Pléyade de autores levanta ovación en el “Festival Internacional Poesía y Prosa”

La velada del 26 de abril inició con la participación del mexicano Eduardo Lizalde, Premio Nacional Ciencias y Artes 1988. “Uno de los poetas mexicanos vivo más destacados e importantes de su generación”, comentó al presentarlo la actriz Angélica Aragón.

“Sus poemas crean una voz concentrada y monolítica, posee una sola voz inconfundible donde la exactitud de su lenguaje mide y sopesa las proporciones de la realidad, la más pura cepa filosófica, pero también, la más clara inteligencia poética”, comentó.

Lizalde, dijo Aragón, “no deja de preguntarse a cada instante si las palabras son capaces de  poseer al mundo”. El escritor dio lectura a algunos fragmentos de sus poemas como Cada cosa es Babel, El tigre en la casa, Grande es el odio, Tarántula, Mar y, Madre y muerte.

El segundo turno fue de la novelista y dramaturga de origen sudafricano, Gillian Slovo, en cuyos textos la desarticulación del apartheid en su país es un tema recurrente. El texto que compartió en inglés, posteriormente leído en español por Angélica Aragón, contó la historia de un general en batalla que termina decapitado.

La sesión continuó con la participación del mexicano Enrique Serna, ganador del Premio Mazatlán de Literatura y el Premio de Narrativa Colima. Sus cuentos figuran en las principales antologías del género. Calificado en 2002 por la revista Letras Libres como uno de los mejores cuentistas mexicanos y,  en 2003, fue seleccionado, en una lista publicada en la revista Cambio, por el escritor Gabriel García Márquez como uno de sus cuentistas favoritos.

Serna  dio lectura a uno de sus cuentos recientes La incondicional, el cual retrata los verdaderos pensamientos de una mujer sumisa que le reclama a su marido en su lecho de muerte su infidelidad y le confiesa una que otra verdad. El texto provocó en los asistentes risas y reflexión sobre la vida en pareja y la cotidianidad.

“En la casa eras un rey, o más bien creías serlo, pues nunca te diste cuenta de que yo fingía obediencia para mandar mejor. Así como lo oyes: yo he mandado siempre desde el suelo donde estoy tendida a tus pies”, relató.

Después tocó el turno del periodista, crítico, ensayista, Luis Miguel Aguilar, quien antes de dar lectura a su prosa, agradeció la invitación de leer sus propios relatos y no para analizar, reflexionar u opinar de distintos temas.

Dio voz a los poemas: José María Maderero y Ricardo testigo, textos de personajes que ya muertos comentan algún momento particular de su vida. A La Venganza, una historia personal referente a sus padres, después leyó El pelotero y terminó su participación con su obra dedicada a Kathleen y WD Snodgrass,  Parábola del Canicas.

Finalmente, llegó el turno de la figura principal de la noche, el poeta sirio Adonis, quien exclamó uno de sus poemas en árabe, su idioma natal. Sus poemas Conjuros y No, fueron leídos en español por Angélica Aragón.

Al concluir su participación, Adonis recibió una larga ovación del público joven y adulto que  se citó en el patio central de La Ciudadela, mismos que se acercaron a los autores para solicitarles fotografías y autógrafos.

Fuente: (CONACULTA)

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