“Deseo… ese obscuro objeto”, exposición de Juan Carlos del Valle

Así, en un espacio artístico lindante con el espacio público, al pie de la acera la improvisada galería, el rótulo de la exposición colocado en una verja prefigura lo que verá el atraído por la evocación del apetito, de lo apetecido. En paredes blancas, impolutas, hay colocados cuadros de formato regular y pequeño, anclados con frases de autores selectos, que invitan e incitan al espectador a reflexionar sobre sus deseos, a compenetrarse con lo que el objeto del cuadro le propone: verse en el espejo de la cotidianidad, del deseo abstracto vuelto materia comestible o simplemente en otro objeto mental, materia de la concupiscencia.

“Uno experimenta la más grande de las frustraciones al no poder alcanzar aquello que desea, no por no poder alcanzarlo, sino por tener plena conciencia de esa imposibilidad. Lo asequible, para el ser humano, carece de interés”, señala De Ybarra en el catálogo de la muestra. Quizás por eso el arte cada vez más vuelve a ser deseado, en la medida en que es asequible es inalcanzable para el común de los mortales. Paradojas artísticas y metaliterarias…

Del Valle vuelve a retomar un asunto que lo ha incitado a crear desde hace unos años: el deseo y sus posibilidades objetuales, es decir, cómo padecemos ese apetito perturbador y cómo lo trasformamos en imágenes, que a su vez se resuelven en objetos por todos apetecidos, verbigracia, la posesión mental de lo soñado, los pastelillos chatarra o las muñecas inflables o cuasi anoréxicas…

Si una palabra podría intentar definir la obra pictórica de Juan Carlos del Valle es perturbar, en otras palabras: alterar o poner en tela de juicio lo establecido y comúnmente aceptado con base en “inocentes e ingenuas” imágenes nuestras de cada día. Nos invita, literalmente, a probar nuestro propio chocolate de deseos.

Con sólo cinco días de exhibición en los bajos de esa casona de la calle de Jalapa, “Deseo… ese obscuro objeto” brindó la ocasión de conocer la obra de un artista plástico que permanece fiel a su concepción estética y a su particular visión del mundo actual, el que consuetudinariamente padecemos y gozamos, como esas oscuras noches en que los deseos nos chupan la sangre y la paz como chinches entre sábanas blancas.

La exposición “Deseo… ese obscuro objeto” fue producto de un proyecto de Diego de Ybarra y Natalia Dávila Fine Art, con la curaduría de Diego de Ybarra, museografía de éste y Eric Giebeler; contó con el patrocinio de Veuve Clicquot, Belvedere Vodka y Hennessy. El catálogo fue obra de Museum + Latinta.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

Foto: Juan Carlos del Valle y Diego de Ybarra.
Azteca 21/Gregorio Martínez M.

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