Hallan ofrenda en un antiguo barrio de Tenochtitlan

Asimismo, se hallaron tres pequeñas plataformas rectangulares de arcilla, de entre 2 metros de longitud y uno de ancho en promedio, que estaban a 2.5 metros de profundidad a partir del nivel de la calle. Los descubrimientos se registraron durante trabajos de salvamento arqueológico que realiza el INAH en un predio particular.

De acuerdo con la arqueóloga Maribel Cruz García, encargada de las investigaciones en el lugar, también se localizaron un pozo de 85 cm de diámetro interno, y un muro de dos metros de longitud, ambos de época colonial; así como fragmentos de materiales de cerámica de ese mismo periodo, como tazas, jarros, platos, tazones y figuras antropomorfas de los siglos XVI y XVIII.

“Los hallazgos permiten documentar las características constructivas de las viviendas que hubo en el sector sur de la antigua ciudad de Tenochtitlan, porque de acuerdo con el plano reconstructivo de Alfonso Caso, los elementos descubiertos se localizan dentro del antiguo barrio de Teopan o Zoquiapan, mismo que durante la Colonia formó parte de la traza urbana destinada al asentamiento de la población española”, declaró el arqueólogo Manuel Eduardo Pérez Rivas, director de Salvamento Arqueológico del INAH.

La especialista Cruz García detalló que a mediados de marzo pasado se localizó —a dos metros de profundidad a nivel de piso— una gran cantidad de concentraciones de lítica tallada, compuesta por núcleos agotados, lascas, navajillas prismáticas y algunas preformas de obsidiana verde y dorada; al extender la excavación se descubrió una vasija de cerámica naranja cubierta con un cajete, ambos fragmentados, en cuyo interior había carbón y huesos humanos cremados.

Preliminarmente, los especialistas indicaron que la elaboración y depósito de artefactos de talla lítica estaba asociada tanto a procesos económicos de producción, como a actividades rituales en un contexto residencial, como lo apunta la gran cantidad de fragmentos de obsidiana que se encontraron dispuestos alrededor de la ofrenda, y a juzgar por elementos como la posible base de un bracero que también se halló.

En este sentido, la arqueóloga Maribel Cruz abundó que alrededor de la vasija se encontraron también un malacate, un tejolote (mano del mortero), un pulidor y un sello con la representación de un reptil, y de frente una segunda olla de cerámica. A partir de las características de dicha cerámica, dijo, preliminarmente la ofrenda se ha fechado hacia el periodo Posclásico Tardío (1350-1521 d.C.), lo cual se confirmará con estudios que habrán de realizarse.

El arqueólogo Pérez Rivas explicó que “el sistema de producción de herramientas de obsidiana, como navajillas con núcleos prismáticos, consistía en pulir los extremos de un núcleo del mineral vítreo o de un fragmento grueso previamente seleccionado, y posteriormente con un asta de venado o algún tipo de hueso, se hacía presión sobre la obsidiana para sacar las navajillas”.

Los expertos del INAH mencionaron que al ampliar el área de excavación en búsqueda de más ofrendas, se encontró un muro colonial de sillares de mampostería —de dos metros de longitud— que al ser construido alteró el contexto de la ofrenda. Posterior a dicha pared, también se halló un pozo de agua, posiblemente del siglo XVIII, de 1.8 m de brocal, alrededor del cual había desecho de talla de obsidiana y algunos fragmentos de cerámica prehispánica y colonial.

Entre los materiales prehispánicos de cerámica encontrados, destacan fragmentos de platos, cajetes, comales y figurillas zoomorfas y antropomorfas; mientras que los coloniales corresponden a restos de tazas, jarros, platos, tazones y de figurillas humanas.

Asimismo, durante la ampliación de la exploración arqueológica, se localizó una pequeña plataforma prehispánica de arcilla sobre la que desplanta un muro colonial, de grandes bloques conocidos como sillares, colocados a su vez sobre tezontle. A partir de dos platos de cerámica vidriada, encontrados cerca de dicha pared, se calcula que ésta podría ser del siglo XVI.

Posteriormente, se hallaron otras dos plataformas de arcilla prehispánica; la primera de 2.6 metros de largo y 1.5 de ancho, en la que se puede observar la huella de un poste de construcción y un canal seco que la cruzaba.

Finalmente, en la segunda plataforma —de 2 metros de longitud y 1.5 de ancho— se localizó un piso desplantado hacia arriba, un escalón y un apisonado con recubrimiento de estuco, así como un elemento circular que aún no se ha identificado por completo, que quizá sea la base o desplante de un bracero.

Fuente: (INAH)

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