No tienes que demostrarle nada a nadie. ¡Libérate!

Puedes perderte al equivocarte, poniéndote en una posición que no te corresponde, que realmente no es tuya, en la que has cedido y has permitido;  pero ella no te corresponde, no es tuya. Al permitir cedes, al hacerlo puede ser peligroso.  Pierdes tu libertad, te enlazas, te culpas y condenas a permanecer pendiente de pensamientos, de actos de otros, y te predispones a demostrar, mostrar.  En lugar de disfrutar lo que eres y lo que tienes.   ¡Libérate!
Lo que eres, no es para demostrarle nada a nadie.  Lo que eres es para ser vivido, disfrutado por ti mismo.

Debes fluir, si no lo permites, surge frustración.  Al imponerte sin darte cuenta, te impones cargas adicionales y es muy sútil que permanezcas luchando contigo por
demostrar, por convencer, o por lograr, circunstancias, condiciones y cosas.

Establécete, reconoce quién eres en el reino, ponte de acuerdo contigo, sé flexible no de doble ánimo.  Marca límites.  Confía en tus talentos, en Mi presencia, en Mi
consejo.

Mantente firme, esfuérzate y sé valiente. Fluye, no detengas lo que debe salir a luz de tí.

Entra en mi reposo, recuerda que estás en el reino y unido a Mi, se mostrará la unica realidad, estoy a tú lado.

Esto te hace saber el Rey

Redacción Azteca 21

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