“‘El Taquito’, una historia que contar”, libro de Rafael Guillén que documenta 89 años de arte taurino, cultura y comida mexicana

“El restaurante ´El Taquito´ ha acumulado un enorme testimonio a través de sus fotografías, que junto con infinidad de pruebas testimoniales y documentales de sus visitantes, artistas, políticos y gente del mundo taurino, ha trascendido el círculo familiar y del lugar, para llegar a diversos sectores de la sociedad”, afirmó Guillén.

Detalló que el proceso creativo de esta obra, presentada hoy en el mismo lugar emblemático del Centro Histórico, fue difícil por el cúmulo de información.

“El reto fue ordenarla hasta que poco a poco, con la invaluable ayuda del periodista y editor Alberto Carbot, quien aportó el diseño, formación y textos, terminamos el trabajo de casi tres años”, añadió.

Explicó que la idea original era sacar una publicación austera y sin más recursos documentales que algunos recortes de periódicos y datos sobre quienes han estado ahí. Sin embargo, “la historia de ´El Taquito´ no se puede reducir a un folleto, por eso entre Carbot y yo decidimos este libro”.

Por su parte, Alberto Carbot, coautor de la obra, comentó que se involucró decididamente en este proyecto por varias razones. “Una de ellas, porque desde que le conocí, luego de haber tenido el privilegio de tratar a su padre, don Rafael, surgió una identificación en su incipiente actividad como cronista”.

Señaló que Rafael Guillén es un hombre inteligente y noble, que sabe escuchar y asimila pacientemente los secretos del oficio periodístico. “Además, tiene ese don para cultivar las relaciones personales, porque trae en sus venas el gen de su estirpe”, anotó visiblemente emocionado por ver la obra concluida.

No obstante, abundó, la razón más profunda por la cual se decidió a colaborar en su proyecto “fue porque se trata del libro que yo mismo hubiese deseado escribir, porque rescata gran parte de la historia de los últimos 90 años. ´El Taquito´ forma parte de un universo de estudio muy amplio, como la propia historia del país”.

Carbot consideró que, seguramente, las representaciones gráficas y los apuntes que conforman el libro “serán de utilidad para los cronistas del futuro, para tener una idea de la importancia del ‘todo México’ que ha concurrido a este célebre templo de la buena cocina mexicana, que en breve será centenario”.

Ciertamente, “El Taquito” es lugar de referencia. Ahí estuvieron Marilyn Monroe y María Félix; Cantinflas era asiduo comensal y hasta Fidel Castro acudió a comer, poco antes de que se lanzara a su aventura para encabezar la revolución cubana, junto con su estratega Ernesto “Che” Guevara.

“El Taquito” sirvió comida para el presidente estadounidense John F. Kennedy, el príncipe Carlos de Inglaterra y el Papa Juan Pablo II durante su primera visita a México, aunque ellos no estuvieron físicamente en el restaurante.

La obra contiene cientos de anécdotas en sus 320 páginas y más de 650 fotos, de una selección de más de cuatro mil que conforman el acervo del restaurante.

En su texto de introducción a la obra, Carbot señala que “´El Taquito´ también vale una misa”, y que “es más que un lugar donde se puede dar rienda suelta al hedonismo culinario. En él, en medio de los exquisitos aromas y sabores de la buena cocina mexicana, al calor de un buen trago, pueden comentarse los sucesos del día o deshilvanarse recuerdos de un México que ya no es igual”.

Para el co autor del libro, “El Taquito” no es un simple restaurante, “es una verdadera galería donde todavía se percibe la cercana presencia de personajes que llenaron toda una época del México de Oro, como “Tin Tan”, Agustín Lara, “Manolete”, Diego Rivera, Jorge Negrete, Pedro Armendáriz y Miguel Alemán.

“Pero también Pedro Vargas, María Félix, José Clemente Orozco, Mario Moreno ´Cantinflas´, por citar sólo a unos cuantos, aunque también figuras de la talla de Anthony Quinn, Ricardo Montalbán y Gary Cooper, degustaron los selectos platillos que ahí se preparan”, apunta Carbot en su texto.

El prólogo es del periodista Jacobo Zabludowsky, quien señala que “antes de que la ciudad se mudara quien sabe a dónde, ‘El Taquito’ era el centro de un reloj que a las doce marcaba Tepito, a las tres el Abelardo Rodríguez, a las seis La Merced y a las nueve La Lagunilla. Era el centro del Centro”.

Fuente: (Notimex)

 

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