguirla, según sea el caso; desafortunadamente, hay gente que no siente el llamado de ninguna, lo cual casi siempre es lamentable. A mí, la literatura me conduce por intrincados laberintos de libros y a la búsqueda de algunos ejemplares raros, así, sólo por azar, por ser parte del ritual que implica adquirir uno desconocido o uno largamente deseado. El sortilegio casi siempre surte efecto. En mis andanzas librescas, a finales del año pasado, encontré un librito que no conocía por el título ni por el autor, pero que me cautivó por el motivo de su portada, sin duda, con tintes melodramáticos, incluso cursis. Ahí mismo se consigna al autor de la misma: Pancho Flores, reconocido pintor de temas taurinos en nuestro país.

Además, en la contraportada hay un texto de presentación de un autor aún desconocido para mí, Rodolfo Martínez López, mas aquél está impreso sobre una foto en tinta azul de, me parece, el entonces joven matador Manolo Martínez. Leí esa nota y al concluirla ya estaba convencido de llevarme el libro: en pocas palabras, se trataba de una novela mexicana de tema taurino. Esta última razón fue definitiva para mi decisión. No abundan aquéllas en nuestra narrativa (y dadas las actuales condiciones, en mucho contrarias a la fiesta, no creo que vayan a surgir muchas más –ni se ven–), ahora sólo logro recordar la del extinto Luis Spota: “Más cornadas da el hambre”, con la que no pocas similitudes o relación guarda la que ahora procedo a comentar.

Es una novela que se sale de las categorías (excepto por el tema, ya señalado) o que puede ser clasificada en varias: social, de tesis o incluso rosa. Trata de un joven matador llamado Librado, de los rumbos de Tacubaya, que decide volverse matador de toros cuando apenas salía de la infancia y comenzaban las comezones de la adolescencia. Dividida en dos partes –”Sombra sin sol” (Ediciones Urus, México, D.F., 1972) está dedicada a don Indalecio Sánchez Gavito–, abunda en detalles de los entretelones del ambiente taurino y del mundo de los aspirantes a toreros con todos los tejemanejes de los empresarios y sindicatos. De hecho, la primera parte podría considerarse como los inicios del aspirante a novillero –o las cuitas del pobre Librado– y la segunda versa sobre las congojas del novillero que no ve cómo triunfar en la “que da y quita”, la Plaza México, “la más cómoda y grande del mundo”.

Sin duda, es una buena novela, tanto en lo relativo a la trama como a los recursos literarios. Incluso, como muchas novelas de tesis, el interés decae cuando expone los argumentos contra los empresarios que manejan la fiesta y explotan a los aspirantes a figuras del toreo. Asimismo, hay varios trazos que nos hablan de una ciudad de México ya desaparecida, de algunos de sus usos y costumbres también confinados a la tierra insondable del olvido. Tampoco se debe soslayar el uso del lenguaje “florido”, la jerga de los aspirantes es muy interesante, hasta como para materia de estudio. Sin restarle méritos al autor, lo más sobresaliente de este librito (tres mil ejemplares en papel Diario, numerados, el mío es el 2394; 200 en papel Chebuco) son los “Apuntes” de Pancho Flores, pletóricos de sentimiento, pasión, torerismo. Arte puro.

Por último, quiero adelantar que en esos días finales de 2012 encontré otras curiosidades taurinas, principalmente objetos impresos, incluso una bota española preciosa. Entre ellos un catálogo hermoso, unas postales taurinas y una biografía de Juan Belmonte. Bien, el plan es ir comentando éstos y buscar más datos del autor y pintor susodichos en este mismo espacio poco a poco, conforme maduren las uvas… Hasta entonces.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

Foto: Portada de un libro digno de una adaptación cinematográfica o telenovelesca.

Cortesía: Ediciones Urus.

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